martes, 22 de diciembre de 2015

Continúo con mi epistolario de 1957

EPISTOLARIO SEMO 15

Cape Girardeau, Mo., 24 de octubre de 1957

Muy queridos papás:

Mamá, me dio mucho gusto saber que ya volvió Margarita pues así ya podrás descansar un poco más.  De lo que me preguntas de los vestidos, pues no me acuerdo exactamente cuáles dejé, pero el de falla color ladrillo y el azul no los quiero vender. Tengo un amarillo que dejé con la señora Rosita, en Monterrey, uno salmón y uno viejo azul con solferino y el suéter amarillo; ésos sí los puedes vender, pero los otros no porque me quedan muy a gusto para andar en la casa y barrer.

Qué bueno sería que Dios nos diera la lotería o la situación se compusiera mucho para que pudieras venir pues te encantaría conocer Cape y tantas señoras amables y a todos los profesores. El domingo pasado fui a pasear con los señores Bollack, son bastante ricos pues basta con mirar los diamantes de la señora para saberlo. Hace veinte años el señor Bollack iba a poner una empacadora en Durango, pero siempre no cuajó el negocio. En febrero del año próximo van a ir a Panamá de vacaciones, de allí van a ir a México y puede ser que vayan a Durango. Si van, te van a hablar por teléfono para que así ya sepas quiénes son si algún día recibes una llamada de gente que no conoces.

De la comida no te puedo decir exactamente qué comemos porque varía bastante, pero es muy buena. Sólo el desayuno no cambia y es más o menos así: jugo de toronja o tomate y, luego, cereal, algunas veces corn flakes,  rice Krispies, avena y uno que yo no conocía. Además, café con crema y luego lo que sigue:

Lunes: biscuits, tocino frito y gravy.
Martes: donas y pan tostado con mantequilla.
Miércoles: French toast. Es una rebanada de pan bimbo mojada en una salsa especial de huevo y frita, parecido a los hot cakes. Se sirve con mantequilla y miel Caro. Delicioso.
Jueves: huevos revueltos y pan tostado.
Viernes: sweet rolls y pan tostado. Son unos panecillos con betún.
Sábado: hot cakes.
Domingo: huevos estrellados.

El desayuno es así cada semana.

El lunch cambia un poco; montones de papas, algunas veces hot dogs y todos los sábados, hamburguesas. Los viernes generalmente es ensalada de atún porque como hay muchas católicas, es una lata hacer dos comidas. Frijoles, ejotes, espinacas, etc. Y leche. De postre, algunas veces es un pedazo de pastel de café,  gelatina, plátanos, frutas de lata, etc.

La comida es rica, especialmente miércoles y domingos. Los miércoles porque tenemos que vestirnos elegantes y generalmente es un buen trozo de carne, puré de papa, gravy, chícharos, ensalada y pan. De postre, helado o pie a la mode. Los domingos es pollo o jamón, ensaladas, legumbres y papas (no abandonamos las papas) y helado. Los demás días es más o menos lo mismo: carne, papas, ensalada y, de postre, frutas de lata o short cake cada dos semanas. Todos los jueves, para el lunch, tenemos macarrón con picadillo, como lo prepara Carmelita, y es rico; algunas veces tenemos arroz con leche, pero no me gusta como lo preparan aquí. Como ahora ya está haciendo frío, nos dan sopa caliente dos veces a la semana. Ojalá lo entiendan porque me hice bolas y quedó muy complicado.

Yo he querido saber cómo preparan muchas cosas, pero todo es de lata, nada más calentado, así que tendría que cargar con todo el laterío.

En general, comemos muy bien, pero tenemos muchas féculas porque es más barato y es por eso que estoy engordando y vieras todo lo que no como. No pruebe azúcar en nada; los primeros días la toronja me sabía a rayos pero ahora ya no me parece tan amarga. No como helado, ni gravy, ni mantequilla, ni cereal; Ya materialmente no puedo dejar de comer nada más porque me moriría de hambre.

Bueno, mamá, creo que es todo por ahora. Ojalá que todos estén bien y que las cosas mejoren.  Reciban un abrazo y todo el cariño de,


P.D. Este fin de semana voy a ir a Festus, queda cerca de San Luis.



Distintas maneras de recordar a los difuntos

FESTIVIDADES PARA RECORDAR A LOS DIFUNTOS

Aunque ya es extemporáneo, quiero escribir estas notas porque me parecen  interesantes las coincidencias y cómo la celebración de un país se imbrica con la de otro. Espero, además, que haya personas interesadas en conocer su origen y cómo se relaciona, por ejemplo, el Halloween con el Día de los Difuntos en nuestro país.

A mediados del siglo veinte, la fiesta importante para la iglesia católica era el primero de noviembre, día en que se conmemoraba la salida de los penitentes que se encontraban en el limbo para subir al paraíso.  Era un día con misa obligatoria. Luego, con la renovación de la iglesia en diferentes formas, el limbo desapareció por lo que las almas ahora vagan por el purgatorio. Esta fiesta se complementaba con la celebración el 2 de noviembre de las festividades de los muertos, de claro   origen prehispánico. También creo oportuno aclarar que en esos años la costumbre de poner un altar de muertos y dedicarlo a una persona no gozaba, en Durango,  de mucha aceptación.  Nos llegó del centro del país junto, por ejemplo, con alimentos como el huitlacoche (que en Durango se usaba sólo para los animales), los romeritos, la flor de calabaza y tantos más. Creo que fue iniciativa del gobierno o de algún dirigente de la cultura (yo no estaba entonces aquí) que decidió popularizar el altar a los muertos.

Hoy, mucha gente acostumbra visitar las tumbas de sus parientes y adornarlas con flores de cempasúchil, coronas y  algunos de los alimentos y bebidas preferidos por el difunto. En el altar se coloca una fotografía y se añaden, por ejemplo, herramientas o instrumentos que recuerden cuál era su oficio.  Predominan, por supuesto, los colores anaranjado,  morado y  negro, que también caracterizan al Halloween.  Por supuesto, las panaderías preparan el pan de muerto, generalmente en forma de concha y decorado con unos palitos que semejan huesitos. Los paisanos en Texas lo preparan en forma de hombre o de mujer y lo decoran con colores.  Quienes no hayan visto la película “Arráncame la vida”, basada en la novela del mismo nombre de Ángeles Mastreta, se han perdido la oportunidad de admirar un hermoso campo cubierto de cempasúchil cerca de Tonanzintla, en el estado de Puebla.

En la antigüedad, los celtas celebraban el 31 de octubre la fiesta llamada All  Hallow’s Eve donde oficiaban sacerdotes paganos adoradores de los árboles, especialmente de los robles. El vocablo hallow significa sagrado; por ejemplo, en el Padre nuestro, en inglés, se dice “Our Father who art in heaven, hallowed be Thy name”.  Los celtas habitaban la región comprendida entre los ríos Elba y Rhin, lo que hoy es Alemania, pero luego se movieron hacia el norte de Europa, a Gran Bretaña.  Con la llegada del cristianismo a ese lugar, se dio un sincretismo originado por la cristianización de las fiestas del verano; es decir, hay un claro cambio en la estación del año.

En los Estados Unidos, como también en nuestro país, abundan las calabazas de castilla, que nosotros disfrutamos con piloncillo y que los norteamericanos preparan de diferente manera. En este país, cuando los niños salen a pedir Halloween, llevan por lo general una pequeña calabaza, y dicen “Truck or treat”, que se traduce como truco (juego) o dulces. En México, los chicos en la calle dicen “¿Me da mi calaverita?” y los que van por casa por casa sólo gritan “Queremos halloween”, que significa dulces. También se utilizan los colores anaranjado (como la calabaza), morado y negro.

Este otoño, gracias a mi amiga Conchita Félix, que estudió un doctorado en Gran Bretañana,  me acabo de enterar que en algunas regiones de  ese país, coincidiendo con las fechas del Halloween y del Día de los difuntos, celebran una fiesta conocida como  “Bonfire night”. La historia es la siguiente.

Según la información de internet, con la intención de poner fin a las persecuciones religiosas,  Guy Fawkes (1570-1606) fue un conspirador católico inglés que planeó la conspiración de la pólvora para volar el Palacio de Westminster con el objetivo de asesinar al rey Jacobo y a su familia. La conspiración fue descubierta y Fawkes fue arrestado el 5 de noviembre de 1605. Fue juzgado y condenado a morir en la hoguera. Durante la Bonfire night, se quema una figura que representa a Hawkes.

Lo que une a estas tres festividades es, desde mi punto de vista, la religiosidad, sea la que fuere, y la necesidad de que no olvidemos a quienes partieron antes que nosotros.




Exposición sobre los Pérez Gavilán

CRONICA DE UNA EXPOSICIÓN DE LA FAMILIA PÉREZ GAVILÁN

Hace unos días se inauguró en la Ciudad de México, en el Museo Nacional de San Carlos,  una exposición de fotografías antiguas de la familia de Ricardo Salinas Pliego, el accionista más importante del Canal 13. Ello me hizo recordar una exposición que organicé en Durango, con la ayuda de mis primas Guadalupe y Graciela Gavilán, en la sala de exposiciones temporales de la Casa de la Cultura, en abril de 2009. La titulamos Expofotografía antigua y recreación de ambientes: El tronco y la simiente: los Pérez Gavilán. Meses después escribí una crónica que se publicó en una revista local y que hoy reproduzco para recordar aquellos días azarosos y, luego, llenos de gozo.

Todo empezó aquella mañana cuando mi tío Carlos (el hermano menor de mi madre, apenas  ocho años mayor que yo)  extrajo un montón de hojas de máquina de su  archivero y entregándomelas dijo: “Toma. Síguelo tú porque yo ya me cansé”. Al hojearlas  me di cuenta de que se trataba de un árbol genealógico de los Pérez Gavilán muy elemental. Contenía, sobre todo, datos de sus padres y hermanos, además de  unas pocas anotaciones sobre los hermanos de su papá. Recibí las hojas sin mayor entusiasmo. Viajaron conmigo a Durango y, a mi vez, las guardé en una carpeta debidamente etiquetada en el tercer cajón del archivero.  “Más recuerdos de familia que guardar”, me dije, porque, sin proponérmelo, me había convertido en la custodia de una caja grande llena de fotografías que de mi abuela, pasaron a mi madre y,  a su muerte,  a mí, la nieta mayor considerada por muchos como la memoria de la familia.

