jueves, 26 de noviembre de 2015

Continúo con mi epistolario que algún día será un libro

EPISTOLARIO SEMO 13

Cape Girardeau, 21 de octubre de 1957

Qué bueno que al fin te decidiste a escribirme aunque no me mandaras dinero porque, gracias a Dios, estoy muy bien y no lo necesito, así que por mí no se preocupen.

Ojalá que mi mamá ya tenga quien la ayude porque la pobre ha de estar cansadísima y necesita reposar un poco para que no vaya a recaer en su enfermedad.

A Fausto le puse una tarjeta y no le había vuelto a escribir, pero lo voy a hacer. A Tere Sosa pensé escribirle para su santo, pero se me pasaron los días y no lo hice. Ahora le voy a escribir nada más para saludarla.

En cuestión de amistades tengo cantidad, gracias a Dios que le he caído muy bien a todas las señoras que he conocido y me llevan a pasear y me traen regalos. El miércoles pasado fui a dar un speech y yo creía que había estado terrible y no fue así; parece que les caí muy bien a todas y que les gustó mucho. El lunes próximo tengo que bailar en un banquete. Va a haber como 300 personas y nomás de pensarlo ya me están temblando las piernas, por lo que me voy a tomar unos tres ecuaniles para calmar mis nervios o me va a ir del coco.

Ya en la carta de Carlos les platico de Mrs. Pott, así que ahora les escribiré del señor y la señora Bollack. Son unos señores muy ricos y muy amables; no tienen hijos y están encantados con Sonia y conmigo, nos invitan a pasear y ayer fuimos a ver el nuevo hospital. Es algo de maravilla, como quien dice se antoja estar enfermo en un sanatorio de ese estilo y no es tan caro pues los cuartos de lujo cuestan $20.00 dólares. Todo es a prueba de ruido y los cuartos están decorados preciosos; las cortinas, puertas y marcos de ventanas son a prueba de incendios. Las salas de operaciones están equipadas con los adelantos más modernos y tienen cámara para tomar película de cada operación difícil que es conveniente estudiar.

  Lo que más me llamó la atención es un cuarto cuyas paredes tienen 16 toneladas de plomo y la puerta pesa 250 kilos. Es un cuarto usado para alta terapia y la máquina es controlada desde afuera; ni el doctor ni la enfermera entran aquí, sólo el paciente y le aplican una alta dosis de radiaciones, así que el plomo es para impedir que las radiaciones dañen a los que trabajan aquí todo el tiempo. Es muy interesante visitar un hospital así y que le expliquen a uno para qué sirve cada cosa.

Cada cuarto tiene un equipo de oxígeno y de sangre para emergencia y una especie de radar en el cuarto de las enfermeras les permite controlar todos los cuartos y cerciorarse de que cada enfermo está bien. Las mesitas para comer son lindas, sirven de escritorio, de atril para libros y de toilette . Estos gringos tratan de simplificar todo.

Luego, de allí fuimos a ver los ranchos del señor Bollack porque tiene una empacadora y, luego, a cenar a Jackson. Cuando volvimos miramos la televisión. La señora Bolladk tiene un sillón que haría las delicias de mi mamá, se recuesta uno de la manera más cómoda. Quince minutos en este sillón valen por una hora de sueño porque es la posición perfecta para el cuerpo y la sangre circula muy bien.


Reciban todo el cariño de María Rosa 

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