domingo, 19 de noviembre de 2017

Recordando a viejas y queridas amigas en un feliz domingo.

LA AMISTAD

La fotografía que acompaña este texto fue tomada en 1967, en la Hacienda de Tequesquitengo, en el Estado de Cuernavaca, un lugar muy popular para pasar el fin de semana debido a su buen clima y todas las oportunidades que ofrecía para disfrutar de un día casi como de playa. En la foto aparezco con lentes obscuros y  un traje de baño amarillo, acompañada por varias amigas Magdalena, Luz María y Tere a las que conocí en un viaje a Europa durante un mes y ese tiempo nos sirvió para empezar una amistad que se ha prolongado a través de los años.   

La historia de nuestra amistad es interesante. Empezaré por Tere, en el otro extremo, también con un traje de baño amarillo. Tere y yo nos conocimos en 1961 cuando ella era la secretaria del gerente de la compañía de publicidad Noble y Asociados. Yo estaba recién llegada a la Ciudad de México y conseguí empleo en esa empresa como secretaria del señor Storke, el subdirector. Desde entonces y a pesar de que hemos vivido en ciudades distintas la amistad se mantiene igual que si hubiera sido ayer cuando nos vimos. Ella vive actualmente en San Luis Potosí, una bella ciudad, que está como a seis horas en coche por la carretera a México. Yo no he podido visitarla en los últimos años porque ya no me es posible viajar muchas horas en autobús debido a mis problemas de circulación. Por su parte, ella no quiere venir a Durango porque tiene mucho miedo a los alacranes, tan mencionados en todas partes. Y hay cierta razón para ello porque el otro día dieron la noticia de que este año ya van 9,000 picados de alacrán aunque esto sucede en la periferia o en los poblados del campo.

Perdí el contacto con Malena, porque así la llamamos desde que el destino nos reunió en un viaje a Europa en 1966,  durante muchos años, pero como se dice comúnmente que el mundo es un pañuelo sucedió que un hijo de Eva, la que no aparece en la foto, en unas vacaciones en la ciudad de Querétaro conoció a un sobrino de Malena y fue así como reanudamos el contacto. Ella se casó con un norteamericano y ha vivido fuera de México por más de treinta años, pero ahora, con la facilidad del internet, hemos reanudado nuestra amistad,  aunque parece difícil que volvamos a saludarnos en persona.

Luz María, a la que llamamos Luzma, viste un traje de baño negro y tiene el pelo castaño. Durante muchos años se dedicó a ser guía de turistas para empresas que organizaban viajes a Europa o a Japón, y creo que un tiempo vivió en un puerto. Sin embargo, no he vuelto a tener contacto con ella aunque la recuerdo con cariño.

Eva, la fotógrafa y, además, dueña del coche en el que fuimos a Tequesquitengo, y que no aparece en la foto, y yo logramos fortalecer nuestra amistad al paso del tiempo y debido a intereses y gustos similares. En 1967 esta amistad nos llevó a viajar juntas  a Washington, D.C. donde trabajamos como secretarias bilingües para el Banco Interamericano de Desarrollo. Rentamos un departamento, que arreglamos con muebles de segunda mano, y objetos que habíamos llevado desde México para sentir que estábamos en casa, y que compartimos durante un año y medio. A su regreso, contrajo matrimonio y actualmente vive en  Querétaro.
Por problemas de salud, no sabe usar la computadora, de manera que nuestro contacto es siempre telefónico. Antes, cuando yo podía viajar y mi hermano Gonzalo también vivía en Querétaro, iba a visitarlos por lo menos una vez al año. Mi hermano ya murió y Eva tiene serios problemas de salud así que se mantiene en su casa.

Quise compartir con ustedes estos recuerdos que acudieron a mi mente cuando al abrir un álbum de fotos me topé con esta foto. Y recordé estas palabras de Cicerón en su diálogo sobre la amistad:


El que mira a un amigo verdadero es como si viera su propia imagen. Y, así, los ausentes se hacen presentes; los pobres, ricos; los débiles, fuertes; y –lo que es más difícil de decir- los muertos, vivos: tanto es el honor, el recuerdo y la añoranza de los amigos, que estos sentimientos les siguen más allá de la tumba. Por eso, la muerte de aquéllos parece feliz, y la vida de éstos digna de alabanza.    

lunes, 6 de noviembre de 2017

Breve comentario sobre una película formidable

Medianoche en París

Dirigida por Woody Allen en 2011 es una película que recuerda a La Cenicienta, pero al revés. Es decir, el encanto de La Cenicienta terminaba a la medianoche, y en esta película la emoción y el viaje al pasado comienzan precisamente a las doce de la noche.

Los actores fueron Owen Wilson (Gil Pender), Rachel Mc Adams (Inez), Michael Sheen y, en un pequeño papel, Marion Cotillard, además de muchos otros actores que no citaremos para no alargar demasiado este texto.  Gil e Inez están de vacaciones en París en compañía de los padres de ella, pero difieren en gustos e intereses. Gil desea caminar por París, mientras ella quiere ir de compras y, si acaso, a un museo donde un guía experimentado le muestre lo importante de ese lugar.

Gil, entonces, sale a caminar por las calles de París y, al sonar las doce campanadas de la medianoche, un coche antiguo para por donde él está de pie y lo invita a subirse. El chofer es nada menos que el escritor estadounidense Fitzgerald que va acompañado por su esposa Zelda. Se dirigen a un café-bar donde Gil conocerá a personajes tan famosos en los años veinte, entre otros,  como el escritor Hemingway, el pintor Picasso, el pintor Modigliani,.  Gil intenta convertirse en escritor, por lo que Hemingway ofrece llevarlo a conocer a Gertrude Stein (Kathy Bates) famosa en esa época por su librería y por su ayuda a todos los escritores y artistas que deseaban conocer el triunfo y la fama.



Reflexiones filosóficas para vivir en paz

PENSAMIENTOS ÚTILES PARA VIVIR MEJOR



“No llores porque ya se terminó, sonríe porque sucedió”.

“Ninguna persona merece tus lágrimas, y quien se las merezca no te hará llorar”

“La sabiduría nos llega cuando ya no nos sirve para nada”

Leí estos pensamientos en un pequeño periódico que se imprime en  Durango: se llama Órale qué chiquito y a pesar de sus pocas páginas nos da la información suficiente sobre lo que ocurre en nuestra ciudad. También tienen una sección un poco filosófica y fue ahí donde los leí. Luego pensé que sería bueno compartirlos con ustedes, amigos lectores. 

Si vemos al primero, les contaré lo referente a mi anterior casa en el Fraccionamiento Camino Real. Una casita que había comprado con mucho sacrificio y que había arreglado con esmero plantando flores, pintando la herrería; en fin, dediqué muchas horas a cuidarla. Una mañana, mientras yo impartía mis clases en la Universidad Vasconcelos, entraron los ladrones y se robaron todo lo que les pareció fácil de robar, incluyendo la despensa. Sólo dejaron las toronjas y el brócoli porque les eran  desconocidos.

Meses después la vendí  porque me sentía totalmente insegura por las noches. Entonces, compré el lote donde ahora está ubicada mi casa; me la construyeron y me mudé. Como no resultó de todo mi agrado, la verdad es que extrañaba mi antigua casa. Pasaba con frecuencia por ahí porque es mi ruta para llegar a donde vivo hoy y se me salían las lágrimas al ver todos los cambios que los nuevos inquilinos habían hecho; por ejemplo, levantar el pasto y quitar los rosales.

Poco después el gobierno decidió remodelar esa zona para ampliar la calle de Santa Patricia y la avenida Domingo Arrieta,  lo que afectó el área donde se encontraba mi antigua casa. Entonces, sonreí y recordé lo que dice una reflexión sobre el hecho de que  Dios sabe sacar un bien de lo que parece un mal. O, en otras palabras, alegrarme de que la disfruté varios años y dejar de llorar.

El segundo pensamiento se relaciona más bien, creo yo, con una relación amorosa fallida. Por lo general, a las mujeres nos da por llorar, olvidando lo malo y recordando sólo lo bueno. Pero como lo dice este pensamiento, nadie merece las lágrimas derramadas por un amor fracasado.

No estoy totalmente de acuerdo con el tercer pensamiento porque creo que la sabiduría siempre es útil aun cuando llegue cuando tenemos más edad. Si nos referimos a la sabiduría adquirida por los libros, creo que tiene razón porque es difícil que a los setenta años un maestro consiga un puesto en una escuela. Si ya está ahí y no se ha jubilado, es seguro que la sabiduría de los años vividos le han enseñado mucho sobre cómo relacionarse con los alumnos.
Creo también que leer, escribir, pintar, aprender música aun cuando la persona sea ya mayor no estorba. Al contrario, ayuda a mantener la mente ocupada y a alejar el alzheimer, que es el mal de nuestra época.