Abandoné el proyecto del árbol genealógico porque cuando les pedí a mis primas que formaran el suyo; nadie mostró el menor interés.  Yo tenía en mi poder una hoja con unos  datos escritos a las volandas   proporcionados por  la señora Josefina, mamá de Myriam Jardy, mi compañera de trabajo en el Centro de Estudios Literarios de la UNAM, e hija de Ángela Pérez Gavilán, hermana de mi abuelo Jesús,  que contrajo matrimonio  con Alberto Cárdenas y a quien no llamé tía  ni una sola vez aquella tarde.  Ella recordaba con claridad a mi abuelo Jesús, a sus hermanos y a sus hijos, pero era absolutamente desconocida para quienes  vivíamos en Durango. De no haber sido porque Myriam y yo nos encontrábamos  trabajando juntas y una mañana, mientras registrábamos los datos para el Diccionario de escritores mexicanos, hablamos de nuestros respectivos ancestros -lo que nos llevó a darnos cuenta de nuestro lejano parentesco-, no la hubiera conocido jamás. La hoja garabateada por la tía Josefina se sumó a los  papeles que ya estaban dentro de la  carpeta y del archivero.

Meses después, en una nueva visita al  Distrito Federal, el historiador Francisco Durán Martínez me dijo que la doctora en historia  Graziella Altamirano, investigadora del Instituto Mora y amiga suya, trabajaba en un texto sobre los Pérez Gavilán, que formaría parte de un libro sobre las familias porfirianas de Durango.  Añadió que le interesaría conversar conmigo;  sugerí que nos acompañara mi tío Carlos (mi mamá había fallecido en 1998) porque él sabía más de la historia de la familia que yo misma. Nos citamos en un Sanborn’s,  conversamos agradablemente y creo que fue entonces cuando empecé a interesarme por la genealogía.  Finalmente, el ensayo de Graziella Altamirano  apareció en la revista Transición (núm. 25, pp. 87-112), publicada por el Instituto de Investigaciones Históricas  de la Universidad Juárez del Estado de Durango que  se agotó con rapidez, por lo que fotocopié el texto y  lo repartí entre la familia. En lo personal,  me resultó sumamente interesante porque iluminó, de pronto,  la historia de los Pérez Gavilán aportando, con objetividad, datos desconocidos sobre los ancestros.

 De acuerdo con esta investigación, el primer Pérez Gavilán en tierras durangueñas de que se tenga noticia fue Miguel Pérez Gavilán, quien, en 1824, fue dipuitado del primer Congreso Constituyente del estado. De su matrimonio con Nicolasa de Manzanera y Salas nacieron varios hijos entre los que se cuentan Miguel, Felipe, Mateo y Diego. Quienes llevamos el apellido Pérez Gavilán en Durango descendemos mayoritariamente de Manuel y de Felipe. Manuel fue precisamente el constructor, en 1858, de la casona que hoy es conocida como la Casa de la Cultura y propietario de la hacienda La Sauceda, que heredó de su tío el prebendado Leandro Sánchez Manzanera. Descendientes suyos fueron Isabel, Diego, Petra, Ángel y Nicolasa, quien contrajo matrimonio con su primo Luis Pérez Gavilán. De esta unión nacieron varios hijos, entre ellos, Joaquín, cuya familia habitó una amplia casa en la esquina de las calles 5 de Febrero y Zarco.

Felipe, quien parece haber sido el sobrino consentido del canónigo y prebendado Leandro Sánchez Manzanera, recibió como herencia de su tío “la hacienda de San Diego de Navacoyán y sus anexos; el rancho de Alcalde, la Estancia del Registro, la del Río Santiago, la de San Ignacio y el rancho de San Juan”.  Tuvo varios cargos políticos y fue un buen médico respetado y estimado por la sociedad. Se casó con Rosa Guerrero de la Bárcena, hermana de Cipriano Guerrero, que fue gobernador del estado y de la poetisa Dolores Guerrero. De este matrimonio nacieron Agustín, Luis, Concepción, Miguel, Ángela, María, Leandro, Luz, Leonor, Carmen, José y Jesús.

El 30 de mayo de 1999, mi tío José María (hermano de mi mamá) y casado en segundas nupcias con Kenia Lewis invitó  a todos los Pérez Gavilán que pudieran asistir a  una comida en su casa de las calles de Santa Catarina, en Tláhuac, en el Distrito Federal. Para tal ocasión, mandé imprimir unos recordatorios con el siguiente texto: “Como en el agua un rostro refleja otro rostro,/así el corazón de un hombre refleja el de otro hombre”,  tomado del proverbio  de la Biblia de Jerusalén 27:19. Acudimos más de cien, sin contar los niños, llegados de Durango, Chihuahua, Ensenada, Ciudad Lerdo, Puebla y el Distrito Federal.  Todos usamos un gafete con nuestro nombre  indicando de cuál rama descendíamos. Se grabó, además,  un video con la entrevista a distintos miembros de la familia.   De nuevo, sentí la inquietud de profundizar más en la historia de este numerosísima familia (simplemente, el bisabuelo don Felipe Pérez Gavilán tuvo trece hijos que, a su vez, fueron muy prolíficos), así como de organizar una muestra con  las fotografías de la familia que si  bien, como opinó un joven visitante de la exposición, “no  aportaban nada desde el punto de vista estético” (con lo cual no estoy de acuerdo); , en mi opinión tienen valor histórico y semiótico.

Años después, recorriendo un museo en San Luis Potosí, observé con detenimiento la exposición de fotografía de una destacada familia de esa ciudad expuesta  en los corredores del Museo Regional de Historia. Creí entonces llegado el momento de desempolvar la caja, enriquecer mi colección con fotografías de los parientes y curar la exposición que llevó por título Expofotografía antigua y recreación de ambientes. El tronco y la simiente: los Pérez Gavilán, frase inspirada por unas palabras del profeta Isaías (6:13), que se montó en la sala de exposiciones temporales de la Casa de la Cultura. Planeada originalmente para inaugurarse el 29 de abril de 2009, a las 20:00 horas, debió posponerse la inauguración hasta el 7 de mayo debido a la alerta sanitaria por la epidemia de influenza A H1N1 que obligó a la suspensión de todas las actividades.

Recorrido por la exposición
A la entrada, en una de las mamparas se colgó una invitación, un cartel de los que se distribuyeron por distintas partes de la ciudad, y un árbol genealógico preparado por el arquitecto Luis Martínez, además de un texto sobre la familia  recortado del periódico Excélsior hace muchos años. En el sitio de honor de colgaron las fotografías de los bisabuelos, el Dr. Felipe Pérez Gavilán Guerrero y su esposa Rosa de la Bárcena de Pérez Gavilán.  Las demás fotografías se distribuyeron por los distintos espacios.

 Entre los objetos que seleccionamos para dar una idea de cómo se divertían o en qué se ocupaba la familia a finales del siglo diecinueve pusimos una mesa de juego, con sus sillas, y unas barajas. En otro rincón estaba un brasero de que los que utilizaban en esos años; en la vitrina algunos objetos de porcelana, un abanico  y una mantilla. Había también una vitrina donde se exhibían credenciales, plumas, y documentos pertenecientes al Dr. Felipe Pérez Gavilán.

La exposición tuvo mucho éxito aunque, lamentablemente, muchas personas que querían  visitarla durante el fin de semana se encontraron con la noticia de que era imposible porque la Casa de la Cultura cierra los sábados y los domingos porque tiene un horario como de escuela. Sin  embargo, quedó ya en los anales de la historia de Durango.













Reflexiones sobre la gran escritora Nellie Campobello


jueves, 26 de noviembre de 2015

Recordando el centenario del nacimiento de Frank Sinatra

RECORDANDO A FRANK SINATRA

El 12 de diciembre de 2015 se cumplirán cien años del nacimiento de Frank Sinatra. En mi  opinión, uno de los mejores cantantes que han tenido en los Estados Unidos. Seguramente le harán muchos homenajes, aunque quizá sus grandes amigos también hayan partido ya, pero todavía hay muchos cantantes que interpretan las melodías que lo hicieron famoso adaptándolas al gusto contemporáneo, aunque muchas emisoras de radio continúan utilizando sus discos, entre otras, “My Way”, “New York, New York” “The Girl from Ipanema” y “Fly Me to The Moon”, entre otras.
Cuando murió, el jueves 14 de mayo de 1998, escribí un artítulo titulado “Gracias Blue Eyes”, que se publicó en el periódico El Sol de Durango, el 23 de mayo de 1998. Lo rescato hoy porque sigo siendo su admiradora y porque mi opinión sigue siendo la misma.

GRACIAS, BLUE EYES

Frank Sinatra murió de un infarto el jueves 14 de mayo a lós 82 años. Su larga vida le permitió presenciar acontecimientos decisivos para su país y para el mundo:  La depresión de 1929, la segunda guerra mundial (en la que participó alentando a los ejércitos aliados con sus canciones), la guerra de Corea, la de Vietnam, el bloqueo  Cuba, el derrumbe del muro de Berlín. Fue capaz de adaptarse a los cambios y de navegar en aguas profundas. Se fue rodeado del respeto y de la admiración de millones de personas. Su desaparición física afectará el ambiente musical y la canción romántica. Con razón, pues los llamaban “La Voz”.

