domingo, 1 de octubre de 2017

¿Les gusta la comida callejera? Si la respuesta es sí, adelante

CALLEJERO GOURMET

El jueves, como a las 8:00 p.m., salir del cine mi prima y yo nos dirigimos rumbo al Jardín Hidalgo, frente el templo de Santa Anna, y encontramos que una joven pareja estaba vendiendo café en un rincón. Tenían dos bonitas cafeteras, leche entera y deslactosada, svetia (que es el endulzante de moda) y los vasos desechables. Compré uno con leche y nos sentamos en una banca a que yo lo disfrutara. A mi prima no le gusta el café por la noche.

Entonces recordé la primera vez que vi a alguien vendiendo en la calle (sin tener un puesto fijo) y fue en Querétaro. Vi como, a la hora de la comida,  una pareja llegaba y estacionaba su camioneta frente al edificio de Telmex y de otras oficinas, abría la parte trasera y empezaba a vender comida caliente a los empleados que salían a esa hora. Como a las 3:00 p.m., cuando ya habían terminado de vender, cerraban la cajuela y se iban. No creo que pagaran impuestos, pero sí era una manera de ganarse la vida si no se tenía un empleo fijo.

Meses después se repitió la historia en Durango, frente al jardín del Templo de San Juan Bautista de Analco. Era invierno y una pareja en una camioneta vendía tamales y atole. Sentí el deseo de probarlos, pero soy desconfiada de la comida callejera debido a una infección que contraje en la Ciudad de México hace ya muchos años con un taco de chicharrón. Así que continué mi camino.

Ahora, el escritor lagunero Jaime Muñoz Vargas, autor de varias novelas y libros de cuentos, y poseedor de un gran sentido del humor, decidió rescatar para la historia de la Región lagunera lo referente a la comida callejera de Torreón, Gómez Palacio y Ciudad Lerdo. Asegura que él, con toda confianza, acude a los puestos callejeros y consume lo que se venda sin ningún temor.

El contenido del libro (casi follelto) es el siguiente: agua celis, ahogaperros de Lerdo, arrachera, birria, burritos de hielera, comida corrida, costillitas (que hacen felices a unos alumnos míos porque también se venden en Durango), chicharrón de puerco, duro preparado, elote tatemado, fruta con chile, gorditas, hamburguesas, lonche, menudo, nieve de Chepo, tacos dorados, tacos La Joya, tacos y lonches de barbacoa.

Muchos de estos productos se venden en Durango, igualmente en puestos callejeros. Quizá varíen un poco las salsas que los acompañan pero también tienen una gran demanda en esta ciudad. La famosa nieve de Chepo, que inició con una nevería en el jardín de Ciudad Lerdo, ya tiene ahora en Durango dos o tres neverías (aunque no me parece que la nieve tenga el mismo sabor o quizá yo no siente el calor que se experimenta en la Laguna durante  el verano.

Creo recordar que en nuestra ciudad hace muchos años se vendía algo semejante al agua celis, pero las que predominaban antes de la llegada de la Coca-cola, eran las sodas de limón, naranja y grosella fabricadas por La Favorita, cuyo dueño era don Plácido Rodríguez.
El menudo, que sólo he probado una vez en la vida, es un guiso que se prepara base de pancita de res y maíz, cocinado con una base de chile seco. No es posible consumirlo cualquier día de la semana porque la tradición indica que es para la curar “la cruda”, es decir, el malestar después de una noche de juerga, por lo que es fácil conseguirlo la madrugada del domingo. Hay quien prefiere cocinarlo en casa y no comprarlo en los establecimiento que se han vuelto famosos por su menudo.

El autor nos dice en la introducción: “Los aguafuertes que componen este libro nacieron de mi gusto, más que de mi raciocinio”. Párrafos más adelante afirma: “Sólo es, reitero, un engarzamiento de instantáneas sobre la comida que más disfruto, la única que verdaderamente satisface mi paladar y arrastra en cada bocado toda la cosmovisión que me cupo en buena o mala suerte, todo el pasado que se deja venir encima del presente apenas huelo algunas delicia culinaria preparada por manos populares en las calles aledañas al río Nazas”.

Concuerdo plenamente con la afirmación de que al comer tal o cual guiso o postre el pasado se nos viene encima, pero tengo, como ya lo expliqué mis reticencias respecto de la comida callejera, así sea gourmet.


De cualquier manera, me parece que este folleto Callejero gourmet contribuye significativamente a la historia de la cocina en La Laguna, pero también es una aportación a la historia de la cocina en
nuestro país.

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