Luego entonces, estas reflexiones son útiles en cualquier etapa de la vida.  

Altar de muertos en la Plaza de Armas

DÍA DE MUERTOS

Ya llegó y se fue el día 2 de noviembre,  cuando en México celebramos y recordamos a los muertos. Lo común es que en las casas se monte un altar de muertos que contenga un frasco con agua, la comida favorita del difunto, velas y otras cosas más. También se adorna con cempasúchil, una flor de color anaranjado subido que, ya colocada sobre las tumbas, les agrega un colorido especial.   Según un  noticiero televisivo, este año no habría abundancia de cempasúchil porque las constantes lluvias y los  sismos  hicieron que se perdieran las cosechas de  flores. Sin embargo, en la televisión  mostraron  muchos panteones cuyas tumbas estaban adornadas con esta flor combinada con otras  de mucho colorido. En otras palabras, se celebró a los muertos con el esplendor con que se hace cada año.

Aquí, en la Plaza de Armas, frente a la Catedral, la agencia Funerales Hernández  montó un bello altar dedicado a cuatro mujeres pintoras: Frida Kahlo, Remedios Varo, Leonora Carrington e Irene Arias, cuyo fallecimiento, en Durango, fue en abril de este año. La exposición estaba muy colorida porque se combinó  el cempasúchil con flores de otros colores. Además, había reproducciones de algunos cuadros  de las pintoras homenajeadas.

Frida Kahlo, a quien seguramente muchos de ustedes habrán oído nombrar, fue esposa del gran pintor mexicano Diego Rivera que introdujo en sus murales y pinturas a la población indígena que hasta ese momento apenas si había sido considerada por los pintores anteriores. Frida nació en la Ciudad de México en 1907. Siendo muy joven, abordó un autobús urbano para dirigirse a un sitio que quedaba lejos de su casa. Desgraciadamente, hubo un accidente automovilístico y Frida sufrió una herida profunda con una varilla que le atravesó la columna vertebral  y que,  andando el tiempo, le impediría convertirse en madre. Todo eso y muchos otros temas fueron motivo de sus pinturas que han recorrido el mundo.
Murió en 1954 y su casa en Coyoacán se ha convertido en un museo atractivo para el turismo y para conocer sus gustos.  Quizá también resulte oportuno para ustedes, amigos lectores, saber que Frida y Diego  brindaron asilo a León Trotsky  y a su esposa Natalia cuando fueron expulsados de la Unión Soviética.

La gran pintora surrealista Remedios Varo es otra de las homenajeadas. Nació en Anglés, España,  en 1913 y emigró a México durante la guerra civil española. Se nacionalizó mexicana y se volvió famosa precisamente por su adhesión a la corriente del surrealismo. Falleció en 1913.

Leonora Carrington, nacida en Inglaterra en 1917, tuvo una vida agitada y azarosa hasta su llegada a México. Emigró a Francia y estuvo a punto de ser aprehendida por los nazis. Se refugió en la embajada mexicana y gracias al apoyo de Renato Leduc, escritor y en ese momento cónsul en Francia, logró salir de ese país y viajar a México. Contrajo matrimonio con Leduc, pero en 1942 se divorciaron. Leonora siguió también la corriente surrealista y sus cuadros son hoy día muy apreciados. Se casó con el polaco Emerico Weisz con el que tuvo dos hijos. Falleció en la Ciudad de México en 2011.

Irene Arias nació en Mazatlán, Sinaloa en 1936 y murió en la ciudad de Durango en abril de 2017 cuando faltaban cuatro días para su cumpleaños. Vivió mucho tiempo en la ciudad de México donde trabajó para una empresa de viajes, lo que le permitió viajar por el mundo. A la muerte de su madre en la Ciudad de México, decidió mudarse a Durango, donde había vivido durante su adolescencia, y donde residía su hermana Olga, distinguida escritora. Sus cuadros se identifican con la corriente del expresionismo abstracto. Gozó de mucho aprecio en Durango y es considerada una de las mejores pintoras de la localidad.


Hace dos años la empresa Funerales Hernández, que patrocina este altar de muertos, rindió homenaje a la gran actriz de teatro y cine Dolores del Río, que nació en esta ciudad. Considero que es un gran acierto de que la empresa dedique sus esfuerzos a recordar a hombres y mujeres durangueños que se han distinguido en su vida por su entrega al arte.      

domingo, 15 de octubre de 2017

Audrey Hepburn, una formidable actriz en cualquier papel que le propusieran

LA PRINCESA QUE QUERÍA VIVIR


Tal es el título de una de las películas con que nos obsequió la Cineteca Municipal de Durango en un ciclo de filmes retrospectivos de los años cincuenta. Esta película llevaba el título original de A Roman Holiday, protagonizada por Audrey Hepburn y Gregory Peck. Pero en México, para atraer más al público, le pusieron el nombre que aparece al inicio de este texto.

Fue la primera película que la actriz belga Audrey Hepburn, que hablaba el inglés con una deliciosa entonación, filmó el cine estadounidense. Tuvo, además, la fortuna que, por primera vez, la película no se filmó en los estudios de Hollywood con escenarios ficticios, sino que realmente fue rodada en Roma, lo que añade interés a la cinta.  Es una delicia tener la oportunidad de ver de nuevo, aunque sea en el cine, los hermosos lugares de Roma como la Fuente de Trevi, la Plaza de España, el Coliseo y tantos más.

En la película, la princesa Audrey Hepburn no puede dormir bien y le inyectan un somnífero. La ventana está abierta y ella se escapa, pero se queda dormida en un banco en una calle. Por ahí pasa el periodista Jeff Bradley (Gregory Peck) que se preocupa por ella, además piensa que si no fuera porque está ahí, juraría que es la princesa que llegó a Roma en una visita oficial.

La lleva al cuarto que renta en un edificio modesto y la deja dormir en un sofá. Al despertar, ella se asusta pero decide pasar un día lejos de sus obligaciones habituales. El periodista piensa  en escribir un reportaje sensacional sobre la fuga de la princesa y ganar un buen dinero. Al final de la película se arrepiente porque hay entre los dos un ligero enamoramiento.

Durante el día la princesa disfruta de cortarse el pelo (el peluquero la invita a ir a bailar en la noche el lado del río), de comerse un helado, de cambiar sus elegantes zapatos por una sencillas sandalias y, sobre todo, de la libertad. Al final del día comprende que debe volver al palacio porque tiene responsabilidades y se despide de Jeff pidiéndole que no la siga. Ésta la deja en una esquina y cumple con lo que ella le pidió.

Al día siguiente hay una rueda de prensa con los periodistas extranjeros. Entre ellos se encuentra Jeff Bradley. Luego de contestar las preguntas, dice a sus asistentes que desea saludar  los periodistas. Baja la escalera y se aproxima. Para todos, tiene un saludo o una palabra amable. Cuando llega adonde está Jeff, le dice: “So glad, Mr. Bradley”, que es la despedida y el final de la película. Un momento antes recibe las fotografías que le tomó el otro periodista que pensaba colaborar en el reportaje y que se arrepiente de ello.

Ésta fue la primera película que filmó Audrey Hepburn en Hollywood en 1943 bajo la dirección de William Wyler. Así comenzó su carrera en el cine en el cual protagonizaría muchas otras películas como “Amor en la tarde”, “Sabrina”, “Breakfast at Tiffanys”, que sucede en Nueva York, “Historia de una monja”. Aquí, en Durango, en 1959, filmó “The Unforgiven”, que se tradujo como “Lo que no se perdona”, donde compartió créditos con Burt Lancaster y un selecto reparto.



domingo, 1 de octubre de 2017

¿Les gusta la comida callejera? Si la respuesta es sí, adelante

CALLEJERO GOURMET

El jueves, como a las 8:00 p.m., salir del cine mi prima y yo nos dirigimos rumbo al Jardín Hidalgo, frente el templo de Santa Anna, y encontramos que una joven pareja estaba vendiendo café en un rincón. Tenían dos bonitas cafeteras, leche entera y deslactosada, svetia (que es el endulzante de moda) y los vasos desechables. Compré uno con leche y nos sentamos en una banca a que yo lo disfrutara. A mi prima no le gusta el café por la noche.

