martes, 27 de junio de 2017

Celebraremos el 454 aniversario de mi ciudad natal.

DURANGO FESTEJA PRONTO EL 454 ANIVERSARIO DE SU FUNDACIÓN


El 8 de julio celebraremos en Durango el 454 aniversario de su fundación. Habrá la lectura del bando solemne en la esquina de las calles de Juárez y 5 de Febrero, en el centro de la ciudad, lugar donde se asegura que en 1563 Francisco de Ibarra pronunció las palabras para la fundación. Poco después de repartir los solares (lotes) a quienes permanecerían en Durango, marchó con su ejército hacia el noroeste en busca de más oro y falleció en 1575 en el lugar que hoy es conocido como Mineral de Pánuco, a orillas del río Presidio, en el estado de Sinaloa. Quien quedó encargado del trazo de la ciudad fue el español Alonso de Pacheco que llegó hasta acá acompañado por su esposa Ana de Leyva, la primera mujer española en este sitio.

Unos años antes, en 1552, había estado aquí Ginés Vázquez de Mercado porque le habían hablado de una montaña de oro fabulosa que se encontraba en este sitio. A su llegada y comprobar que sólo era de hierro, el capitán español dio la vuelta y se encaminó al sitio de donde había partido, sólo que no pudo llegar porque murió en Zacatecas a consecuencia de una flecha envenenada.

Con motivo de estos festejos, el Canal 10 me invitó a grabar un breve programa para hablar sobre este tema. Lo grabamos en el bello Paseo de las Alamedas, fundado por el gobernador Santiago Baca Ortiz entre los años de 1826 y 1829 cuando se plantaron los primeros árboles. Años más tarde el señor Ortiz de Zárate plantó más árboles en 1867. El paseo corría paralelo a la Acequia Grande, que llevaba mucha agua en el verano causando inundaciones en los domicilios de quienes vivían en esa zona, por lo que a mediados del siglo veinte fue entubada.

El Paseo de las Alamedas tuvo otro cometido desde su fundación: separar lo que se consideraba la ciudad del barrio de indios que quedaba del otro lado. Allí se construyó el hermoso templo de San Juan Bautista de Analco que todavía hoy conserva su belleza y recuerda al arte morisco en muchos de sus detalles. Durante muchos años se pensó que era un barrio de menor categoría, pero hoy se le considera igual a muchos otros.

En el Paseo de las Alamedas se celebraban en la década de  los años cincuenta del siglo pasado las fiestas de la ciudad que eran mucho más modestas que las que hoy se organizan, por ejemplo, la FENADU, es decir,  la feria nacional de Durango que dura por lo menos tres semanas. Los organizadores confían en que  atraiga a muchos duranguenses que han emigrado hacia otros lugares, particularmente hacia los Estados Unidos, y que desean visitar su tierra en este época.

En aquellos años la reina de ciudad era coronada en el Cine Principal (hoy convertido en el Teatro Ricardo Castro) que era acompañada por sus damas. Otros festejos se llevaban a cabo al aire libre en el mencionado Paseo. La exposición de animales (vacas, toros, caballos y otros animales) se llevaba a cabo en un  corral en las afueras de la ciudad. Creo recordar que después de la coronación había un baile, en el Palacio de Gobierno (hoy el Museo Pancho Villa) pero no recuerdo haber asistido a ninguno.

La ciudad de Durango creció muy lentamente quizá por estar muy lejos del centro del país y separada del Océano Pacífico por la hermosa Sierra Madre Occidental. Se dice que en época de lluvias los ríos aumentaban mucho su caudal por lo que en algunas ocasiones las diligencias que transportaban a los pasajeros desde el centro del país debían esperar varios días (y a veces meses) para cruzar.  

Durango fue cuna de hombres ilustres; por ejemplo, Francisco Zarco, en el siglo XIX, época en la también destacó la poetisa Dolores Guerrero de corta vida. En el siglo pasado hombres como Gabriel Guerrero Ibarra, médico y escritor, Ladislao López Negrete, escritor y autor de obras teatro y otros muchos dieron realce al estado. En la música, podemos nombrar a los famosos Ricardo Castro, Silvestre Revueltas y, como cantante, Fanny Anitúa.

Escritor y político importante fue Francisco Castillo Nájera, nacido a finales del siglo diecinueve, que emigró a la Ciudad de México para concluir sus estudios. Participó en política pues fue embajador de en Bélgica y destacó también durante las negociaciones de la expropiación petrolera. Su más famoso poema es el Corrido Grande de El Gavilán, pero hoy concluiremos con unos versos del también famoso poema “Encargo”:  

Sé que vas para Durango
Y ten encargo por favor
Que me traigas un encargo
Para mí de gran valor.

De la tierra del Calvario
Un poco tomarás,
Nada más la necesaria

Para el uso que sabrás. 

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