¿Qué debo agradecerle a Frank Sinatra? En primerísimo lugar, su ayuda para aprender y enseñar el inglés. En los días cuando carecíamos de cintas y de videos para la enseñanza de lenguas extranjeras, la posibilidad de oír sus grabaciones facilitaba el desarrollo de la comprensión auditiva, el aumento del vocabulario  la imitación de la fonética inglesa. Su excelente dicción y su léxico correcto convertían en un placer la obligación de escucharlo con fines didácticos.

En segundo lugar, alegró las fiestas de mi juventud y tiñó con los colores del arcoíris mis sueños adolescentes cuando pensábamos que “Noche y día” y “Begin the Beguine” abrían las puertas a la plenitud amorosa. Otras melodías como “Joven de corazón” me hicieron reflexionar sobre el optimismo y la perseverancia. También me introdujo a ciudades norteamericanas que él amaba y que inmortalizó con sus interpretaciones: Chicago y Nueva York, sin olvidar el lamento sureño que el Mississippi lleva entre sus aguas y que se escucha en “Old Man River”, de la opereta Show Boat.

En tercer lugar, me hizo reír en sus películas musicales al lado de Gene Kelly y me emocionó muchísimo con su actuación en una cinta que marcó un hito en la forma de hacer cine: “De aquí a la eternidad”. En “El hombre del brazo de oro” dio vida convincente a un heroinómano. Como compañero de Grace Kelly, en “Alta sociedad”, mostró una faceta distinta de su personalidad.

En 1966 regresé de Europa a bordo del “France” (curiosamente, fue el último viaje del barco que, después de remodelado, fue destinado a cruceros por el Caribe). Todas las noches, en el salón de baile, oíamos y bailábamos al ritmo de “Extraños en la noche”, el éxito de Sinatra que marcó su regreso a los escenarios. El amanecer nos sorprendía en el bar oyéndola todavía. Su “dubidu” me acompañó en esa travesía y quedó para siempre ligado en mi memoria a esa experiencia y a un sueño hecho realidad.

Frank Sinatra se hizo popular gracias a la radio. En la década de los cuarenta, todas las radiodifusoras tocaban sus discos. Acompañó a la banda de Harry James, pero se separó a tiempo para proseguir su carrera.  El cine le brindó la oportunidad de internacionalizarse y acrecentar su fama. Al cumplir cincuenta años, anunció su retiro, que duró dos años. En la década de los sesenta se orientó hacia la televisión. Sin perder su sello inconfundible, supo adaptarse a los tiempos. Por ejemplo, el bossa nova y Antonio Carlos Jobim dieron nuevos bríos a su trayectoria.

Sinatra obtuvo un Óscar. Mereció todos los premios en el mundo de la música y batió récords de asistencia en Las Vegas. Ayudó a John Kennedy a llegar a la presidencia. Se le ligó con la mafia, pero él argumentaba que no podía dejar de ser amigo de los chicos con quienes creció en el barrio de La pequeña Italia, en la ciudad de Nueva York.

Su ausencia me duele como si se hubiera ido un amigo cercano. Nunca lo vi ni en Las Vegas ni en ningún otro sitio; sin embargo, parece que lo llevo dentro de mí (como su canción “I’ve got you under my skin”). Ocasionalmente, me acompaña los domingos y no se cansa de interpretar mis melodías preferidas. No puedo menos que decir: “Gracias, Blue Eyes”.


Continúo con mi epistolario que algún día será un libro

EPISTOLARIO SEMO 13

Cape Girardeau, 21 de octubre de 1957

Qué bueno que al fin te decidiste a escribirme aunque no me mandaras dinero porque, gracias a Dios, estoy muy bien y no lo necesito, así que por mí no se preocupen.

Ojalá que mi mamá ya tenga quien la ayude porque la pobre ha de estar cansadísima y necesita reposar un poco para que no vaya a recaer en su enfermedad.

A Fausto le puse una tarjeta y no le había vuelto a escribir, pero lo voy a hacer. A Tere Sosa pensé escribirle para su santo, pero se me pasaron los días y no lo hice. Ahora le voy a escribir nada más para saludarla.

En cuestión de amistades tengo cantidad, gracias a Dios que le he caído muy bien a todas las señoras que he conocido y me llevan a pasear y me traen regalos. El miércoles pasado fui a dar un speech y yo creía que había estado terrible y no fue así; parece que les caí muy bien a todas y que les gustó mucho. El lunes próximo tengo que bailar en un banquete. Va a haber como 300 personas y nomás de pensarlo ya me están temblando las piernas, por lo que me voy a tomar unos tres ecuaniles para calmar mis nervios o me va a ir del coco.

Ya en la carta de Carlos les platico de Mrs. Pott, así que ahora les escribiré del señor y la señora Bollack. Son unos señores muy ricos y muy amables; no tienen hijos y están encantados con Sonia y conmigo, nos invitan a pasear y ayer fuimos a ver el nuevo hospital. Es algo de maravilla, como quien dice se antoja estar enfermo en un sanatorio de ese estilo y no es tan caro pues los cuartos de lujo cuestan $20.00 dólares. Todo es a prueba de ruido y los cuartos están decorados preciosos; las cortinas, puertas y marcos de ventanas son a prueba de incendios. Las salas de operaciones están equipadas con los adelantos más modernos y tienen cámara para tomar película de cada operación difícil que es conveniente estudiar.

  Lo que más me llamó la atención es un cuarto cuyas paredes tienen 16 toneladas de plomo y la puerta pesa 250 kilos. Es un cuarto usado para alta terapia y la máquina es controlada desde afuera; ni el doctor ni la enfermera entran aquí, sólo el paciente y le aplican una alta dosis de radiaciones, así que el plomo es para impedir que las radiaciones dañen a los que trabajan aquí todo el tiempo. Es muy interesante visitar un hospital así y que le expliquen a uno para qué sirve cada cosa.

Cada cuarto tiene un equipo de oxígeno y de sangre para emergencia y una especie de radar en el cuarto de las enfermeras les permite controlar todos los cuartos y cerciorarse de que cada enfermo está bien. Las mesitas para comer son lindas, sirven de escritorio, de atril para libros y de toilette . Estos gringos tratan de simplificar todo.

Luego, de allí fuimos a ver los ranchos del señor Bollack porque tiene una empacadora y, luego, a cenar a Jackson. Cuando volvimos miramos la televisión. La señora Bolladk tiene un sillón que haría las delicias de mi mamá, se recuesta uno de la manera más cómoda. Quince minutos en este sillón valen por una hora de sueño porque es la posición perfecta para el cuerpo y la sangre circula muy bien.


Reciban todo el cariño de María Rosa 

sábado, 7 de noviembre de 2015

Epistolario SEMO Carta No. 8

Cape Girardeau, Mo., 4 de octubre de 1957

Mi querida mamá.

Te mando unas tarjetas para que tengas una idea de cómo es el colegio; yo no me traje la camarita porque ya no me cabía pero sí he tomado unas fotos que todavía no sé cómo salieron. El dinero ya está en el banco desde que llegué y no lo pienso sacar hasta el año próximo, si Dios me ayuda.

Mamá, se me hace muy extraño que mi tío Carlos y Carmelita no tenga carta mía pues les escribí junto con la señora Meche y ya hace cerca de tres semanas; no sé si se perdió o ya la recibieron, así que por favor diles que yo ya les había escrito y estaba esperando que me contestaran. Si se perdió, dímelo para escribir otra vez.

Las máquinas están carísimas, no tienes idea, todo es caro aquí y, además, no tienen acentos así que se ve medio chistoso. Además, ya tengo práctica y escribo muy rápido. Saqué muy buenas calificaciones en los exámenes del mes pasado y espero que este año me vaya bien.

Ayer me dieron una fiesta de cumpleaños. No me acuerdo si te platiqué que todos los jueves voy a la clase de español de Miss Cleaver a ayudar a los alumnos con la pronunciación. Pues bien, ayer por la mañana  Miss Cleaver salió del salón y yo no me di cuenta. Cuando volvió traía un pastel y sus 19 velas. Me cantaron Happy Birthday en español y tomamos más fotografías, Te aseguro que de veras fue sorpresa porque no lo esperaba; además, me dieron un regalo. Luego, cuando llegué al dormitorio, me encontré con un paquetote para mí y apenas podía creerlo pues no me imaginaba quién me pudiera mandar cosas; era de los papás de Mickey (la muchacha con la que fui a San Luis) que me enviaron un cake de ángel, riquísimo. ¿No se te hace que son muy amables? Porque nada más me trataron dos días y no tenían ningún compromiso. Ahora, en la mañana, todas las muchachas del dormitorio vinieron y me cantaron Happy Birthday y una me regaló un pañuelo lindo y me trajeron tarjetas de felicitación.

Te mando un periódico del colegio y la semana que entra te mandaré otro pues van a publicar mi entrevista. Creo que también voy a salir en el periódico local. Tengo como diez muy buenas amigas y todas me han invitado  a pasar fines de semana en sus casas. Ojalá que pueda ir aunque no sea a todas.

Me invitaron a formar parte del WRA. Es un club de muchachas para fomentar los deportes y creo que voy a ingresar. Por lo pronto, mañana voy a nadar en un concurso; yo no quería después de mi fracaso en Aquatic, pero me dijeron que sí, que esto no era de hacer figuras como lo otro y acepté. Ya te contaré.

Todos los viernes tenemos cine en el teatro del colegio y es baratísimo porque cuesta $0.15 centavos y vemos muy buenas películas; además, hay otro cine, el Rialto, que tiene dos días de estudiantes a la semana y cobra $0.25 y también vemos muy buenas películas. En el teatro del colegio van a presentar (con artistas del colegio) una comedia que ha tenido mucho éxito en Broadway; ojalá que esté buena.
La clase  de tap es una tragedia porque no le entiendo ni una letra a la profesora; todo mundo hace mucho ruido y ella grita como loca, pero yo me divierto mucho.

Bueno, mamá, no se te olvide decirle eso a mi tío Carlos y, otra cosa, Margarita me debía $8.00 pesos de un vestido y Lola, la costurera, de otros, así que  ver si la consigues y se los pides porque me hacen falta.