Entonces recordé la primera vez que vi a alguien vendiendo en la calle (sin tener un puesto fijo) y fue en Querétaro. Vi como, a la hora de la comida,  una pareja llegaba y estacionaba su camioneta frente al edificio de Telmex y de otras oficinas, abría la parte trasera y empezaba a vender comida caliente a los empleados que salían a esa hora. Como a las 3:00 p.m., cuando ya habían terminado de vender, cerraban la cajuela y se iban. No creo que pagaran impuestos, pero sí era una manera de ganarse la vida si no se tenía un empleo fijo.

Meses después se repitió la historia en Durango, frente al jardín del Templo de San Juan Bautista de Analco. Era invierno y una pareja en una camioneta vendía tamales y atole. Sentí el deseo de probarlos, pero soy desconfiada de la comida callejera debido a una infección que contraje en la Ciudad de México hace ya muchos años con un taco de chicharrón. Así que continué mi camino.

Ahora, el escritor lagunero Jaime Muñoz Vargas, autor de varias novelas y libros de cuentos, y poseedor de un gran sentido del humor, decidió rescatar para la historia de la Región lagunera lo referente a la comida callejera de Torreón, Gómez Palacio y Ciudad Lerdo. Asegura que él, con toda confianza, acude a los puestos callejeros y consume lo que se venda sin ningún temor.

El contenido del libro (casi follelto) es el siguiente: agua celis, ahogaperros de Lerdo, arrachera, birria, burritos de hielera, comida corrida, costillitas (que hacen felices a unos alumnos míos porque también se venden en Durango), chicharrón de puerco, duro preparado, elote tatemado, fruta con chile, gorditas, hamburguesas, lonche, menudo, nieve de Chepo, tacos dorados, tacos La Joya, tacos y lonches de barbacoa.

Muchos de estos productos se venden en Durango, igualmente en puestos callejeros. Quizá varíen un poco las salsas que los acompañan pero también tienen una gran demanda en esta ciudad. La famosa nieve de Chepo, que inició con una nevería en el jardín de Ciudad Lerdo, ya tiene ahora en Durango dos o tres neverías (aunque no me parece que la nieve tenga el mismo sabor o quizá yo no siente el calor que se experimenta en la Laguna durante  el verano.

Creo recordar que en nuestra ciudad hace muchos años se vendía algo semejante al agua celis, pero las que predominaban antes de la llegada de la Coca-cola, eran las sodas de limón, naranja y grosella fabricadas por La Favorita, cuyo dueño era don Plácido Rodríguez.
El menudo, que sólo he probado una vez en la vida, es un guiso que se prepara base de pancita de res y maíz, cocinado con una base de chile seco. No es posible consumirlo cualquier día de la semana porque la tradición indica que es para la curar “la cruda”, es decir, el malestar después de una noche de juerga, por lo que es fácil conseguirlo la madrugada del domingo. Hay quien prefiere cocinarlo en casa y no comprarlo en los establecimiento que se han vuelto famosos por su menudo.

El autor nos dice en la introducción: “Los aguafuertes que componen este libro nacieron de mi gusto, más que de mi raciocinio”. Párrafos más adelante afirma: “Sólo es, reitero, un engarzamiento de instantáneas sobre la comida que más disfruto, la única que verdaderamente satisface mi paladar y arrastra en cada bocado toda la cosmovisión que me cupo en buena o mala suerte, todo el pasado que se deja venir encima del presente apenas huelo algunas delicia culinaria preparada por manos populares en las calles aledañas al río Nazas”.

Concuerdo plenamente con la afirmación de que al comer tal o cual guiso o postre el pasado se nos viene encima, pero tengo, como ya lo expliqué mis reticencias respecto de la comida callejera, así sea gourmet.


De cualquier manera, me parece que este folleto Callejero gourmet contribuye significativamente a la historia de la cocina en La Laguna, pero también es una aportación a la historia de la cocina en
nuestro país.

Una magnífica novela bien llevada a las pantallas chica y grande.

ANA KARENINA

Es, quizá, la más famosa de las tres mujeres de la literatura europea en el siglo XIX que se suicidaron. Las otras dos son Madame Bovary, en la gran novela de Flaubert, y La Regenta, Ana de Ozores, escrita por el español Leopoldo Alas, Clarín,  que no circuló mucho porque en ese tiempo España se había cerrado al resto del mundo. Ana Karenina, en cambio, ha sido llevada al cine y últimamente se han filmado series con su historia, aunque muchas veces se concentran solamente en el pasaje relativo al baile del vals con el príncipe Wronsky y a su suicidio cuando la novela en sí es una de las tres grandes obras de Leon Nikolaievich Tolstoi.

Apodado por sus contemporáneos como el Oso, porque era de gran estatura y muy corpulento y en invierno gustaba de usar un abrigo fabricado con una piel de oso, Tolstoi es quizá el mayor escritor ruso. Sus tres novelas, la ya mencionada Ana Karenina y dos más: su obra cumbre La guerra y la paz donde narra la invasión de Rusia por el ejército francés en la época de Napoleón Bonaparte, que es una novela extraordinaria, y Resurrección, escrita diez años después de Ana Karenina donde deja ver su gran preocupación por la suerte, la pobreza y el duro trabajo  de los siervos de los príncipes rusos poco antes de la revolución iniciada por Lenin. El personaje Levine, en Ana Karenina, es un poco una muestra de ese amor de Tolstoi por la naturaleza rusa y por su afán de ser un patrón generoso y comprensivo.

Ana Karenina empieza cuando ella deja San Petersburgo, donde vivía felizmente casada con el juez Karenina y su hijo de ocho años, y toma el tren para dirigirse a Moscú donde su cuñada ha amenazado con divorciarse de su marido (hermano de Ana) que le ha sido infiel. En ese momento conoce al príncipe Wronsky que se queda prendado de su belleza y que, al final, será la causa de su desgracia.  Asisten a un baile donde bailan un vals que deja a Wronsky boquiabierto por la gracia y la belleza de Ana y que será el inicio de su desgracia. Además, ha sido el pasaje más explotado por las series televisivas.

Una vez solucionado el problema de su hermano y su cuñada, Ana se apresura a tomar el tren para regresar a su hogar con su marido y su hijo, pero Wronksy la persigue y la acosa sin respeto alguno y sin darle tregua. Ana acaba por enamorarse de Wronsky y se deja seducir,  lo que será el inicio de su desventura.

Los amores entre Wronsky y Ana son tumultuosos y difíciles porque el juez Karenina está dispuesto a darle el  divorcio pero conservando a su hijo, lo que a ella no le parece justo. Exceptuando el tiempo que pasan en Italia lejos de la sociedad rusa y de su crítica,  su relación es trágica y llevará a Ana al suicidio. Queda embarazada y tiene una hija, que finalmente conservará Karenina, pero después de un parto difícil, queda muy débil y el doctor le receta gotas de láudano (tintura alcohólica a base de opio preparada por primera vez por Paracelso al que ella se aficionará en demasía)  para ayudarla a sobrevivir.

A su regreso a Rusia, la relación entre la pareja se vuelve más conflictiva. Ana se atreve a retar a la alta sociedad rusa asistiendo a una función de ópera con un atrevido atuendo sólo para sentir el rechazo de aquellos que antes la aceptaban y tiene que abandonar el teatro.

En una ocasión Wronsky sale de la casa para ver a su madre que no soporta a Ana. Desesperada porque no regresa pronto, Ana le envía un mensaje con un sirviente, que Wronsky no alcanza a leer, porque él le ha enviado otro anunciándole que acompañará  a su madre ese día. Es decir, los mensajes se cruzan, pero Ana, siempre preocupada porque presiente que él va a abandonarla, va en su busca. En el trayecto, recuerda que a su llegada a Moscú vio cómo en la estación un hombre cae a las vías del tren y muere destrozado. Entonces, decide que ella hará lo mismo y lo cumple. Cuando pierde la oportunidad de lanzarse al primer vagón, lo logra con el segundo y muere.


Curiosamente, nos informa Fedro Guillén, el autor del estudio que precede al ejemplar de la novela que poseo, León Tolstoi (1828-1910) había salido de su propiedad llamada Yasnaia Poliana, abandonando a su esposa y comprendido por  su hija  Alejandra, que lo acompaña.  Muere el 20 de noviembre de 1910 (fecha significativa para la historia de México porque se es el inicio de la Revolución) porque de pronto se siente enfermo y fallece en Astapovo,  una modesta estación de ferrocarril.   

sábado, 16 de septiembre de 2017

Cantando en la lluvia

CANTANDO EN LA LLUVIA

La otra tarde, cuando mi querido asistente Nicolás, que me auxilia en todo lo que tiene que ver con la computadora, se despedía para regresar a su casa, empezó una fuerte lluvia. No había traído ni chamarra ni cachucha, así que corría el riesgo de quedar ensopado de inmediato. Entonces, le dije, “te puedo prestar un paraguas para que te proteja un poco. ¿Lo quieres?” Me contestó que sí y al salir lo abrió. En ese momento se me vino a la mente la famosa escena de Gene Kelly, cantando en la película “Singing in the rain”, cuyos versos comienzan así:  

Singin in the rain
Just singin in the rain
What a glorious feeling
And I’m happy again.

