domingo, 4 de septiembre de 2016

Cuestión de honor, telenovela turca transmisitida por el Canal 13 y que ya finalizó.

CUESTIÓN DE HONOR

Se trata de una breve telenovela turca que se transmitió por el Canal 13 de Televisión Azteca y que llegó a su final el 14 de agosto. Ahora es común que como las televisoras no tienen qué programar cuando se acaba el futbol han escogido transmitir el final de sus telenovelas el domingo por la noche.
Está basada, según se informa en internet, en una serie italiana titulada L’onore e il respetto y, por supuesto, tiene que ver con la mafia (en este caso, la turca aunque también está implicada la de Europa oriental) y la venta y trasiego de drogas. Los principales protagonistas son Yigit y Emir. El primero es muy guapo, de mediana estatura,  rubio y con barba;  en otras palabras, no corresponde a la imagen usual de los turcos. Emir es totalmente diferente; alto, de cabello obscuro, con ojos negros, sin barba. Yigit está totalmente comprometido con la mafia turca de Estambul y es un colaborador distinguido y apreciado por Hakki, el jefe de ese grupo, que, a su vez, le debe respeto y sumisión a otro personaje que denominan El gran hermano. Por su parte, Emir es honesto, está terminando sus estudios para ser nombrado fiscal y desea ante todo convencer a Yigit para que abandone esos negocios peligrosos e ilícitos. Naturalmente, sin éxito, lo que conducirá a la muerte de Yigit al final de la novela porque no podría tener un final feliz.

Las mujeres son altas, delgadas y muy bellas. Hay dos rubias, Sibel, enamorada de Yigit con quien finalmente contrae matrimonio para salvar su vida y que también muere. La otra es Gül que tiene un papel muy pequeño dentro de la novela, pero cuya intervención es decisiva para lograr la captura de Hakki. Con excepción de Sibel, que desea ser modelo y, de hecho, lo intenta, pero se mete en problemas, y de Derya, que trabaja en una oficina, las otras no tienen una profesión.

Derya es una morena espectacular, muy alta, delgada y con una figura espléndida. Es fiel amiga de todos y termina casada con uno de los asistentes de Yigit. Menos llamativa es Kubra, pero ése es el papel que le asignaron. Está enamorada de Yigit con quien tiene una relación pasajera de la que nace una niña a la que llaman Elid.  De menor estatura y sin nada que destaque en su físico, usa un aparato en una pierna que parece ser consecuencia del maltrato de su padre. Vivió con él hasta su fallecimiento y es tímida e insegura. Acepta contraer matrimonio con Emir cuando éste se lo propone para darle un padre a su hija y para continuar siendo aceptada en la sociedad como una mujer respetable. Al principio, es un matrimonio de conveniencia sin ningún acercamiento real, pero terminan por enamorarse el uno de la otra.

Después de su matrimonio, Kubra decide abrir una pastelería, porque ha pasado toda su vida en la cocina y es lo que conoce. En la telenovela Qué culpa tiene Fatmagul, ella y Ebe Nein, abren un restaurante, lo cual comprueba que en Turquía todavía son pocas las mujeres que tienen una profesión y que pueden aspirar a otro tipo de empleo.  Recordemos que Fatmagul era una muchacha de campo, ignorante, que después decide estudiar para presentar los exámenes de secundaria.

Los escenarios son lujosos, con alfombras y mobiliario del gusto de los turcos, especialmente la mansión de Hakki. Las casas de las muchachas son modestas, con un frente angosto y como de tres pisos pues en la planta baja sólo se abre la puerta y se aprecia la escalera que conduce a los pisos superiores. La colonia donde viven ellas es de clase media sin lujos y más bien con casas similares.  
Las playas, calles y hoteles, aunque pequeños, son muy bellos. Se disfruta una vista del puente del Bósforo, así como de los yates y barcos que navegan en las aguas del Mar Negro. La acción transcurre entre estos escenarios y no tenemos otras vistas de Estambul.

Así como en la telenovela citada anteriormente asistimos a un ritual antes del matrimonio, en ésta conocemos las reglas y ceremonias para los funerales. Por ejemplo, vemos que los cuerpos son enterrados envueltos en sábanas y sin ataúd. También los monumentos funerarios son interesantes, aunque los que se muestran corresponden a un cementerio de clase media y no de la opulenta.


Me he acostumbrado a las telenovelas brasileñas y a las turcas que transmitía Azteca y ahora no me agrada la serie mexicana que sustituye a Cuestión de Honor si bien para los domingos por la noche han recurrido a un éxito anterior: Master Chef. Sin embargo, mientras no disponga de televisión de paga, deberé conformarme con los programas de los canales abiertos, aunque siempre queda como consuelo el Canal 11, del Instituto Politécnico Nacional, cuya programación es mucho más variada e interesante.    

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