Dile a mi papá que no sea flojo, que me ponga unas letras, lo mismo a los demás. Un abrazo muy apretado de, María Rosa


Fuego en la cumbre, novela de Ladislao López Negrete

LOS LIBROS DEL 450 ANIVERSARIO DE LA FUNDACIÓN DE DURANGO
FUEGO EN LA CUMBRE


En 2013, el Instituto de Cultura del Estado de Durango decidió publicar diecisiete libros escritos por autores famosos de nuestro estado durante la mitad del siglo veinte. Varios de estos escritores habían emigrado en su juventud a la Ciudad de México en busca de mejores estudios, empleos y posibilidades de desarrollo personal. Tal es el caso de Ladislao López Negrete,  autor de la novela Fuego en la cumbre, premiada en 1949 en las Fiestas de la Primavera en el Distrito Federal y publicada por Ediciones Botas, en 1953.

Creo que fue Jung quien dijo que en la vida no hay casualidades sino causalidades y les diré por qué. Leí la novela de este autor a finales de los años ochenta del siglo pasado cuando elaboré la antología Durango. Una literatura del desarraigo (1991) para la colección Letras de la República, publicada por el CONACULTA en 1992. En ese año me encontraba colaborando con la UNAM/San Antonio como jefa del área de español. Un día llegaron a la biblioteca dos cajas de libros enviadas seguramente por la familia de algún mexicano emigrado en los días posteriores a la revolución. Al abrirlas, apareció de inmediato Fuego en la cumbre, además de dos libros de Xavier Icaza. Con autorización de la bibliotecaria y dado que todavía no estaban catalogados pasaron a ser de mi propiedad.

Escribí después un texto sobre la novela de López Negrete  que se publicó en un número de la revista Transición, editada por el Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Juárez del estado de Durango. En 2013, el Instituto de Cultura me invitó a preparar el estudio introductorio de este libro.

No hay muchos datos biográficos sobre este autor que algunas veces es confundido con otro del mismo nombre que fue banquero. Como dato curioso,  Friedrich Katz narra en su libro sobre Pancho Villa, aclarando que no hay información fidedigna que soporte lo dicho y que es casi una leyenda, que la vida errante de Pancho Villa y sus problemas con la justicia se iniciaron cuando se enfrentó a Agustín López Negrete, poderoso hacendado dueño de inmensos territorios en el noreste del estado que quería ejercer su derecho de pernada con la hermana de Villa. ¿Sería el abuelo o el tío de nuestro autor? Todavía no he encontrado la respuesta.

La novela Fuego en la cumbre es una obra de fervor nacionalista, narrada en tercera persona y en forma lineal. Empieza cuando dos jóvenes, Enrique y Pancho, regresan a la sierra de Durango  para disfrutar de unas vacaciones en la casa de Ramón Núñez, apodado “el jaguar de la sierra”,  en el pueblo de Ocotal, y para visitar la Hacienda de San José de los Llanos, donde nació Enrique quien compara todo el tiempo a Ocotal con la Ciudad de México, en tanto que Pancho defiende calurosamente la vida campirana.  Aquí, creemos nosotros, López Negrete manifiesta la oposición urbe/provincia muy común en los años cuarenta porque la sociedad mexicana estaba cambiando de rural a urbana.

Ramón Núñez es el eje alrededor del cual gira la anécdota. Es  viudo y está orgulloso de que acaba de nacer un hijo suyo, fuera de matrimonio, que pesa cinco kilos y que el sacerdote no tiene ningún reparo en bautizar. Su hija, Mercedes se enamora de Enrique en tanto que su amiga Rosa lo hace de Pancho. Sin embargo, Enrique piensa que su romance con Mercedes durará lo que duren sus vacaciones porque en su pueblo, ella es “seductora”, pero en la Ciudad de México sería “burlesca”. Lupe, la hermana soltera de Ramón, es calificada por López  Negrete como “una mujer magnífica” y  podríamos considerar que representa la conciencia de la localidad pues se opone a los amoríos de su hermano y lo censura por tener un hijo con una muchacha soltera y haber causado la muerte de otra aunque le haya construido un bello monumento funerario.  

La vida en el pueblo transcurre sin contratiempos hasta que se desata un incendio en la montaña de la que depende su bienestar por las minas.  El incendio crece desmedidamente y Ramón propone una solución arriesgada: desviar el cauce del torrente que baja de la montaña para apagar el fuego. Todos aprueban el plan y siguen a Ramón que encabeza al grupo. Finalmente, Ramón, en una acción que va a costarle la vida, logra colocar la carga de dinamita en el sitio apropiado para lograr el objetivo. El pueblo se salva, en tanto que Ramón y Pancho perecen.  Quizá, como en una tragedia griega, para que se restablezca la armonía es necesario que muera el transgresor; en este caso, Ramón.

En esta novela López Negrete se enorgullece de su origen durangueño, de la sierra, del carácter y el temple de los habitantes de los pueblos y de la belleza de las mujeres. Es una obra rica en intertextualidad pues hace un elogio del vals “Recuerdo”, de Alberto M. Alvarado; en otro momento señala que  el torrente se precipita como una “sinfonía beethoveniana”. Si bien sencilla en la trama y en los acontecimientos, es una novela que rinde homenaje a Durango y denota la  preocupación social del autor.   



Salvador Salas y Cuencamé

MONOGRAFÍA.  TRESCIENTOS AÑOS DE FE Y TRADICIÓN

REMEMBRANZAS DEL DR. SALVADOR SALAS CENICEROS

Foto tomada en 1979 en el puente de Ojuela 



Situado a 133 kilómetros de la ciudad de Durango (aproximadamente dos horas en automóvil), al noreste del estado entre las sierras de San Lorenzo y Santa María, el pueblo de Cuencamé celebró este año trescientos años de haber sido fundado por el capitán Velarde, quien, además, bautizó con su nombre a una región cercana a la que llamó Velardeña. Muy cerca se encuentra el pueblo de Santiago de  Mapimí, fundado en 1598, considerado como “pueblo mágico” (el único de nuestro estado aunque otros tienen tres o cuatro) famoso y muy visitado por el impresionante puente de Ojuela, reminiscencia de la mina operada por la compañía norteamericana Asarco que clausuró sus operaciones en la década de los años cuarenta del siglo pasado.

 En la actualidad,  son pocas las personas que visitan Cuencamé si exceptuamos la procesión que cada año se organiza para mostrar su devoción al Cristo de Mapimí que está precisamente en la iglesia de Cuencamé. Antes, los autobuses que se dirigían a La Laguna hacían una escala en este lugar y la gente aprovechaba para comprar unas  deliciosas gorditas.  Hoy ha quedado a un lado y a menos que uno se desvíe, no es necesario detenerse allí. Por el contrario, Mapimí sigue siendo muy visitado porque los turistas se interesan en conocer el puente de Ojuela.

En cuanto a la imagen del Señor de Mapimí, Salvador Salas refiere que los indígenas que defendían su territorio y sus costumbres agredieron el jueves santo de 1715 a quienes llevaban la imagen. Para  protegerla, algunos vecinos  decidieron llevarla a Santa María de Parras (hoy Parras de la Fuente, en el vecino estado de Coahuila), pero ese propósito no pudo cumplirse y “el Cristo fue escondido bajo un inmenso mezquite y cubierto por ramas”. Años después, fue encontrado y trasladado por unos soldados a la Parroquia del Real de San Antonio de Cuencamé, considerado como un sitio seguro, porque “el templo de Santiago de Mapimí quedó destruido”. Los peregrinos que, año tras año, acuden a celebrar la fiesta del Señor de Mapimí a principios del mes de agosto, se despiden el día siete con este canto: “Adiós mi Padre querido,/Mi Señor de Mapimí,/Con el pecho adolorido,/nos despedimos de ti”.

Entremezclada con la historia del Cristo y de la evolución de los lugares mencionados, el lector conoce poco a poco la historia de la familia Salas Ceniceros compuesta por el padre Ponciano y su esposa María que procreó diez hijos que nacieron, crecieron, jugaron y disfrutaron la vida en Velardeña, así como de singulares personajes como El Rápido. Don Ponciano era aficionado a la fotografía y conocía el arte de la tipografía que, andando el tiempo y cuando ya la familia vivía en Durango, Rosalío (mejor conocido como Chalío y famoso especialmente por su dominio de la guitarra) y su hermano Enrique, también destacado guitarrista, tuvieron un taller de tipografía en la casa de la zona conocida como El Calvario. El cuarto hijo, Manuel, se convirtió en un excelente pintor y, de hecho, realizó un cuadro de la imagen del Señor de Mapimí.

La vida en Velardeña, narrada por Salvador, quien se convirtió en un reconocido ginecólogo, no fue pesada ni aburrida para los niños porque siempre encontraron alguna forma de divertirse. Ni siquiera el calor los abrumó porque siempre era divertido bañarse en una tina metálica llena de agua en el patio de la casa. Todos estos acontecimientos, así como el crecimiento de los hijos, fueron conservados para la posteridad por Don Ponciano en muchísimas fotografías que forman la espléndida iconografía que acompaña al texto incluyendo una excelente foto del momento de la demolición de la torre de la empresa minera Asarco. 

Salvador Salas cierra la historia de su familia en Velardeña y de los lugares mencionados con estas palabras: “No tengo la menor duda de cómo los recuerdos pueden llegar en un tiempo tan corto”, recuerdos que “dieron finalmente, como resultado, el texto sobre Cuencamé y Velardeña, donde está enterrado mi cordón umbilical, mas no mis recuerdos que seguirán vivos”.

Esta Monografía. 300 años de fe y tradición le valió a Salvador Salas el primer premio del concurso convocado por Cuencamé para celebrar los 300 años de su fundación.  