I’ll walk down the lane
With a happy refrain
Just singin
                                                                  Singin in the rain.  

De inmediato, empezamos  a tararearla y a pretender que bailábamos en el espacio de mi vacío garaje, pero él se fue con una sonrisa y yo me quedé cantando la canción y sintiendo que los años retrocedían y que, de nuevo, tenía veinte años y toda la energía del mundo para bailar.

La película fue muy famosa, sobre todo por la escena de Gene Kelly cantando y bailando en la lluvia. En el filme estuvieron también Debbie Reynolds (que debutaba en el cine) y Donald O’Connor. Se estrenó en México el 15 de octubre de 1952. El filme recibió varios premios, entre ellos, el Globo de Oro al mejor actor y el premio  WGA al mejor guión de un musical.

No sé si Nicolás habrá visto la película alguna vez. Yo la vi varias veces y cada vez la disfrutaba más. La última vez que la proyectaron en la Cineteca de Durango fue un fracaso porque el sonido estaba muy dañado y ni siquiera pudimos disfrutar bien de la famosa escena.


Sin embargo, pretender bailar un poco y seguir tarareando la canción durante el resto de la tarde, fue para mí un magnífico final para ese día. 

La imagen es bella y apropiada para reflexionar sobre la propia vida.

FILOSOFANDO

En la parte inferior de la fotografía se leen estas palabras escritas por Olive Schreiner: “ All day where the sunlight played on the seashore, Life sat”. Ignoro si él es también el creador de la imagen o si el fotógrafo las tomó para ilustrar su creación. Sea como fuere, entre los dos nos entregan una bella imagen que nos invitar a reflexionar.

En primer lugar, es una escena de gran paz: la mecedora está fija, no hay nadie en el embarcadero, el mar se ve tranquilo y no hay brisa que mueva las hierbas. Lo más importante: no hay nadie sentado en la mecedora, o sea, que el fotógrafo nos pide que también nosotros, al ver la imagen, nos sintamos invadidos por la paz que nos permite, o bien, cerrar los ojos y, como la vida, dejar que el tiempo pase y nosotros disfrutemos de esos momentos de paz, o bien que reflexionemos un poco acerca de nuestra vida.

El sol parece benevolente porque la sombra de la mecedora es perfecta y contribuye a la paz del paisaje. ¿Quién será el dueño de la mecedora? Podría ser un norteamericano de los que gustan de vivir en aislamiento y cerca del mar o de un lago. O podría ser alguien que llegó de vacaciones y se levantó un momento para conseguir un refresco o un café.

Es un buen momento de gran paz para reflexionar un poco sobre la propia vida aun si no tenemos la mecedora ni estamos frente al mar. Si deseamos que sea el mar tendríamos que buscar una playa lejos de los ruidosos turistas porque, de otra manera, es imposible concentrarse. Quizá sería mejor una cabaña en las montañas.

Para quienes gustan de practicar el yoga o alguna disciplina oriental que exija el silencio y la concentración, además de no movernos mucho o nada, sitios así son ideales. Ahora, sobre qué les gustaría reflexionar: ¿la propia vida, la condición del mundo, el trabajo que se realiza diariamente, el futuro? Todos son temas apropiados, pero también sería excelente que conserváramos el silencio y sólo observáramos la escena y dejemos que el silencio nos guíe en alguna dirección.

Esta tarjeta me la envió una querida amiga que vive en Ben Franklin, Texas, hace ya varios años cuando estaba planeando visitarla quizá por última vez. En ese rancho se puede disfrutar de una gran paz. Casi no circulan autos por la carretera y los vecinos están “a prudente distancia”, como escribió Rosario Castellanos, en un poema. Como su marido perdió el oído a consecuencia de haber estado expuesto al agente naranja durante la guerra de Viet Nam (él pertenecía a las tropas norteamericanas), no tiene caso poner un disco u oír el radio porque, además, las noticias son todas locales. De manera que el silencio se extiende por toda la casa. Los pájaros que llegan a alimentarse a las 5:00 a.m. también lo hacen en silencio. Como si supieran que deben guardar silencio.

Siempre me ha gustado verla y por eso la tengo en mi escritorio, al que me acerco todas las mañanas.


Ojalá que a ustedes les guste y los inspire para unos minutos de meditación. Se habría cumplido el objetivo de por qué decidí escribir estas líneas.  

Empecé mi blog en 2013 y continúo fielmente cada vez que puedo

AVANCE DE MI BLOG “HUEVITOS DE FALTRIQUERA”

Una vez más, amigos lectores, me han llenado de alegría. Según las estadísticas del sábado 2 de septiembre, el número de visitas a mi página ascendía a 11,500 y de los países más diversos lo cual me encanta porque veo que mi página sí les agrada a lectores de distintas regiones del mundo.

Cuando llegué a 10,870 visitors, los países que tenía registrados eran los siguientes:

México
Ecuador
USA
España
Argentina
Venezuela
Bolivia
Canadá
India

Como podrán ustedes observar, predominaban los países hispanoblantes, aunque se agregan otros donde se hablan otras lenguas, pero en este mundo tan interconectado es fácil que estén estudiando español o sean personal de los consulados o embajadas de México.

La semana pasada la lista se hizo más larga con los siguientes países:

Ucrania
Alemania
Perú
Polonia
Irlanda
China

Gracias, amigos lectores, por continuar visitando mi blog. Como ya lo he expresado en otras ocasiones, me llena de alegría cuando me doy cuenta de que no se desaniman cuando alguna semana no puedo escribir. Les comunico también que ya he escrito 229 textos (más que suficientes para escribir un libro) y me doy cuenta de que prefieren escritos sobre la vida o las aventuras diarias, más que los de la literatura.


Como tengo una maestría en Letras Iberoamericanas, pronto les escribiré tres textos sobre las más famosos heroínas suicidas en la literatura europea del siglo diecinueve: Madame Bovary, Ana Karenina y Ana de Ozores. Esta última no es conocida porque fue escrita por un el español Leopoldo Alas, “Clarín”, en la época en que España estaba cerrada a las relaciones con el resto de Europa.   

lunes, 4 de septiembre de 2017

Recuerdos de mis días en bicicleta

ANDANZAS EN BICICLETA 

Amigos lectores, entre estas dos fotografías  deben de haber transcurrido alrededor de setenta años. En la primera, estamos mi hermano Carlos y yo, cada uno en su bicicleta. Si se fijan bien, la mía tiene una barra curva como era lo indicado para una niña. Debo haber tenido entre nueve y diez años; mi hermano, tres años menos que yo. Estamos en el hermoso paseo de Las Alamedas y al fondo se ve el inicio de la calle de Analco. Hay una gran paz, no se observa ningún automóvil porque en esos días eran escasos en Durango y tampoco había muchos ladrones ni otra clase de peligros, por eso era seguro que dos niños salieran  pasear en su bicicleta. Me encantaba andar en bicicleta y todavía me gustaría hacerlo si mis rodillas me lo permitieran.

La otra foto fue tomada afuera de mi casa, una tarde en que mi amiga Anhel y su novio decidieron venir en bicicleta a visitarme en lugar de utilizar el automóvil. Al presentarse en la caseta de entrada al fraccionamiento, los vigilantes no sabían qué hacer pues no tenían cara de mensajeros (y éstos ya no usan la bicicleta sino la motocicleta que es mucho más rápida), así que no sabían si dejarlos entrar o no. Tuve que llamar a la caseta y decir que eran ellos las personas que esperaba y que les permitieran el paso. Cuando ya se iban, sentí la tentación de subirme a una bicicleta y ver si todavía podía dar un breve paseo, pero a la mera hora, me dio miedo y pensé que podría empeorar la condición de mis rodillas en lugar de pasear feliz unos minutos.

