martes, 20 de diciembre de 2016

Últimos encargos y despedidas de mis amigas y profesores

64.-EPISTOLARIO SEMO

Cape Girardeau, Mo., 30 de julio de 1958

Mi querida mamá:

No te había contestado antes porque he estado muy ocupada, pero creo que ahora ya voy a tener un poco más de tiempo para preparar el viaje.

Recibí una carta de Mamá Pina en la que me dice que ya no necesita el veliz, así que voy a buscar bien en todas las tiendas a ver si consigo el vestido. Ella me mandó $22.00 dólares, de los cuales ocho eran para mí, y el resto para comprarle un veliz y el vestido. El vestido azul me costó seis y había pensado comprar el veliz con los ocho restantes. Ya te expliqué en mis anteriores por qué es tan difícil conseguir un vestido tal como ella lo quiere, pero tal vez lo encuentre ahora que ya están trayendo los de otoño. Parece mentira pero da risa ver los aparadores con suéteres y telas de lana cuando hace un calor sofocante. Alguien me dijo que agosto era tremendo, y creo que no me mintieron; estos últimos días han estado horribles.

No voy a poder ir  San Luis por muchos motivos; en primer lugar, no tengo tiempo. En segundo no tengo dinero; en tercero, San Luis es aun 10 grados más caliente que Cape y creo que no podría soportarlo. Por último, no vale la pena ya que no iría a ningún lado. Claro que allí sí podría conseguir los vestidos, pero quién sabe si Mickey podría llevarme al centro ya que yo sola me pierdo.

Mi escribieron los del correo que ellos no podían hacer nada por mí respecto al tigre porque ellos sólo están encargados de recoger el dinero. Me sugieren que escriba a la aduana a ver qué logro; no lo he hecho porque no he tenido tiempo, pero voy a tratar de escribir hoy y, si no, trataré de arreglar cuando cruce. Del express me dijeron que sin el pasaporte no pueden dejar entrar los paquetes, pero los van a almacenar hasta que yo pase.

Había pensado escribir varias solicitudes y mandarlas antes de regresar, pero nunca tengo tiempo de escribirlas, así que ya las haré cuando regrese. El sueldo de Magdalena me parece muy bien; ojalá que me admitieran.

El pasado fin de semana lo pasé en Jackson, con los Mackey. Estuve muy contenta porque son muy amables conmigo. El sábado dormí hasta cerca de las once y me levanté como nueva porque aquí en el dormitorio se no puede porque hay mucho ruido, así que los disfruté aún más. El viernes fui a nadar y el sábado fuimos a andar en bicicleta y por poco me matan,  nomás porque Dios es grande aún vivo. Fíjate que la bicicleta tenía los frenos en los pedales en vez de en los manubrios y no los podía manejar bien. Veníamos bajando una colina muy pronunciada que desembocaba en la carretera y no pude frenar. Lo único que vi en frente de mí fueron coches y me encomendé a Dios. Apenas libré algunos carros como por  20 centímetros. La pobre de Carol venía atrás de mí y estaba aun más asustada porque como ella venía atrás vio todo mejor que yo. Me gritó que parara y no pude. Quedamos verdes, amarillas, rojas y se nos quitaron las ganas de andar en bicicleta, así que nos regresamos caminando.

El domingo fuimos de día de campo a un río cerca de Jackson. Pasé un día formidable porque como estaba haciendo un calor horrible, lo único que se me antojaba era estar en el agua. Palabra que cuando me trajeron al dormitorio no t tenía ningunas ganas de quedarme.


Bueno, creo que ya no tengo nada que platicar. Hasta dentro de pronto. Recibe el cariño de tu hija que no te olvida.

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