  

Galería de arte en el Hotel Casablanca

EL MUSEO ÁNGEL ZÁRRAGA VISITA AL HOTEL CASABLANCA

El Hotel Casablanca fue inaugurado a finales de la década de los años cuarenta del siglo pasado y ha gozado desde entonces de un gran prestigio y de la aceptación incondicional de la sociedad durangueña que disfruta con frecuencia de su restaurante. Hace algunos años, el ambiente era amenizado por el pianista Renato Romo y por los cantantes Armando Blancarte y Antonio Haro que hacían  la delicia de los comensales. En la actualidad, quien se ocupa de deleitar a los asistentes es el pianista Pedro Rocha. En 2013, para beneficio de la cultura, dio un giro a sus actividades: se transformó  en galería de pintura y en recinto cultural. Fue así como se llevó a cabo el proyecto de decorar los muros del restaurante con obras   pertenecientes al desaparecido Museo Ángel Zárraga.  El proyecto fue bautizado con el título que encabeza este texto.

La primera exposición se abrió al público el 16 de mayo de 2013 con una exposición colectiva que incluyó  artistas de la talla de Luis Nishizawa y Vicente Rojo. La segunda, inaugurada el 8 de octubre de 2013,  fue una colectiva “de los más destacados exponentes de la plástica local”, en palabras de la pintora Elizabeth Linden Bracho. La tercera, inaugurada el 20 de mayo de 2014, fue una exposición individual del distinguido pintor y muralista durangueño, Guillermo Bravo Morán, quien en lugar de haber continuado su carrera en la Ciudad de México, prefirió arraigarse en su tierra natal.

En cuarto lugar, el 17 de septiembre de 2014, se ofreció a la sociedad una muestra plural titulada “Óleos y gráfica digital”, conformada por obras  de los artistas José Luis Calzada y  Ricardo Guevara.  Con el título “Nosotros”, el 16 de diciembre de 2014 los muros se vistieron con los cuadros de los  maestros  Elizabeth Linden y Armando Blancarte. La última fue “Espejo de la memoria” dedicada a la obra del maestro Candelario Vázquez Moreno.

En cuanto a las actividades del  género literario, los maestros Rubén Castrellón y Patricia Rodríguez, así como quien esto escribe dieron lectura a varios textos del libro Historias de vida. 21 mujeres de Durango. Tras el fallecimiento del gran poeta y novelista José Emilio Pacheco,  ocurrida el 26 de enero de 2014, María Rosa Fiscal ofreció una charla sobre su obra. Por último, con una nutrida concurrencia se llevó a cabo la presentación de dos números de la revista Cantaletras, dirigida por Petronilo Amaya.

Ahora, el Hotel Casablanca ha decidido que en sus muros se ofrezca a los visitantes una selección de la obra plástica de su propiedad con la presencia de tres notables artistas de Durango: Irene Arias, Guillermo Bravo y José Luis Calzada.

Irene Arias nació en Mazatlán, Sinaloa. Su padre, que era militar, fue trasladado a Durango y fue así cómo ella llegó, en la adolescencia, a vivir en esta ciudad. Poco después la familia se trasladó nuevamente a Mazatlán y, de ahí, a la Ciudad de México. Venciendo la resistencia de su familia, Irene se matriculó en la escuela de pintura La Esmeralda. Al mismo tiempo, fue una ejecutiva importante para la empresa American Express, lo que le permitió viajar por el mundo, sin dejar de pintar. Regresó a Durango en 1992 con el propósito de estar al lado de hermana, la poeta Olga Arias. Prefiere la pintura abstracta y sobresalen, en mi opinión, los tonos ocres con pinceladas  lila, rosa y azul, que son generalmente los colores que engalanan el cielo de esta ciudad al atardecer. En el Hotel se puede apreciar un  mural muy adecuado para un comedor que recuerda a los  bodegones que decoraban los comedores de las mansiones.
   
Muralista y pintor de caballete, Guillermo Bravo nació y estudió en Durango. Posteriormente, viajó a la capital del país donde se incorporó al taller del reconocido muralista David Alfaro Siqueiros. Trabajó bajo su dirección en el Polyforum Cultural Siqueiros, pero también en el mural que se pintó en el Casino de la Selva, en la Ciudad de Cuernavaca, Morelos. En Durango son de destacar, desde mi punto de vista, dos murales: uno decora el cubo de la escalera del segundo patio del Palacio de Gobierno, hoy convertido en el Museo Pancho Villa, y dedicado a la revolución. El segundo puede apreciarse en el cubo de la escalera del Hotel San Jorge, en la calle Constitución,  y recuerda el Durango colonial. Su obra de caballete es notable y, para mi gusto, sobresale su  dominio del color azul.

Más joven que los anteriores, José Luis Calzada es grabador y pintor; de hecho, dirigió tres talleres de grabado en el antiguo Museo. Según uno de sus críticos, en su obra se aprecia “un arcoíris de majestuoso colorido” donde destaca el resplandor del paisaje durangueño. Radica en la Ciudad de México pero visita su  ciudad natal con suma frecuencia. Su colección de grabados elaborados después de una estancia en Cuba me pareció hermosa.


Con esta nueva actividad, el Hotel Casablanca me hizo recordar el restaurante Carmel, en la calle de Génova, en la Zona Rosa de la Ciudad de México, propiedad de Jacobo Glantz, quien en los años sesenta ofreció los muros de su establecimiento para dar a conocer las primeras obras de José Luis Cuevas, Pedro Friedeberg y otros pintores que daban sus primeros pasos en el camino del arte.   

jueves, 15 de octubre de 2015

Continúo con mis cartas de 1957

EPISTOLARIO SEMO  5

Cape Girardeau, 30 de septiembre de 1957

Mi querida mamá:

El dinero ya lo puse en el banco desde el primer sábado que pasé aquí, así que no tienes que preocuparte por eso. Respecto al recorte  de periódico, no lo necesito porque tengo otro, nada más si sale algo de mí en el periódico de Durango, sí me gustaría tenerlo.

Este fin de semana fui a San Luis con Mickey McIlvaney, una de las chicas del dormitorio que me invitó a ir a su casa, Fuimos en un carro con un muchacho y tres muchachas más porque así nos sale más barato. Su familia es de clase meia y su casa está muy mal arreglada, pero fueron muy amables y me pasearon mucho.

San Luis es una ciudad bastante grande y sucia, la mayoría de los edificios son de arquitectura  francesa clásica y  se ven muy sucios pues el hollín y el humo de las fábricas se ha pegado a la cantera de las paredes y tienen un color negro. También hay edificios modernos muy bonitos. Los puentes sobre el Mississippi son muy grandes e imponentes, así que me pongo a pensar cómo son los de Nueva York. Vi también algunos de los barcos “show boats”, pero ya no hacen el recorrido a lo largo del río sino que están anclados. Hay muchos museos, colegios, universidades, etc. Todos muy bonitos.

También fui a un parque precioso y muy grande con un zoológico formidable, creo que de los mejores de América. Tiene una variedad fantástica de animales muy limpios y bien alimentados; yo creo que todos los que existen en el mundo.  Donde yo pasé más tiempo fue con las serpientes y los cocodrilos; estos últimos están en estanques alambrados así que los ves muy cerca y son impresionantes; las serpientes están en casas de vidrio  con árboles, una para cada una, y también se ven muy bien. Tienen desde la boa más grande y fuerte hasta la cobra de la India, pasando por serpientes de cascabel, anacondas, etc. El domingo fui a la Catedral antigua; fue construida por los españoles y es del mismo estilo de las que hay en México con la diferencia de que aquí predomina el mármol y allá la cantera labrada. De cualquier forma, prefiero la de México.

También fuimos de compras. Hay cuatro tiendas gigantes con todo lo que uno quiera, pero ésas son las de lujo, así que fuimos a otras. Es una ciudad en pequeño  con todas las tiendas y un estacionamiento muy grande. Allí puede un comprar todo lo que quiera a precios muy baratos; me compré dos faldas de lana preciosas y un suéter, así que estoy quebrada por este mes. Había unos abrigos preciosos a $30.00 ó 40.00 dólares, así que no son muy caros. Imagínate que en casa de Mickey les hice arroz y les encantó. No creas que me quedó muy bueno porque le puse demasiada agua, pero como ellos no saben, se lo comieron y les supo muy bueno.

Estoy yendo a la clase de español de Miss Cleaver a platicar con los alumnos y corregirles la pronunciación. Son muy simpáticos; me preguntaron que si me gustaría que me hicieran una cena de enchiladas y tacos para sentirme como en México. Yo les platiqué mi aventura con los tamales, por lo que creo que van a hacer una cena típica americana.

Te incluyo una carta para mi tía Luz porque me ahorro un timbre. Me da mucha tristeza saber que todo sigue igual. Yo creí que ya la cosa podría haber mejorado un poquito; yo no dejo de pedir a Dios que nos ayude y espero que  así será. Aquí sólo voy a la Iglesia los domingos pues queda muy lejos y en las tardes, que es cuando podría ir un rato, obscurece a las seis y me da miedo ir sola, así que mejor me quedo aquí.

No creas que he dejado de extrañar pues siempre se me hace muy difícil, pero he tratado de sobrellevarme un poco y aguantar el año con la mejor disposición.


Saludos para todos y tú recibe todo el cariño de tu hija que no los olvida. 

Comentarios sobre novelas pasadas por TV Azteca

MAL Y DE MALAS LAS TELENOVELAS DE AZTECA

Corre el rumor de que Televisión Azteca enfrenta  serios problemas económicos y que ha despedido a mil empleados. Por lo pronto, anunció que ya no va a producir telenovelas; se dice que puede intentar series, que son la moda actualmente y que tienen gran éxito en los Estados Unidos, aunque los mexicanos no estamos acostumbrados a ellas.  Incluso canceló un programa que me agradaba mucho: “Escape perfecto”, quizá porque los participantes ganaban premios (algunas veces hasta un automóvil)  y eso significa un ahorro.