Recuerdo ahora una aventura que pudo haberme costado la vida o por lo menos tener un serio accidente. Fue en Malden, Missouri, en 1958, poco antes de mi regreso a Durango al concluir mi año como becaria en el Southeast Missouri State College. Íbamos en bicicleta mi amiga Carol Mackey y yo y veníamos bajando una cuesta a una  velocidad provocada por la forma del terreno. Yo no conocía bien esa bicicleta que tenía los frenos en los pedales, a lo que yo no estaba acostumbrada. Al terminar la cuesta había una gran señal de STOP en los cuatro sentidos. Oprimí los pedales lo más que pude, pero no logré frenar. Oí un gran grito de Carol que me indicaba CUIDADO, pero me fue imposible detenerme.  Los cuatro coches que estaban en la carretera sonaron el klaxon de su automóvil y los oí gritarme con gran susto, pero lo único que hice fue encomendarme a Dios y bajar la cuesta a toda velocidad. Afortunadamente, los automóviles habían frenado y esto impidió el accidente. Cuando me alcanzó Carol, nos dimos un abrazo y decidimos caminar hasta la casa en lugar de seguir en la bicicleta.

En la Ciudad de México, durante varios años la chica que era mi secretaria y yo íbamos al bosque de Chapultepec a andar en bicicleta los domingos como a las 8:30 a.m. Ni ella ni yo teníamos una bicicleta, pero había un sitio donde las rentaban a la entrada de Chapultpec y ahí las conseguíamos. A veces la bicicleta estaba tan mala que casi era preferible caminar, pero, mientras duraron,  disfrutamos mucho de nuestros paseos.

Hoy, las bicicletas son muy sofisticadas y tienen todavía una gran aceptación. Aquí en Durango hay grupos que hacen largos recorridos durante los domingos, aunque, como es costumbre, los sigue una camioneta por si alguien ya no puede continuar.  Otros grupos van hasta Mazatlán, aunque el recorrido lo hacen con una o dos escalas.

Por supuesto, también existen las bicicletas fijas para hacer ejercicio, aunque tengo la impresión de que han sido sustituidas en muchos casos por las caminadoras.  Según información del internet, la bicicleta fue inventada en 1817 por el barón alemán Karl Christian Ludwig Draies von Sauerbronn y consistió en un vehículo que tenía dos ruedas y que llamó “máquina andante”. En muchas ciudades europeas es común utilizarlas como medio de transporte con toda seguridad porque todos respetan las reglas de tránsito.

 En la Ciudad de México se han construido ciclopistas para que los ciclistas puedan pedalear con toda seguridad y existen unos puestos donde se puede rentar una bicicleta. El ciclista la utiliza mientras la necesita y, luego,  la deposita en otro puesto, en otra calle, y paga por el tiempo que la utilizó. En Durango no es seguro utilizar la bicicleta excepto en días en que se organizan carreras especiales y se suspende la circulación de automóviles. Sin embargo, muchos trabajadores que no tienen dinero para comprar un automóvil o para pagar la tarifa del autobús urbano, utilizan la bicicleta como medio de transporte para llegar hasta su lugar de trabajo pues es más económico, aunque riesgoso.   



domingo, 20 de agosto de 2017

Palabras usuales en el español mexicano y de origen náhuatl.

VOCABLOS DEL ESPAÑOL MEXICANO ACTUAL DE ORIGEN NÁHUATL

Amigos lectores, comento hoy con ustedes estas palabras usadas comúnmente en el español de México con algunas excepciones; por ejemplo, el vocablo azquel es de uso común en Durango y en varios estados del norte de la república, pero es desconocido en la Ciudad de México y en algunos otros lugares del centro y sur del país donde utilizan la palabra hormiga. Estos vocablos los he tomado del libro Nahuatlismos en el  habla de la Laguna, de Francisco Emilio de los Ríos. La región lagunera, como ya lo he comentado en otros textos, está formada hacia el noreste del estado de Durango por las ciudades Gómez Palacio y Lerdo y por Torreón, que pertenece al estado de Coahuila.

ACHICOPALADO. Señala el autor que no es un nahuatlismo puro, aunque sí un mexicanismo de uso común. Se utiliza para decir abatido, triste, afligido.

ACHICHINCLE. Deriva del vocablo atl, agua, y chichinque, el que chupa. Se usaba de distintas maneras en el pasado, pero actualmente se emplea para referirse a una persona de rango inferior que acompaña a otra de rango superior. Es muy común su uso en la política para referirse a los cuatro o cinco hombres que acompañan al político importante, a los que a veces se les llama guaruras.

AZQUEL. Se refiere a una hormiguita color café y vientre blanquecino que inunda literalmente las cocinas y las despensas en la primavera cuando hace mucho calor y todavía no llueve. Es literalmente una plaga difícil de combatir y muy molesta. Su origen es el vocablo azcatl, hormiga.

CHACUALEAR. Su origen es el verbo náhuatl chachacuatza. Significa golpear el lodo o el agua estancada con los pies. Su uso era muy común en el pasado porque había muchos pueblos o calles que no estaban pavimentadas y los muchachos se divertían metiendo los pies en el lodo y salpicando a quien pasara.

CHAHUISTLE. Proviene de chiáhuitl, humor o humedad, y quiáhuitl, lluvia, porque se suponía que era el parásito que atacaba las hojas de algunos cereales como maíz, trigo, cebada y otros. Actualmente es común oír “ya le cayó el chahuistle” con el significado que alguien tuvo mala suerte, que está abrumado por la adversidad o que llegó un grupo de personas no invitadas a una fiesta o a una comida, los comúnmente llamados gorrones.

CHÍPIL. Procede del náhuatl tzípitl, que significaba criatura enferma  o desganada. Actualmente se usa para referirse a los niños o niñas  de corta edad que son caprichudos o muy consentidos.

NO ES COSA DE ENCHÍLAME LA OTRA.  Es una expresión muy usual que significa que lo que se tiene que hacer no es cosa fácil; es decir, no es tan fácil como enchilar una tortilla o un taco.

HUAPANGO. Del náhuatl huapulli, tabla o duela de madera, y pantli, hilera y la partícula co. Significa tarima o piso de madera en una casa donde se baila taconeando fuerte,muy popular en la costa de Veracruz. En cuanto a composiciones musicales, el más famoso es el Huapango, del compositor jalisciense José Pablo Moncayo y que se toca con frecuencia en los días patrios.  

HUARACHE. En el Diccionario de la Real Academia aparece como guarache. Significa sandalia que es la palabra usual en estos días. Pero hay huaraches de cuero y en hombres muy pobres de llanta, es decir, con un trozo de una llanta de automóvil se puede fabricar un huarache.  Existe una canción muy popular compuesta por Ferrusquilla llamada precisamente así: huarache de llanta.

METATE. Proviene de la lengua náhuatl y significa piedra negra que se sostiene en tres patas para que la parte delantera quede inclinada. Anteriormente existía en todas las casas (hasta la aparición de la licuadora) y servía para moler el maíz, pero en algunas casas, por ejemplo, la de mi abuela, había un metate que sólo se usaba para moler la almendra o la nuez para fabricar los dulces navideños. Les confieso, amigos lectores, que cuando dejé abandonado el metate de mi mamá en el departamento en la Ciudad de México cuando nos mudamos a Durango porque literalmente ya no había espacio para él en el camión de la mudanza, me sentí culpable. Era casi el equivalente de abandonar a un miembro de la familia. 




Primer café en Durango con jardín y un servicio distinto.

ALGUNOS CAFÉS POPULARES DE LA CIUDAD DE DURANGO


Aunque ya no es de manera de reciente apertura, el café Cucurumbé renovó hace unos años el estilo de los cafés de la ciudad. Empezaremos por decir que no se estableció en el centro (hoy ya cuenta con uno en la calle Juárez) sino muy cercano al Parque Guadiana, al templo de Los Ángeles y sobre la calle Fanny Anitúa, se volvió sumamente popular de inmediato porque tenía a la entrada un bonito jardín con mesas y sillas para los asistentes (eran los días en que se había dado la ley de que no debía fumarse en el interior de ningún restaurante o café), de ahí la importancia del jardín que brindaba un espacio a los fumadores.

Por otra parte, no sólo ofrecía café, sino capuchinos con o sin sabor que por entonces se volvieron populares en la ciudad, tés de distintos sabores y estilos y pasteles o galletas. Es decir, no se vendían tacos ni tostadas. Además, se ordenaba en el mostrador a la entrada, donde se pagaba el importe, y luego el mesero llevaba lo solicitado a la mesa. Además, los meseros eran todos jóvenes, quizá algunos estudiaban por la mañana y trabajaban para ganarse unos pesos.

Después el Cucurumbé abrió otras sucursales en distintos sitios; en algunos, sólo podía comprarse café para prepararse en casa. Pero los que ofrecían servicio al público crecieron como por arte de magia. No sé cuántos existan en la actualidad, pero son muchos y todos son exitosos. La palabra Cucurumbé, es de origen cubano pues hay una canción titulada Negrito Cucurumbé que es muy popular.

