CUESTIÓN DE HONOR
Se trata de una breve telenovela
turca que se transmitió por el Canal 13 de Televisión Azteca y que llegó a su
final el 14 de agosto. Ahora es común que como las televisoras no tienen qué
programar cuando se acaba el futbol han escogido transmitir el final de sus
telenovelas el domingo por la noche.
Está basada, según se informa en
internet, en una serie italiana titulada L’onore
e il respetto y, por supuesto, tiene que ver con la mafia (en este caso, la
turca aunque también está implicada la de Europa oriental) y la venta y
trasiego de drogas. Los principales protagonistas son Yigit y Emir. El primero
es muy guapo, de mediana estatura, rubio
y con barba; en otras palabras, no
corresponde a la imagen usual de los turcos. Emir es totalmente diferente; alto,
de cabello obscuro, con ojos negros, sin barba. Yigit está totalmente
comprometido con la mafia turca de Estambul y es un colaborador distinguido y
apreciado por Hakki, el jefe de ese grupo, que, a su vez, le debe respeto y
sumisión a otro personaje que denominan El gran hermano. Por su parte, Emir es
honesto, está terminando sus estudios para ser nombrado fiscal y desea ante
todo convencer a Yigit para que abandone esos negocios peligrosos e ilícitos.
Naturalmente, sin éxito, lo que conducirá a la muerte de Yigit al final de la
novela porque no podría tener un final feliz.
Las mujeres son altas, delgadas y
muy bellas. Hay dos rubias, Sibel, enamorada de Yigit con quien finalmente
contrae matrimonio para salvar su vida y que también muere. La otra es Gül que
tiene un papel muy pequeño dentro de la novela, pero cuya intervención es
decisiva para lograr la captura de Hakki. Con excepción de Sibel, que desea ser
modelo y, de hecho, lo intenta, pero se mete en problemas, y de Derya, que
trabaja en una oficina, las otras no tienen una profesión.
Derya es una morena espectacular,
muy alta, delgada y con una figura espléndida. Es fiel amiga de todos y termina
casada con uno de los asistentes de Yigit. Menos llamativa es Kubra, pero ése es
el papel que le asignaron. Está enamorada de Yigit con quien tiene una relación
pasajera de la que nace una niña a la que llaman Elid. De menor estatura y sin nada que destaque en
su físico, usa un aparato en una pierna que parece ser consecuencia del
maltrato de su padre. Vivió con él hasta su fallecimiento y es tímida e
insegura. Acepta contraer matrimonio con Emir cuando éste se lo propone para
darle un padre a su hija y para continuar siendo aceptada en la sociedad como
una mujer respetable. Al principio, es un matrimonio de conveniencia sin ningún
acercamiento real, pero terminan por enamorarse el uno de la otra.
Después de su matrimonio, Kubra
decide abrir una pastelería, porque ha pasado toda su vida en la cocina y es lo
que conoce. En la telenovela Qué culpa
tiene Fatmagul, ella y Ebe Nein, abren un restaurante, lo cual comprueba
que en Turquía todavía son pocas las mujeres que tienen una profesión y que
pueden aspirar a otro tipo de empleo. Recordemos que Fatmagul era una muchacha de
campo, ignorante, que después decide estudiar para presentar los exámenes de
secundaria.
Los escenarios son lujosos, con
alfombras y mobiliario del gusto de los turcos, especialmente la mansión de
Hakki. Las casas de las muchachas son modestas, con un frente angosto y como de
tres pisos pues en la planta baja sólo se abre la puerta y se aprecia la
escalera que conduce a los pisos superiores. La colonia donde viven ellas es de
clase media sin lujos y más bien con casas similares.
Las playas, calles y hoteles,
aunque pequeños, son muy bellos. Se disfruta una vista del puente del Bósforo,
así como de los yates y barcos que navegan en las aguas del Mar Negro. La
acción transcurre entre estos escenarios y no tenemos otras vistas de Estambul.
Así como en la telenovela citada
anteriormente asistimos a un ritual antes del matrimonio, en ésta conocemos las
reglas y ceremonias para los funerales. Por ejemplo, vemos que los cuerpos son
enterrados envueltos en sábanas y sin ataúd. También los monumentos funerarios
son interesantes, aunque los que se muestran corresponden a un cementerio de
clase media y no de la opulenta.
Me he acostumbrado a las
telenovelas brasileñas y a las turcas que transmitía Azteca y ahora no me
agrada la serie mexicana que sustituye a Cuestión
de Honor si bien para los domingos por la noche han recurrido a un éxito
anterior: Master Chef. Sin embargo,
mientras no disponga de televisión de paga, deberé conformarme con los
programas de los canales abiertos, aunque siempre queda como consuelo el Canal
11, del Instituto Politécnico Nacional, cuya programación es mucho más variada
e interesante.
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