Tiene otro programa de concurso, “El legado”, que se transmite los sábados a las 11:00 p.m. Al inicio, aparentemente se reparten $350,000 a los concursantes ($50,000 a cada uno) y el triunfador se lleva el premio, según lo que logre acumular contestando correctamente las preguntas, si i tiene suerte y triunfa en la última prueba. En realidad, no se reparte nada de dinero porque uno a uno los concursantes son eliminados y atinarle a la palabra final es muy difícil, así que, por lo general,  el supuesto campeón se va con las manos vacías aunque invitado  para participar en el programa de la siguiente semana.

En la actualidad, en el Canal 7, a las once de la noche,  se repite la telenovela brasileña “Avenida Brasi”l que antes se transmitió a las 9:00 p.m. Ahora, en este horario presenta una producción turca llamada “¿Qué culpa tiene Fatmagül?”, de la cual no he visto ni un solo capítulo y que reemplaza a “Caminos de Guanajuato” que concluyó recientemente.

Esta historia, según se informa en internet, es una adaptación de una novela española sobre dos familias rivales que se enfrentan para ser la mejor en la producción de vino. Los actores son buenos (ya los hemos visto en mejores papeles) pero la historia es muy débil. El elenco fue como sigue:

Melchor – Álvaro Guerrero
Florencia – Iliana Fox
Gilberto- Erik Hayser
Rómulo – Alberto Guerra
Magdalena – Dolores Heredia 
Darío – Claudio Lafarga
Pascual – Fabián Corres
Alba – Vanesa Acosta
María Clara – Alejandra Lazcano

La abogada fue interpretada por Sylvia Sáenz (pero no recuerdo el nombre de su personaje). Tampoco pude encontrar el nombre de la actriz que interpreta a Sonia, la malvada de la historia, y nunca se explica por qué le dio la píldora abortiva a Alba ni sus repetidos intentos hasta que logra asesinar a Rosaura, la madre de los Coronel. Además, después de quedar paralítica por una caída desde un segundo piso, en cuanto sale de la casa de los Coronel, milagrosamente se alivia y puede caminar. El actor que interpreta al comandante Chavero me pareció excelente y, sin embargo, no se encuentra entre los principales. Darío, hermano de Florencia y drogadicto, es culpable de un accidente automovilístico que le causa la muerte a la chica que lo acompañaba. Melchor arregla todo para que no vaya a la cárcel y la telenovela concluye sin que vaya a la cárcel.

La historia es semejante a la española: dos familias, los Coronel y los Rivero, se enfrentan por el control de las viñas y la producción de vino en Guanajuato, cuyos paisajes son lo mejor de la telenovela.  La muchacha buena es Florencia Rivero (nombre significativo) y el malo es Gilberto Coronel, que estuvo a punto de morir por un tiro disparado por su padre. Al recuperarse, decide reparar todo el daño que ha hecho. Ambos están enamorados y deberán vencer muchísimos obstáculos. El súper malo es Melchor, padre de Gilberto, que manipula las vidas de todos y que, al final, tiene su merecido: no muere pero tiene un accidente vascular que lo deja inválido y deforme.

Hacia el final de la telenovela se crean otros personajes secundarios con el propósito de darle fuerza a la historia sin conseguirlo, aunque sí lograron agregarle unos capítulos. Al final, por supuesto, Florencia y Gilberto se casan con lo que el antagonismo entre las familias desaparece.


He seguido varias de las telenovelas de Azteca desde “Nada personal” y otras de ese estilo, pero esta vez, ¡qué decepción! Lo mejor, insisto, fueron los paisajes de Guanajuato, diurnos y nocturnos, así como de San Miguel de Allende. Un buen atractivo para turistas nacionales y extranjeros.   

Reflexión sobre Rosario Castellanos

RECORDANDO A ROSARIO CASTELLANOS

El 7 de agosto pasado se cumplieron 49 años del fallecimiento de Rosario Castellanos, la escritora mexicana más importante del siglo veinte en opinión de algunos especialistas de la literatura y con la que coincido plenamente. Considerada como una escritora chiapaneca porque sus padres eran originarios  de ese estado y porque una gran parte de su obra tiene que ver con ese lugar,  la realidad es que nació en la Ciudad de México porque sus padres que temían que el parto no fuera bien atendido en Comitán.  Pocos meses después, sin embargo, regresaron a Chiapas donde Rosario hizo sus primeros estudios.

Más tarde, ya  establecidos en la Ciudad de México, Rosario se inscribió en la carrera de letras en la Facultad de Filosofía y Letras, que entonces funcionaba en el  edificio conocido como Mascarones, sobre la avenida Ribera de San Cosme. Poco después se cambió a  Filosofía porque le parecía que la literatura (que cultivó toda su vida) no respondía las preguntas fundamentales de la existencia.  Recibió su título con la presentación de una tesis titulada  Sobre cultura femenina.  Poco después viajó  España donde estudió una maestría en Estética. A su regreso, se estableció en Chiapas con la firme intención de ayudar al desarrollo de los pueblos indígenas; con tal motivo, escribió pequeñas obras de teatro que eran traducidas a los idiomas indígenas y que se representaban. Era la mejor manera de que la gente entendiera el mensaje. Dedicó dos años de su vida a esta tarea, lo que le costó contraer tuberculosis por lo que tuvo que ser internada para su rehabilitación en un hospital de Tlalpan.

Ya en esos años había empezado a cultivar la poesía que nunca abandonaría a pesar de que su obra en prosa es mucho más abundante, sobre todo si tomamos en cuenta los artículos que semanalmente escribió para el periódico Excelsior, incluso cuando estuvo en Israel. De los poemas que dedicó a Chiapas veamos el siguiente:

AL ÁRBOL QUE HAY EN MEDIO DE LOS PUEBLOS
Por caminos de hormigas
Traje el pie del regreso
Hasta este corazón de alto follaje
Trémulo.

Ceiba que disemina
Mi raza entre los vientos,
Sombra en la que se amaron
Mis abuelos.
Bajo tus ramas deja
Que mi canto se acueste.
Padre de tantas voces
Protégeme.

Es cierto que sus dos novelas, Balún Canán y Oficio de tinieblas, así como dos de sus libros de cuentos, Ciudad Real y Los convidados de agosto ocurren en Chiapas y señala con precisión la discriminación hacia los indígenas a los que, además, les estaba prohibido hablar castilla, así como caminar por la banqueta (tenían que hacerlo por el arroyo), pero, desde mi punto de vista –y esto fue lo que me convenció para escribir mi tesis de licenciatura titulada La imagen de la mujer en la narrativa de Rosario Castellanos, publicada por la UNAM en 1980, en la colección Cuadernos del Centro de Estudios Literarios- su objetivo principal era resaltar la situación de inferioridad de la mujer. Fue este enfoque precisamente el que me ayudó a que mi trabajo fuera reconocido en México y fuera de nuestro país.

Después de su muerte, José Emilio Pacheco escribió al respecto: “Cuando se relean sus libros se verá que nadie en este país tuvo, en su momento, una conciencia tan clara de lo que significa la doble condición de mujer y de mexicana, ni hizo de esta conciencia la materia misma de su obra, la línea central de su trabajo. Naturalmente, no supimos leerla”. Al ser éste el tema central de mi tesis, fue calurosamente acogida tanto en Mexico como en el extranjero.

Por su parte, Carlos Monsiváis (gran amigo suyo)  escribió en los años sesenta aproximadamente “que Rosario Castellanos inicia la literatura de la mujer mexicana”. Y Pacheco concluye que gracias a ella “las mexicanas rencontraron su voz”.


 Por mi parte, yo agregaría que encontraron asimismo el valor de escribir como les plazca y perdieron el miedo a las palabras. 

miércoles, 23 de septiembre de 2015

Carta a mi hermano Gonzalo


Cape Girardeau, Mo., 24  de septiembre de 1957

Muy querido Gonzalito:

Me dio mucha alegría recibir tu carta aunque me costó un poco de trabajo descifrar los jeroglíficos que en ella había, así que estaría bueno que hicieras ejercicios de caligrafía para mejorar la letra.

El sábado en la noche nos fuimos a un juego de foot-ball americano que estuvo bastante bonito. La banda desfiló con sus dos bastoneras y todo el mundo gritó porras para animar al equipo. Hubo unos cuantos accidentados pues el juego es bastante rudo, pero yo no sé qué les encanta de ese deporte.

El domingo en la tarde cruzamos el puente (porque tenemos un puente inmenso y muy bonito sobre el Mississipi) y nos fuimos a pasear a Tebas, Illinois. No había mucho que ver, pero es bonito ver el río tan grande y tan tranquilo por encima y con tantos remolinos por abajo. Luego regresamos a Cape y nos fuimos a pasear por los pueblitos vecinos y sus alrededores. Todos muy pintorescos y llenos de bosques y parques. Luego cenamos en Sikeston y nos volvimos a Cape. Fui con la mamá de una muchacha que habita aquí en el dormitorio y que me invitó a pasar un fin de semana en su casa en octubre.

Este fin de semana me invitaron a ir a San Luis, pero todavía no sé si voy o no. Bueno, gordo, estudie mucho y reciba el cariño de

María Rosa.

El Grito en el Zócalo

UNA NOCHE DEL 15 DE SEPTIEMBRE EN EL ZÓCALO

Mi mamá siempre había tenido mucha ilusión de acudir al Zócalo, en la Ciudad de México, para presenciar la ceremonia del Grito de la Independencia en vivo. Mi hermano Carlos nos había invitado a mi mamá, Alicia y a mí en repetidas ocasiones a cenar en algún restaurante elegante donde a las once de la noche todos los asistentes nos poníamos de pie y gritábamos ¡VIVA MÉXICO! Una manera de disfrutar del Grito sin apretujones hubiera sido conseguir una reservación en el Hotel de la Ciudad de México o en el Majestic y verlo desde el balcón,  pero costaba mucho dinero y había que reservar con un año o más de anticipación, de manera que lo había dejado pasar.