Hay otro café que me agrada y que también tiene un nombre diferente: Wirikuta, que significa, según algunos, la tierra del peyote. Sólo conozco dos en distintas partes de la ciudad y parecen haber sido pensado para los jóvenes porque están llenos de revistas y de libros que pueden leerse ahí y de espacios para hacer la tarea. Los meseros son también jóvenes y, por lo general, apuestos, y ofrecen más o menos lo mismo que el Cucurumbé. Sin embargo, son más modestos y no tienen jardín a la entrada porque están en el centro de la ciudad.

Surgió después otro que se diferencia de los anteriores a que está todo en un jardín. A la entrada pueden admirarse hermosas plantas y un pequeño lago con hermosos peces. Aquí la concurrencia no son especialmente jóvenes, sino señoras que deciden tomar el café o el té en ese lugar y no incomodarse en su casa. Tienen un menú variado y la pastelería es excelente. El problema es que en verano los mosquitos no dejan en paz a los comensales.

En el centro se han abierto otros que ofrecen servicio en el interior como el Italian Coffee o el Punta del cielo, ambos sobre el Corredor Constitución, a un lado de la Catedral. Desde ahí puede disfrutarse de una vista de la Plaza de la Constitución o de algunos  edificios coloniales. Para la gente que vive o está en el centro, ofrecen la comodidad de que se puede llegar fácilmente caminando y que no se necesita un vehículo para transportarse.

Más cerca de donde yo  vivo, al sur de la ciudad donde se han construidos numerosos fraccionamientos que ofrecen exclusividad y seguridad a quienes habitan ahí, se abrió otro llamado Oh lá lá, título de clara influencia francesa. También ofrece cómodos sillones y libros para leer, así como una amplia terraza donde los fumadores pueden hacerlo a sus anchas. Al principio, pensé que lo cerrarían pronto porque casi no había clientela, pero poco a poco quienes vivimos en esta parte de la ciudad nos hemos ido acostumbrando a no tener que ir al centro y a sufrir por no encontrar estacionamiento, así que ahora se ha vuelto muy popular.

La ciudad de Durango se extiende cada vez más hacia el sur y el oriente donde es más fácil construir que al poniente  porque ahí se encuentran los cerros y el comienzo de la Sierra Madre Occidental, aunque también hay colonias ahí y quizá muchos cafés que no he visitado porque prefiero concentrarme en mis rumbos conocidos. Al que sí no dejo de visitar de vez en cuando es al restaurante del  Hotel Casablanca, que abrió sus puertas sólo como restaurante en 1950 y poco a poco  se construyó el hotel. Por supuesto, el ambiente es muy diferente: en las mañanas está lleno de señores que están relacionados con las oficinas gubernamentales o con los bancos, aunque también puede verse a algunas señoras aunque ellas prefieren la tarde para tomar el café porque tienen el espacio casi totalmente para ellas. Quienes sí son los grandes ausentes son los jóvenes.





sábado, 12 de agosto de 2017

Se conmemora este año el 150 aniversario del fusilamiento del emperador austriaco que llegó a México lleno de ilusiones.

MAXIMILIANO DE HABSBURGO, EFÍMERO EMPERADOR DE MÉXICO


Hace ciento cincuenta años, nos dice el historiador Carlos Tello Macías, de la muerte de Maximiliano, fusilado en el Cerro de las Campanas, en la ciudad de Querétaro, por orden del presidente Benito Juárez que no cedió ante las súplicas de personas tan importantes como Víctor Hugo y Giuseppe Garibaldi. Concluyó así un efímero imperio que duró de 1864 a 1867.

Maximiliano había sido convencido para aceptar la propuesta que le hizo un grupo de políticos mexicanos conservadores encabezados por José María Gutiérrez de Estrada con el apoyo, por supuesto, del clero mexicano encolerizado por las leyes de Reforma expedidas por el presidente Benito Juárez, que, entre otras muchas cosas, desamortizaban las enormes propiedades de la Iglesia Católica. Contribuyó, además, para que tomara esa decisión que su posición dentro de la casa de Austria no era muy buena pues no tenía una buena relación con su hermano Francisco José. También contó la opinión del emperador de Francia, Napoleón que era “un hombre de mirada astuta, bigote engomado, piernas arqueadas, que, vestido con el pantalón rojo de su traje militar parecía más un domador de circo” y quien, finalmente, cuando el sueño del imperio mexicano se desmoronaba a pedazos, se negó a ayudar a Maximiliano.

El archiduque de Austria y su esposa Carlota, la princesa belga hija de Leopoldo y heredera de un territorio inmenso en África (el Congo belga) del que nunca estuvo consciente porque para entonces ya empezaba con los trastornos mentales. Maximiliano y Carlota se embarcaron en la fragata Novara que, como escribe Tello Díaz, “habría de estar, para la posteridad, identificada también con la muerte del propio Maximiliano. Esa fragata, que lo condujo a México, regresaría después con su cadáver a la ciudad de Trieste”.

A pesar de que el ejército francés había sido derrotado en Puebla, en 1862,  por las fuerzas mexicanas comandadas por el general Ignacio Zaragoza, de la que tal vez Maximiliano no había sido informado con toda veracidad, decidió cumplir con el compromiso contraído y se embarcó con muchas ilusiones y deseos de hacer bien las cosas en México, su nuevo país, porque creía que en realidad la mayoría de los mexicanos lo había aceptado, lo que no era cierto. Acompañado por su esposa Carlota, desembarcaron en Veracruz en 1864.

Ambos quedaron sorprendidos por la pobreza de la gente y Carlota se dedicó a hacer actividades para generar recursos y apoyar a los habitantes. Luego, se dirigieron a la Ciudad de México donde pernoctaron en el Palacio Nacional. Hacia la medianoche despertaron porque no podían dormir ya que los colchones estaban llenos de chinches. Luego, se mudaron al Castillo de Chapultepec, que fue remodelado y amueblado a su gusto y no sólo eso sino que con su fortuna Maximiliano trazó y arregló lo que es hoy la avenida más importante de la Ciudad de México, el  Paseo de la Reforma, que  conduce del Castillo al Palacio Nacional en el centro de la ciudad, frente al zócalo.
Maximiliano (supongo que al igual que Hernán Cortés) quedó deslumbrado por la altitud de las montañas y por la vegetación. Quedó también fascinado por las ruinas de la cultura indígena y emprendió su rescate con entusiasmo. Amaba la jardinería y pasaba largos días en Cuernavaca, que había visitado junto con Carlota en 1866, y adonde regresó después con mucha frecuencia pero ya sin la emperatriz. Según Tello Díaz, Maximiliano tuvo una relación con la hija del jardinero, llamada Concepción Sedano, a la que la gente llamaba La India Bonita que quedó embarazada. Tello Díaz no da más información sobre la suerte de ese hijo.

La situación del imperio comenzó a empeorar y Maximiliano no tuvo más ayuda de Napoleón ni de su propio país. Carlota decidió entonces viajar a Francia para convencer a Napoleón, pero no tuvo suerte. Se dirigió luego a Roma con la esperanza de que el papa Pío IX pudiera interceder ante las cortes europeas y consiguiera algún apoyo para Maximiliano. Ya para entonces empezaba a mostrar trastornos mentales.

La situación en México se volvió insostenible para el emperador y el sitio de Querétaro fue el ocaso de su imperio. Fue derrotado por las tropas del presidente Benito Juárez y recluido en el convento de las Capuchinas. Después de un juicio in absentia donde fue defendido por prominentes abogados, entre ellos Mariano Riva Palacio, padre del autor de la canción Mamá Carlota, fue condenado a muerte y ejecutado en el Cerro de las Campanas, junto con los generales Mejía y Miramón, el 19 de junio de 1867. En el momento de la ejecución cedió el lugar de honor, al centro, al general Miramón. Según Tello Díaz, Poco antes de morir, exclamó: “Que mi sangre selle las desgracias de mi nueva patria. ¡Viva México!

Su cadáver fue después embalsamado para ser enviado a Europa, pero el primer embalsamiento fue hecho con tan poca pericia que tuvo que rehacerse todo el proceso para que estuviera bien. Además, como no se consiguió en México un par de ojos azules, se utilizaron unos negros.  Su cadáver fue embarcado en la Novara (que lo había traído a México) el 4 de diciembre de 1867. Llegó a Trieste el 16 de enero y después, conducido en tren a Viena donde permaneció algunos días. Finalmente, fue inhumado el 20 de enero de 1868 en la cripta de los Capuchinos, “la morada final de los Habsburgo”.

