EL TREN QUE CORRÍA
Camina
trenecito que
A
Atotonilco voy
Parecen
tus muchachas
Angelitos
de Dios.
Canción
popular jalisciense
En efecto, desde que fueron construidos por Porfirio Díaz, los trenes
de carga y de pasajeros corrían atravesando las planicies de nuestro país. Poco
a poco, los de pasajeros fueron decayendo hasta ser completamente desmantelados
durante el sexenio de Ernesto Zedillo. Los trenes empezaron a declinar en
nuestro país durante el sexenio de Miguel Alemán Valdés quien favoreció la
construcción de carreteras –entre ellas, la Panamericana que atravesaba el país
de Chiapas a Ciudad Juárez- para impulsar el desarrollo de la industria
automovilística y el establecimiento de las armadoras norteamericanas.
Los hubo de alta calidad. Recuerdo, por ejemplo, el que iba del
Distrito Federal a la ciudad de Querétaro. Salía puntual a las 7:00 a.m. de la
estación de Buenavista y llegaba a su destino a las 10:00 a.m. Las tres horas
parecían unos cuantos minutos. Poco
después de arrancar, sonaba la campana anunciando que se podía pasar al carro
comedor para el desayuno. Las mesas lucían un albo mantel y siempre había un
florero que alegraba la vista. También hubo trenes de pasajeros a Guadalajara,
Morelia, Veracruz, Oaxaca, entre otras ciudades. A Durango no llegaba el tren
que se dirigía a la Ciudad de México y que provenía de Ciudad Juárez; era
necesario que los pasajeros abordaran un ramal a Cañitas y ahí subieran al
otro. En los años ochenta se hizo un intento por reanudar esta corrida a la
capital del país, aunque duró poco tiempo. Como en el pasado, los pasajeros
debían trasladarse a Zacatecas para conectar con el tren que se dirigía a la
Ciudad de México y el viaje requería de
casi 24 horas
.
Pero así como los grandes trasatlánticos debieron transformarse en
buques para cruceros, los trenes también han sufrido una metamorfosis: ahora
son turísticos y, a veces, de gran lujo.
Para viajar de Madrid a Andalucía puede reservarse un espacio en El Andaluz, un tren de gran categoría planeado
para que los turistas disfruten de la travesía. En Sudáfrica, según una nota
publicada en el periódico Victoria de
Durango, existe el “Pride of Africa”, calificado como “el más lujoso del
mundo”. Los vagones son arrastrados por una locomotora de vapor fabricada en
1893 y los mil 595 kilómetros que separan a Pretoria de Ciudad del Cabo
requieren de dos días. Parece, sin embargo, que a los pasajeros no les importa
y pueden darse un buen baño de tina en las cómodas y antiguas bañeras con que están provistas las alcobas.
En avión, el viaje dura dos horas. Pero, el placer no es comparable.
En Jalisco se enorgullecen de su tren Tequila Express que va de
Guadalajara a Tequila, distante 80 kilómetros de la capital. Sólo funciona los
sábados. Sale a las 12:00 p.m. y regresa a las 18:00 hrs. El precio es de $600.00 pesos y los pasajeros
pueden beber tequila durante todo el trayecto de ida y vuelta, el cual es
amenizado, además, por un mariachi que también alegra el buffet que se ofrece en la hacienda La Rojeña mientras se disfruta
de un espectáculo de bailes típicos.
Hace unas semanas se anunció que la empresa francesa Alsthom
construiría un tren rápido en Argentina, de Buenos Aires a Mendoza. La
distancia entre las dos ciudades es de 1,000 kilómetros que se recorrerán en
31/2 horas. ¿Se imagina el lector lo que sería contar con un tren de este tipo
para viajar de Durango al Distrito Federal? Un sueño imposible, quizá, porque la topografía de México no es igual a
la de Argentina y el costo de la construcción sería altísimo.
Si este sueño no es viable, ¿no podríamos tener un tren turístico de Durango a Otinapa (69 kms.) o a
Tepehuanes (320 kms.)? Me dicen que es
igualmente un sueño imposible porque los
puentes ya desparecieron y la reparación
de las vías sería costosísima. Sin
embargo, pienso que sería más fácil atraer al turismo a nuestro estado con un
recorrido así que tratando de convencerlos de que el Centro Histórico o los
museos valen la pena un viaje a Durango. Ya lo dijeron los hoteleros al comentar
lo ocurrido con sus hoteles durante la
Semana Mayor: la ocupación fue mínima y por una noche. Quizá la sierra, que sí
es formidable, a pesar de la deforestación (urge reforestar Otinapa) los
convencería de permanecer unos días más.
Hoy, es posible viajar en automóvil de Durango a Mazatlán en 2 ½ horas
por una carretera llena de baches, según afirman los que la han recorrido.
Quizá lo más valioso de esa ruta es conocer el famoso puente El Baluarte cuya
construcción requirió de dinamitar un pedazo de la Sierra Madre Occidental para
abrir el espacio para el puente. De otra manera, era necesario rodear las
formidables rocas. Los paseantes van y vienen entre una y otra ciudad
quejándose de los baches y del costo de la autopista pero felices de haber
pasado unas horas a la orilla del mar.
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