Hace ya muchos años, un15 de septiembre, tres compañeros de la Universidad, Miguel, Gustavo y Francisco se ofrecieron a acompañarnos. Nos reunimos en el departamento de Miguel, en el tercer piso de la calle  Luis Moya (por supuesto, antes del terremoto) en el centro. Miguel nos había advertido que tendríamos que caminar desde ahí, por la Avenida Juárez, hasta el Zócalo, lo que implicaba una buena caminata, pero mi mamá ni chistó. Iba feliz. Nos había advertido, además, que calzáramos zapatos cómodos y no lleváramos bolsa. Yo me había puesto una gabardina azul marino y mi mamá, un abrigo obscuro.

Emprendimos la caminata alegremente, pasamos todos los controles y llegamos al Zócalo a buena hora, de manera que había que esperar y de pie. Pronto la plaza estuvo llena a reventar de manera que habíamos convenido estar siempre juntos en un grupo compacto y, en caso de que la multitud nos separara, a la salida caminar por la calle 5 de Febrero hasta Isabel la Católica y reunirnos frente al aparador de una tienda.

Gritamos con entusiasmo ¡VIVA MÉXICO¡ cuando ondeó la bandera y esperamos con expectación los fuegos pirotécnicos, que eran la principal atracción de la noche y que mi mamá esperaba con ilusión. Para nuestra mala suerte, esa noche decidieron estrenar el rayo láser de manera que no  hubo cohetes, ni cascadas, ni luces multicolores, lo que  la  entristeció mucho pues era casi imposible pensar en volver al Zócalo al año siguiente. 

Pero no había tiempo para tristezas porque era necesario desalojar la plaza de inmediato porque ya se aproximaba el equipo de limpieza que debía dejar el Zócalo limpísimo para el desfile del día siguiente. La multitud empezó a empujarnos y nos separaron. Me preocupé por mi mamá pero Francisco, que era muy alto, me hizo una seña desde lejos que ella estaba con él y que la cuidaría. Miguel, Gustavo y yo nos dejamos llevar por la muchedumbre y debo confesar que, en realidad, no caminé: la gente me llevó en vilo. En el alboroto, perdí un zapato.

Al fin llegamos a la esquina de 5 de Febrero y nos dirigimos hacia el punto de reunión previamente establecido. Reíamos a carcajadas de nuestra aventura y de que yo parecía coja al no tener los dos zapatos. Nos encontramos con Francisco y mi mamá que nos aguardaban sanos y salvos frente al aparador y emprendimos le regreso hacia la calle de Luis Moya. Miguel había preparado un delicioso pozole que degustamos gozosos sin importar el cansancio y el haber subido tres pisos hasta el departamento.

Después de la una de la mañana mi mamá y yo nos despedimos, nos acomodamos en mi coche y nos dirigimos al departamento en la Colonia Nápoles en mi Datsum que no sufrió ningún desperfecto durante el tiempo que estuvo en la calle sin vigilancia. Llegamos sin contratiempo. Mi mamá recordó siempre con mucho gusto y una amplia sonrisa esa aventura en el Zócalo que nunca esperó vivir.  


Patrick Modiano, ganador del Nobel de Literatura en 2014

EL DELGADO HILO ENTRE PATRICK MODIANO Y ADOLF HITLER

¿Qué relación hay entre estos dos personajes tan separados uno del otro en el tiempo? Pues, fuerza es admitirlo, porque el segundo y la hecatombe en que sumió al mundo fue definitiva para la creación literaria del escritor francés Patrick Modiano (1945), galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 2014 por su obra completa pero, principalmente, por su novela Dora Bruder (2014).

Hijo de de un padre judío y de una actriz belga, Modiano nació en Boulogne-Billancourt en1945  cuando se arrojaron las bombas atómicas Fat Man y Little Boy sobre las ciudades japonesas Hiroshima y Nagasaki,  precisamente el año en que terminó la segunda guerra mundial por lo que no vivió la terrible experiencia del nazismo pero su novela sí tiene mucho que ver con este terrible período de la historia.

Por otra parte, hace varios días algunos periodistas y comentaristas de la televisión –entre ellos, Sergio Sarmiento- recordaron que este año se cumplen noventa de la publicación de Mein Kampf (Mi lucha), es decir, el  ideario de Adolf Hitler, o manual del nacionalsocialismo que condujo a la persecución y ejecución de millones de judíos durante la segunda guerra mundial que se inició  en 1939 con la invasión de Checoslovaquia.

Como bien señala Adolfo García Ortega en el prólogo a esta edición de Dora Bruder, “la novela arranca del encuentro casual, en un periódico de 1941, de un pequeño suelto en que los padres avisan de la desaparición de su hija”, recurso literario que ha sido empleado en muchas ocasiones por distintos escritores  quienes a partir de un anuncio de periódico, de una foto antigua, de un anuncio en un camión, son capaces de urdir una novela o un cuento.  Como la dirección de los padres de Dora coincide con el barrio donde el narrador (que en ocasiones se confunde con el autor) vivió su infancia, la noticia atrae su atención y empieza a investigar.

Dora Bruder es una chica, de 15 años de edad, mide 1.55 m. de estatura y vivía en un internado religioso, llamado del Sagrado Corazón de María, y a cargo de las Hermanas de las Escuelas Cristianas de la Misericordia. El día que sale del internado vestía  “un abrigo sport gris, pullover burdeos, falda y sombrero azul marino, zapatos sport marrón”. ¿Por qué salió del internado? ¿A dónde se dirigía puesto que no llegó a casa de sus padres? Son preguntas que quedarán sin respuesta.
¿Cómo había escapado Ernest Bruder, padre de Dora, de ser detenido en la redada de 1941? Había emigrado Francia procedente de Austria, pero era hijo de una familia judía. La madre, Cecile Bruder, fue detenida el 16 de julio de 1942, el día de la gran redada y enviada a Drancy; sin embargo, poco después es liberada porque había nacido en Budapest y no había evidencia clara de que fuera judía.  

Al iniciar la pesquisa sobre el paradero de Dora, el narrador carece por completo de información, pero la paciencia y la constancia le permiten reconstruir no sólo la historia de la familia, sino del barrio donde vivieron. Por supuesto, todos esos sitios frecuentados por los Bruder han cambiado, incluso el colegio ha desaparecido. Sin embargo, las largas caminatas del narrador le ayudan a comprender el ambiente que se vivió durante esos días terribles, llenos de miedo, de la historia de los judíos.

Al ir jalando los hilos de la historia y bucear por horas en los escasos archivos disponibles (los alemanes destruyeron todo al abandonar París) va dándose cuenta de que no fueron cinco ni diez las personas desaparecidas, sino miles, incluso muchas jóvenes de la edad de Dora, por ejemplo, Violette Joël, Nelly Trautmann, Marie Grossman, Paulette Gothlef, por mencionar unas cuantas. Aun cuando sus padres escribieron al prefecto de policía solicitando información sobre sus hijas, nunca recibieron una respuesta.

El autor logra a través de sus páginas comunicarnos la angustia experimentada por todos esos seres que sabían que tarde o temprano iban a ser deportados al este. Hay muchos nombres, pero las vidas se parecen: son hijos de judíos emigrados, modestos, sin educación y que trabajan como obreros. Habitan en una sola habitación en un quinto piso y se esfuerzan por dar a sus hijos una vida mejor. Las calles y los barrios que recorre el autor-narrador en su búsqueda de Dora le permiten reconstruir ese París de la ocupación alemana.  


La novela de Modiano es un libro breve, a veces da más la impresión de ser un reporte de investigación. No obstante, conmueve al lector. Y como él nació en 1945, es inevitable recordar a Hitler y la hecatombe en que sumió al mundo como consecuencia de su libro Mi  lucha en el que tenía una fe ciega.  Este hecho y la historia de Dora Bruder permite que, de alguna manera, uno y otro estén unidos por un delgado hilo que no puede romperse.  

miércoles, 26 de agosto de 2015

Continuo con el epistolario desde el Colegio.

Cape Girardeau, Mo., 5 de octubre de 1957


Mis queridos Papá Chuy y Mamá Pina:  

Un millón de gracias por el cheque, me va a servir mucho.

Aquí ya hace mucho frío, pero a mediodía hace calor. Además, a las 6:30 p.m.   está completamente obscuro. Es muy bonito caminar por los jardines y el bosque en este tiempo pues todos los árboles tienen hojas de distinto color y sopla un vientecillo medio frío, pero a gusto.

No se imaginan qué cumpleaños más bonito tuve. Comencé desde el día 3, pero eso lo leerán en la carta de mi mamá, así que les contaré mi fiesta de anoche. Comimos a las 5:30 p.m. y después me vine encarrrerada al cuarto, me puse unos pantalones y una blusa y me fui a la lavandería para lavar mi ropa en la lavadora  y poder plancharla hoy sábado.

Cuando acabé, como a las 6:30 p.m., me iba a venir a mi cuarto a escribir cartas, pero una de las muchachas vino y me dijo que me fuera a su cuarto, en el piso de abajo, a oír discos y yo, muy confiada, la seguí.  Luego, como a la media hora, alguien le habló y entonces me dijo: “Phyllis tiene un vestido nuevo. ¿No quieres subir a verlo?” Y dejó que me adelantara. Imagínense cuál sería mi sorpresa  al entrar al cuarto en esas fachas. La mayoría de las muchachas muy bien vestidas, todo muy adornado y una mesa preciosa con dos pasteles, bizcochos, café, regalos y tarjetas.

 Para colmo de desgracias, me tomaron fotografías con la boca abierta y los ojos pelones. Me cantaron Happy birthday y me regalaron unos pantalones de lana, lindos, una blusa blanca estilo camisero, aretes, pañuelos y muchas tarjetas firmadas por todas las chicas del dormitorio. El regalo sorpresa fue un tigre de peluche, muy grande, porque yo había comentado que nunca había tenido un peluche. Estaba tan sorprendida porque fingieron tan bien; yo las había invitado a comer pastel en mi cuarto y todas me dijeron que no podían porque iban a salir o tenían algo qué hacer, así que yo estaba muy desconsolada, pero luego me sentí tan feliz. Tan monas, invitaron a Miss Cleaver y a la chica de Panamá. Nos divertimos cantidad.