Carlota vivió hasta 1927 en el castillo de Bouchot, en Bélgica. No se enteró de lo que había ocurrido ni después de la primera guerra mundial y de otros sucesos que ocurrieron en el mundo. Sobrevivió a todos los que la conocieron y su hermano Leopoldo fue el heredero del Congo Belga.




sábado, 8 de julio de 2017

Película mexicana de Michel Franco premiada en Cannes.

LAS HIJAS DE ABRIL

Se trata de la más reciente película del joven director mexicano Michel Franco (Ciudad de México, 1979) que recibió el primer premio en el Festival de Cannes en el mes de abril.

Tuve la oportunidad de ver dos de sus películas anteriores: Después de Lucía (2012) y Chronic (2015). No se trata de filmes de entretenimiento sino al contrario: enfrentan al espectador con una dura realidad que obliga a reflexionar sobre situaciones que quizá uno nunca había pensado que podrían ser realidad.

En esta última película la historia tiene que ver con una hija adolescente de 17 años que está embarazada y una madre que sin ser invitada llega ver a las hijas que viven en Puerto Vallarta. Clara, la otra hija es casi prescindible: son medias hermanas y mientras una es bonita y con buena figura, la otra es regordeta, no hace nada sino estar en la casa echada en un sofá; apenas si dice algunas cuantas palabras a lo largo de la película. Es un contraste muy grande; además, como la casa es pequeña, ella oye todo el tiempo los jadeos de Valeria y su pareja mientras hacen el amor.

Cuando Abril, la madre, llega sin ser invitada, inmediatamente toma las riendas de todo: quiere alimentar  a la bebé, la saca a pasear y se olvida de las hijas. Luego, discurre que va a dar a la bebé en adopción y, sin decirle nada a Valeria, se la lleva y se la entrega a una antigua sirvienta que vive en la Ciudad de México. Pero ahí no para todo: de pronto se siente muy joven y empieza a coquetear  con el novio de su hija. So pretexto de permitirle ver a la bebé, lo lleva a la Ciudad de México, pero con la intención de conquistarlo. De hecho, vemos en la película varias escenas de sexo entre los dos. El muchacho, atolondrado y confundido, deja que Abril lo manipule.

Mientras tanto, Valeria viaja a la Ciudad de México y logra averiguar el paradero tanto de su madre como del muchacho. Asustada, Abril huye para no tener problemas, pero mientras deja a la bebé abandonada en una cafetería, por lo que es recogida por las autoridades. Valeria logra rescatarla y tenerla consigo; engaña a su antiguo novio diciéndole que todavía pueden hacer una familia, pero en realidad lo abandona en la terminal de autobuses, que es el final de la película.

La actriz española (Emma Suárez) que interpreta a Abril logra una actuación convincente. La palabra abril alude a la estación de la primavera cuando todo renace en el mundo: no hace frío, los árboles se visten de hojas, las flores aparecen por doquier y se siente el deseo de vivir, que es lo que experimenta la madre.

Michel Franco se encargó de escribir el guión de su película y comenta que le llevó dos años hasta que pudo hacerse la filmación.


Todavía no encuentro las razones por las cuales le otorgaron el premio en Cannes y por qué Franco decidió incluir a la otra hermana que sólo es un adorno. Las películas anteriores me parecieron más interesantes y más recomendables para el público mexicano que, por lo general, prefiere los filmes de los Estados Unidos llenos de acción, sangre y violencia. Aquí, la violencia está presente en la historia misma, pero no siento que la película atrape al espectador.   

Curiosidades lingüísticas del español popular de México

EXPRESIONES USUALES EN EL ESPAÑOL DE MÉXICO

Amigos lectores, comparto hoy con ustedes algunas expresiones propias del español popular de México, unas siguen teniendo vigencia, otras han perdido vigor, pero no deja de ser interesante conocerlas. Aquí van.

NOS CAYÓ EL CHAHUIXTLE. Equivale a decir que sucedió algo desagradable que no esperábamos o que llegó inesperadamente una persona que no había sido invitada a la reunión.

A OJO DE BUEN CUBERO. En los tiempos de la colonia y todavía en el siglo XIX se carecía de instrumentos para medir y existían cubos de distintos tamaño que cumplían esa función.  Un buen cubero era aquel que medía con honradez y rectitud.

¡AGUAS! Es una expresión que se oye con mucha frecuencia y que significa ¡Cuidado! Durante la colonia y todavía en el siglo XIX no había drenaje en la Ciudad de México, así que la costumbre era lanzar el agua sucia a la calle por lo que ¡Aguas! Era una advertencia para que la persona se alejara del lugar.

UN OJO AL GATO Y OTRO AL GARABATO. En tiempos pasados no había en la cocina un refrigerador así que existían unos instrumentos llamados garabato que colgaban del techo y tenían un gancho para colgar la carne o los pollos. Como también había gatos para cuidar que no hubiera ratones, la expresión significaba cuidado con la carne y con los gatos. Hoy en día significa poner atención a una cosa y también a la otra.

ANDAR HECHO LA MOCHA. Estar de prisa y hacer todo muy rápido.

YA LE LLOVIÓ EN SU MILPITA. Cuando se siembra algo, lo mejor es que no llueva hasta que sea necesario, así que si le llovía en su milpita era de mala suerte o le causaba daños. Hoy significa que la persona tiene problemas inesperados.

PA’ LOS TOROS DEL JARAL, LOS CABALLOS DE ALLÁ MESMO. Es decir, cada oveja con su pareja. Oída sobre todo en los ranchos o pueblos pequeños.

MÁS VALE DECIR  AQUÍ CORRIÓ QUE AQUÍ MURIÓ.  Es mejor quitarse de en medio o de algún problema, a que le vaya a uno mal cuando a uno no le compete la situación.

MALA PARA EL METATE PERO BUENA PARA EL PETATE. Se refiere a las mujeres que no tienen habilidades para la cocina, pero qué tal se portan en la cama. Poco común entre la gente educada y un poco de mal gusto.

EL QUE SOLO SE RÍE, DE SUS MALDADES SE ACUERDA. Cuando alguien se está riendo y los demás están serios, quizá se acuerde de alguna maldad.

EN CASA DEL JABONERO, EL QUE NO CAE RESBALA. Es decir, si la persona se reúne con quienes tienen cierto tipo de comportamiento, pues es seguro que esa persona los imitará.

PA’ EL SANTO QUE ES, CON UN REPIQUE BASTA. Por ejemplo, si se ha invitado a comer a una persona que no es muy importante, no es necesario esmerarse con la comida.

CUANDO LA MUJER DICE “ME CASO” Y LA MULA “NO PASO”, LA MUJER SE CASA Y LA MULA NO PASA. Este refrán quiere decir que ambas, la mujer y la mula, son tercas y consiguen su propósito.

Terminaré con una expresión que sí ha desaparecido de la lengua actual: MERCARÁN CHICHICUILOTITOS. En el  siglo dieciocho y quizá a comienzos del diecinueve, en la Ciudad de México era común oír ese pregón temprano en la mañana. Eran los vendedores de esas aves que las traían a vender y anunciaban su mercancía de esa manera. Esas aves han desaparecido de la dieta común de los mexicanos.   




martes, 27 de junio de 2017

Celebraremos el 454 aniversario de mi ciudad natal.

DURANGO FESTEJA PRONTO EL 454 ANIVERSARIO DE SU FUNDACIÓN


El 8 de julio celebraremos en Durango el 454 aniversario de su fundación. Habrá la lectura del bando solemne en la esquina de las calles de Juárez y 5 de Febrero, en el centro de la ciudad, lugar donde se asegura que en 1563 Francisco de Ibarra pronunció las palabras para la fundación. Poco después de repartir los solares (lotes) a quienes permanecerían en Durango, marchó con su ejército hacia el noroeste en busca de más oro y falleció en 1575 en el lugar que hoy es conocido como Mineral de Pánuco, a orillas del río Presidio, en el estado de Sinaloa. Quien quedó encargado del trazo de la ciudad fue el español Alonso de Pacheco que llegó hasta acá acompañado por su esposa Ana de Leyva, la primera mujer española en este sitio.

Unos años antes, en 1552, había estado aquí Ginés Vázquez de Mercado porque le habían hablado de una montaña de oro fabulosa que se encontraba en este sitio. A su llegada y comprobar que sólo era de hierro, el capitán español dio la vuelta y se encaminó al sitio de donde había partido, sólo que no pudo llegar porque murió en Zacatecas a consecuencia de una flecha envenenada.

