jueves, 7 de noviembre de 2013

Gorriones madrugadores

VISITAS INESPERADAS

En febrero pasado, a pesar del intenso frío, como a las 8:00 a.m., me despertó un ruido inesperado que provenía de la cocina.  Me dirigí hacia allá y  vi a una pajarita de color rojo con café (pensé que era hembra por su tamaño) que picoteaba con insistencia en el cristal de la ventana. Su compañero  simplemente se había posado en un barrote de la herrería y aguardaba a que ella se cansara de admirarse en los vidrios espejo.  Los observé uno o dos minutos; luego,  levantaron el vuelo. Una hora más tarde la pajarita estaba de regreso picoteando sin fatigarse. Esta visita se repitió muchas  mañanas y parecía que esperaba a que yo llegara a la cocina para levantar el vuelo. Aun si yo me movía sigilosamente, la pajarita era capaz de percibir mi presencia.

Para mi sorpresa, ahora que el otoño nos ha anunciado su llegada con un ligero viento frío y con las hojas secas que empiezan a tapizar los jardines,  acaba de repetirse la visita. Esta semana los dos pajarillos (¿O serían sus descendientes?) vinieron de nuevo a alegrarme la mañana. La pajarita repitió su conducta anterior picoteando con entusiasmo. El pajarillo observaba a su compañera mientras miraba con atención el jardín. Luego, se alejaron volando.  

Consultando la Guía de Aves de Durango, escrita por Walter C. Bishop Guajardo y Betty Grace Howard de Santiesteban, encontré una foto de un pájaro semejante a los  que me visitan. Se trata de un “gorrión común o casero” Agrega que la hembra por lo general es de color “café rayado con partes interiores blancas rayadas de café”.  Su canto  es tenue muy melodioso.  Es posible observar a estas aves con mayor frecuencia durante los meses de primavera en adelante en los llanos, parques y  huertas de Durango, alimentándose de semillas y fruta.

Hace tres años pasé la Navidad en una granja en Ben Franklin, Texas, y tuve la oportunidad de observar a unos pájaros totalmente rojos que llegaban como a las 7:30 de la mañana a mi ventana porque afuera mi amiga les ponía su alimento. Una mañana,  cuando el servicio  meteorológico anunció un  descenso en la temperatura acompañado de fuertes vientos, los pájaros aparecieron con su plumaje esponjado, como si se hubieran puesto su abrigo de invierno, y se alimentaron frenéticamente, quizá preparándose para soportar el frío resguardados en sus nidos en los árboles.

Es posible que antes de que los cazadores depredaran la Sierra Madre Occidental pensando que los venados y los pájaros eran inextinguibles se pudiera observar a los pájaros azules o rojos o a los venados asustados con sus grandes ojos, con mayor facilidad. Hoy, muchos están extintos y debemos contribuir a cambiar la mentalidad de aquellos que creen que los pájaros disecados sirven sólo para adornar sus estudios o estancias.


Las visitas matinales de estos pajarillos me alegran el inicio del día. En lugar de quejarse del frío, como hacemos los seres humanos, parece que ellos lo disfrutaran y quisieran contagiarnos a todos  su alborozo.


Pajaritos felices 

Pajaritos en descanso


Atardecer en Durango

BELLEZAS DEL CIELO OTOÑAL

Durante el mes de octubre de 2013, la naturaleza nos regaló un espectáculo bellísimo que sólo ella puede ofrecer. Como a las 7:30 p.m., el cielo se tornó rosa y ese color se extendió por todas partes, incluso al interior de mi casa. Salí rápidamente y me senté en una banca del jardín para apreciar el espectáculo que duraría unos dos o tres minutos porque el sol se había ocultado ya tras las montañas. Durango es famoso por su cielo azul y sus celajes rosa y lila. Sin embargo, lo que nos obsequió esa tarde, poco antes de que el sol desapareciera, fue algo inusitado, inolvidable.

Este viernes, 18 de octubre, la luna brilla en el firmamento en  toda su redondez y su luminosidad logra que el jardín se convierta en un espacio que se antoja mágico. Pienso que ni Neil Armstrong, el astronauta que posó sus pies en la superficie lunar, pudo admirarla como nosotros esta noche.


 El invierno ya toca a la puerta y el otoño nos dice adiós haciendo que el firmamento nos alegre el corazón.