Saludos a todos y no dejan de escribirme. Reciban todo el cariño de su nieta que no los olvida.


María Rosa

Carta desde Cape Girardeau

Cape Girardeau, Mo., septiembre 20 de 1957


Muy queridos papás y hermanos:

Tu carta llegó aquí el día 18, así que hizo cuatro días, así que en tu próxima dime si quieres que escriba por ordinario. Ahora no lo hago porque no tengo timbres de esos.

A Cape llegué como a las 5 de la tarde y no perdí nada pues chequeé todos los velices en Laredo. La desventaja es que llegaron al día siguiente en la tarde y mientras yo no tenía nada que ponerme, pero aquí las muchachas me prestaron cosas y así me la pasé. El taxi me costó $0.85 y el boleto $3.50 más aparte $1.00 del lunch. Ya reclamé en el ferrocarril antes de que tú me lo dijeras pero no quisieron devolver nada. Me dijeron que lo único que podía hacer es utilizarlo para ir a San Luis antes del 7 de octubre.

La señora Rosita fue muy amable conmigo y pensaba escribirle, pero no te imaginas lo ocupada que he estado estos últimos días. Por ahora, pueden estar orgullosos de mí. Van ya como 4 ó 5 veces que he demostrado saber más que los gringos, mis compañeros, en materias que ellos debieran dominar pues les atañen más que a mí. Los profesores me alabaron y todos estaban asombrados.

Las clases en sí no son difíciles, pero el idioma me trae loca; es muy distinto hablar en una conversación a llevar materias en inglés , te tropiezas con palabras nuevas en los libros a cada instante, los profesores hablan muy aprisa y emplean slang, los  muchachos al contestar se ponen la mano en la boca y no se les oye bien. Total, que al terminar la clase entendí la mitad y la otra mitad se me escapó y no sé si en lo que no entendí iba algo importante.

El miércoles di un speech para el Parents’ Teacher Association en la May Greene School sobre las escuelas de México, y creo que no lo hice tan mal. Estos gringos son de lo más ignorantes; una de las preguntas que me hicieron fue que cuál era el idioma mexicano y a qué clase social pertenecía yo. Me regalaron un collar y unos aretes y no están tan feos. Anoche hablé para una asociación católica sobre Durango y sus habitantes. Fue una reunión de lo más aburrida  y me la tuve que aguantar toda, duró como cuatro horas. En honor de mi bella persona hicieron tamales extra gigantes y horrorosos. Me los tuve que comer y decir que estaban deliciosos,  pero me costó mi buen trabajo decirlo. Me regalaron una caja de polvo Coty; no estuvo tan peor después de todo.

Esta semana fue de iniciación para los alumnos de primer año. Nos vestimos elegantísimas con sombrero y guantes y luego nos colgaron tiras de papel blanco con el nombre del dormitorio y los números de teléfono; estaba estrictamente prohibido hablar con los muchachos, pero tuvimos que conseguir 25 nombres y direcciones por señas, de lo más divertido. Tuvimos que comer comidas cuadradas, es decir, formar un cuadrado en el aire antes de llevar la comida a la boca; por mala suerte, nos dieron chícharos y cosas que se caían del tenedor, así que se nos rodaba todo; en fin, bastante incómodo. Ayer, en la noche, fue la iniciación formal a las 10:30 p.m. Todas con vestido de coctel, en el comedor se leyó la constitución del dormitorio, brindamos y comimos. Muy bonito y muy nuevo también.

El miércoles en la tarde probé para ingresar al Aquatic Club. Estuvo muy difícil pues tuve que hacer muchas cosas de profesionales que yo no tenía ni la más remota idea de cómo eran. En fin, hice lo que pude y hasta hoy en la tarde nos van a decir quiénes son las verdadera nuevas socias.

Me compré una crinolina preciosa en $3.00 dólares porque la dependienta se equivocó; debían haber sido cinco y yo me quedé callada aunque me di cuenta. ¡Qué poco honrada soy!

Soy tan popular que vinieron a tomarme unas fotografías para el periódico y hoy me van a hacer una entrevista. Ya te mandaré los recortes, por hoy te mando uno.

Felicita a mi tío Jesús y a Tere de mi parte y diles que ya les pondré una  tarjeta.

Perdona la letra y los errores pero estoy muy de prisa porque en fin de semana tengo mucho que lavar.

Saludos a todo mundo. Un abrazo muy apretado de tu hija.


P.S. Contesta pronto porque me siento feliz cuando tengo carta.    

BARAK OBAMA Y EL PREMIO NOBEL DE LA PAZ

BARAK OBAMA Y EL PREMIO NOBEL DE LA PAZ


Cuando el recién electo presidente de los Estados Unidos, Barak Obama, recibió el Premio Nobel de la Paz en 2009 (el mismo año en que tomó posesión de su cargo)  por proponer como objetivos importantes de su gobierno el desarme nuclear, buscar la paz en Medio Oriente y apoyar la  lucha contra el cambio climático que en su país los ciudadanos no consideraban importante, muchas personas en el mundo opinaban que  había muchos otros candidatos con mayores méritos que Obama. Ahora que está por concluir su mandato, consiguió un logro importantísimo desde mi punto de vista: reanudar las relaciones diplomáticas con Cuba  que se interrumpieron el 3 de enero de 1961.  Por ello, el 14 de agosto de 2015 la bandera cubana ondeó en la capital de los Estados Unidos.

En 1964, el escritor Irving Wallace, en su novela The Man,  profetizaba que a pesar de los conflictos raciales, un día un afroamericano llegaría a ocupar la Casa Blanca. Ese hombre fue Barak Obama que, junto con su familia, ha habitado en esa mansión durante ya casi ocho años.

Obama ha tenido una vida sumamente interesante. Para empezar, nació en Hawaii en 1961, hijo de un africano, Barak Obama, de la tribu keniana de los Luo que, en 1959, cuando tenía 23 años, llegó a la Universidad de Hawaii. Fue el primer estudiante llegado de África. Estudió econometría  y en tres años se graduó como el primero de su clase. En un curso de ruso, conoció  a una chica blanca, Ann Dunham,  con la que contrajo matrimonio. De esa pareja nació Barak Obama, el actual presidente de los Estados Unidos.

Al concluir sus estudios, en 1963,  Obama padre decidió regresar a su país para ayudar a su desarrollo. Su esposa decidió no seguirlo y se quedó en Hawaii. El niño tenía apenas dos años y no volvería a ver a su padre sino hasta 1967 –y eso por un mes apenas- cuando cumplió seis años, tres años después de que Martin Luther King fuera galardonado con el Premio de la Paz. Quizá algo premonitorio.  

La madre de Obama contrajo matrimonio después con un hombre de Indonesia, por lo que la familia vivió en ese país. El propio Obama narra en su libro Dreams from my father (1995) que durante esos años él no estaba consciente de la discriminación racial. En el país asiático el color de su piel  no era tan diferente al l de los otros niños. Cuando llegó a Los Ángeles para proseguir sus estudios, se estrelló contra la discriminación pero sobrevivió. Después, se estableció en Nueva York, donde fue aceptado en la prestigiosa  Universidad de Columbia. Al graduarse, en 1983  decidió emigrar a Chicago para convertirse en un community  organizer (una especie de gestor) con el propósito de ayudar a las comunidades afroamericanas a luchar por sus derechos civiles y a mejorar sus condiciones de vida. Así empezó su carrera política. Luego, fue elegido senador y de ahí daría el gran paso hacia la Casa Blanca.

El 7 de febrero de 1962 el presidente John F. Kennedy decidió el bloqueo a Cuba. Este año, cincuenta y tres años después de esa decisión, Barak Obama y su grupo decidieron poner fin a ese bloqueo, aunque el embargo todavía continúa vigente, y el 14 de agosto de 2015 será recordado como la fecha en que la bandera de los Estados Unidos ondeó en la antigua sede de la embajada de ese país en Cuba. Cuando el muro de Berlín fue derribado en 1989 se sabía de la intervención del papa  Juan Pablo II en las negociaciones que concluyeron con la demolición del muro. Ahora, se comenta que en reuniones secretas en Obama y el papa Francisco hablaron sobre la posibilidad de reanudar las relaciones con Cuba.

Además de sus proyectos originales, Obama había decidido al comienzo de su mandato modificar en cierta forma los servicios de salud para los indocumentados. La propuesta no prosperó porque fue bloqueada por los republicanos. Lo mismo sucedió con la reforma migratoria que tampoco tuvo éxito. Ahora, el mundo espera para ver cuáles serán las consecuencias de la reanudación de las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos.

Yo estuve en Cuba en 1982 con un grupo organizado por el Instituto Cultural Cubano. Fue una experiencia interesante pero la sensación que me quedó, independientemente del asombro por el avance de la educación, fue que el tiempo se había detenido en los años cincuenta. Regresé en 1985, acompañada por una compañera universitaria, ambas como invitadas oficiales del gobierno cubano para una serie de conversaciones con profesores cubanos sobre los métodos de enseñanza del español para extranjeros. Dada nuestra misión, fuimos tratadas a cuerpo de rey. Observé que algunos edificios estaban restaurados y había más alimentos disponibles, pero quizá sucedió porque estábamos alojadas en el Hotel Tritón que albergaba a muchos extranjeros de aspecto ruso o checoeslovaco.

He leído a muchos autores cubanos tanto a los que se fueron como a los que se quedaron y a los que lucharon por la independencia de Cuba; por ejemplo, José Martí. . Recientemente, al gran Leonardo Padura que será galardonado este otoño con el Premio Príncipe de Asturias por su obra literaria.


Ojalá la reanudación de las relaciones entre ambos país sea para bien de ambos y que Cuba no sea nunca más el “burdel” de los Estados Unidos, como decía Fidel Castro, y que los prisioneros políticos sean liberados.