Con motivo de estos festejos, el Canal 10 me invitó a grabar un breve programa para hablar sobre este tema. Lo grabamos en el bello Paseo de las Alamedas, fundado por el gobernador Santiago Baca Ortiz entre los años de 1826 y 1829 cuando se plantaron los primeros árboles. Años más tarde el señor Ortiz de Zárate plantó más árboles en 1867. El paseo corría paralelo a la Acequia Grande, que llevaba mucha agua en el verano causando inundaciones en los domicilios de quienes vivían en esa zona, por lo que a mediados del siglo veinte fue entubada.

El Paseo de las Alamedas tuvo otro cometido desde su fundación: separar lo que se consideraba la ciudad del barrio de indios que quedaba del otro lado. Allí se construyó el hermoso templo de San Juan Bautista de Analco que todavía hoy conserva su belleza y recuerda al arte morisco en muchos de sus detalles. Durante muchos años se pensó que era un barrio de menor categoría, pero hoy se le considera igual a muchos otros.

En el Paseo de las Alamedas se celebraban en la década de  los años cincuenta del siglo pasado las fiestas de la ciudad que eran mucho más modestas que las que hoy se organizan, por ejemplo, la FENADU, es decir,  la feria nacional de Durango que dura por lo menos tres semanas. Los organizadores confían en que  atraiga a muchos duranguenses que han emigrado hacia otros lugares, particularmente hacia los Estados Unidos, y que desean visitar su tierra en este época.

En aquellos años la reina de ciudad era coronada en el Cine Principal (hoy convertido en el Teatro Ricardo Castro) que era acompañada por sus damas. Otros festejos se llevaban a cabo al aire libre en el mencionado Paseo. La exposición de animales (vacas, toros, caballos y otros animales) se llevaba a cabo en un  corral en las afueras de la ciudad. Creo recordar que después de la coronación había un baile, en el Palacio de Gobierno (hoy el Museo Pancho Villa) pero no recuerdo haber asistido a ninguno.

La ciudad de Durango creció muy lentamente quizá por estar muy lejos del centro del país y separada del Océano Pacífico por la hermosa Sierra Madre Occidental. Se dice que en época de lluvias los ríos aumentaban mucho su caudal por lo que en algunas ocasiones las diligencias que transportaban a los pasajeros desde el centro del país debían esperar varios días (y a veces meses) para cruzar.  

Durango fue cuna de hombres ilustres; por ejemplo, Francisco Zarco, en el siglo XIX, época en la también destacó la poetisa Dolores Guerrero de corta vida. En el siglo pasado hombres como Gabriel Guerrero Ibarra, médico y escritor, Ladislao López Negrete, escritor y autor de obras teatro y otros muchos dieron realce al estado. En la música, podemos nombrar a los famosos Ricardo Castro, Silvestre Revueltas y, como cantante, Fanny Anitúa.

Escritor y político importante fue Francisco Castillo Nájera, nacido a finales del siglo diecinueve, que emigró a la Ciudad de México para concluir sus estudios. Participó en política pues fue embajador de en Bélgica y destacó también durante las negociaciones de la expropiación petrolera. Su más famoso poema es el Corrido Grande de El Gavilán, pero hoy concluiremos con unos versos del también famoso poema “Encargo”:  

Sé que vas para Durango
Y ten encargo por favor
Que me traigas un encargo
Para mí de gran valor.

De la tierra del Calvario
Un poco tomarás,
Nada más la necesaria

Para el uso que sabrás. 

Foto de la familia cuando la primera comunión de mi prima Tere Sosa Fiscal

RECORDANDO A MI PADRE

El domingo 18 de junio se celebró en México el Día del Padre y, como es natural, lo recordé. Nunca he sido muy partidaria de escribir sobre mi familia, aunque sí lo hice sobre mi hermano Gonzalo cuya muerte intempestiva me sacudió profundamente. Era el cuarto de mis hermanos que se adelantaba en el viaje al otro mundo y nos llevábamos muy bien, además de que era un excelente médico que podía recetarme por teléfono.

Mi padre, Carlos Fiscal Irigoyen, nació en la ciudad de Durango el 21 de mayo de  1911. Su familia vivía en la Villa de Nombre de Dios, en ese entonces de difícil acceso por la falta de carreteras y porque el tren no pasaba por ahí sino por Tuitán. Pienso ahora que quizá mi abuela tenía algunos problemas con el embarazo y entonces decidieron que viniera a Durango para consultar a un buen médico.

No tuvo una buena educación formal básica, pero en la juventud ingresó a la Academia Comercial Pedro Chávez, que estaba ubicada en una bella casa en la calle de Bruno Martínez. Tengo la sospecha, porque nunca la confirmé, que fue allí donde conoció a mi madre Rosa Pérez Gavilán y se enamoró de ella. Fue un galán insistente y finalmente contrajeron matrimonio el 8 de enero de 1914 en la Parroquia de Santa Ana.

Fui la primera hija del matrimonio y, para suerte de mi papá y tristeza de mi mamá, nací siendo muy semejante a él: morena, ojos oscuros, y pelo negro chino (como se decía entonces). Creo que fue por esas características que mientras viví en la casa  familiar, cuando se llegaba mi cumpleaños, el 4 de octubre, día de San Francisco de Asís, me despertaba con los siguientes versos de una canción popular en esos días: Aquella que va río abajo se llama Panchita.

Como pasábamos los veranos en la Villa de Nombre de Dios y el río Tunal entonces no estaba contaminado nos enseñó a sus cuatro hijos mayores a nadar en sus aguas y a conocer cuándo la corriente era peligrosa. Tenía dos tiendas de abarrotes que tenían una buena clientela porque entonces todavía la gente compraba en el pueblo. La situación cambió cuando se abrió la carretera panamericana y entonces la gente viajaba a Durango para hacer sus compras. Ese fue el principio del fin.

Vivíamos cómodamente en una amplia casa en la calle de Independencia y asistíamos a buenos colegios, por lo que suponíamos que podríamos continuar nuestros estudios fuera de Durango. La sorpresa fue mayúscula cuando nos dimos cuenta que estaba en bancarrota y que había perdido todos los terrenos que había heredado de su padre. Fue una terrible desilusión para nosotros y yo, para decir verdad, no podía comprender que hubiera cometido tales errores.

Cuando llegamos a México vivimos al principio en un pequeño departamento que yo había rentado para Carlos, mi hermano, y yo. Así pasamos un tiempo hasta que regresó Eduardo, graduado en la Wharton School of Economics, de la Universidad de Pennsylvania, y empezó a trabajar, lo que nos permitió tener una mayor holgura económica. Entonces, la familia se mudó a una buena casa sobre la calle de Nueva York, en la Colonia Nápoles.

Cuando decidí estudiar un curso de profesora de inglés, y que las clases eran a las 7:00 a.m., mientras yo tomaba un rápido café, mi papá sacaba mi coche de la cochera y lo tenía listo para que yo no me demorara; así, nunca llegué tarde a clase y obtuve mi diploma. Por esos días yo nadaba todos los fines de semana en el Club Condesa, y luego comía en casa de mis padres. Siempre llegaba después de las 3:00 p.m., pero él me esperaba.

Ya en Durango había estado enfermo de una grave úlcera que lo tuvo en cama durante muchos días, pero yo creo que el mal se recrudeció en la Ciudad de México, por lo que lo operaron en el Centro Médico del Seguro Social. Pasaron los años y el mal reapareció; quizá era cáncer. Un día le dije que lo llevaría al Seguro nuevamente para que lo atendieran y me dijo: No, por favor, déjame como estoy.

El 2 de noviembre de de 1980 se desplomó en el baño. Me llamaron de inmediato (yo vivía ya en mi propio departamento) y fui yo la encargada de acompañarlo en la ambulancia al Centro Médico. Había tenido un infarto; luego le vinieron otros dos y no fue posible conservarle le vida. Fue una pérdida enorme para todos sus hijos porque a medida que pasaron los años y que comprendimos muchas cosas que habían ocurrido en la familia, se pudo lograr una armonía y alcanzar el perdón.

Ahora lo recuerdo cuando llegaba cansado de buscar clientes para seguros de vida (tomaba siempre el metro o el camión), se preparaba un café y se recostaba para recuperar las fuerzas. Pero siempre nos mostró a todos sus hijos un gran cariño y si no podía ayudarnos con dinero lo hacía de otra manera: comprar el pan favorito de alguno de nosotros, calentar el agua para el café, ayudarme a lavar los platos después de las comidas dominicales cuando mis hermanos rápidamente se escabullían.

Hoy, a tantos años de distancia de su fallecimiento, y con el conocimiento que tengo de la vida, puedo decir que fue un buen hombre.