domingo, 4 de septiembre de 2016

Texto escrito hace muchos años pero muy adecuado para este verano lluvioso.

LA CONSTRUCCIÓN DEL  COLECTOR PLUVIAL SUR

El texto que leerán  a continuación lo escribí creo que entre 1996 y 97 pero me sentí impulsada a rescatarlo hoy porque las últimas dos semanas ha llovido intensamente en Durango, como hace mucho tiempo no ocurría. Ha habido inundaciones en las calles y la circulación se volvió muy difícil. Muchos coches se quedaron varados.

 Por supuesto, el agua es vida y tan necesaria para el campo pero ha causado mucha destrucción en las casas de las familias de escasos recursos y, también,  en la ciudad cuyas calles están llenas de baches (hoyos) en el pavimento y en las banquetas (aceras) y apenas se puede circular. El hoyo se ve rebosante de agua, pero el conductor ignora qué tan profundo es y qué tan peligroso sería pasar encima de él. En las banquetas es más difícil caminar porque hay obstáculos por doquier y también hoyos al por mayor.

Las autoridades anteriores,  que están prontas a irse,  porque el cambio de gobierno será el 15 de septiembre se han lavado las manos al respecto, como lo hicieron durante toda la administración anterior cuando se dedicaron principalmente a construir obras de ornato sin tener en cuenta las necesidades de los ciudadanos.

Ya no vivo en mi linda casita de la calle Hacienda Santa Patricia,  donde escribí el texto que sigue, y ya no tengo tanta necesidad de salir si cae un aguacero torrencial, pero el texto es divertido y deseo que ustedes al menos se sonrían al leerlo.

LA CONSTRUCCIÓN DEL COLECTOR PLUVIAL SUR

Quienes navegamos cada verano en las caudalosas aguas del Boulevard Domingo Arrieta, la pasamos mal. Los propietarios de embarcaciones pequeñas (VW, Golf, Nissan, Caribe o algún calafateado Renault) sufrimos cuando los orgullosos dueños de trasatlánticos (Suburban, Ram Charger y todo tipo de pick-ups) navegan a toda velocidad y aumentan el nivel de las aguas creando olas innecesarias. ¡Ni hablar de los buques- cisterna (autobuses urbanos registro SEP-AZTECA-IMSS o CAMIONERA POR LIBERTAD) que arremeten contra los menos altos y, en muchas ocasiones, propician que las pequeñas naves encallen sin remedio!

Por ello, recibimos con gusto la noticia, hace casi dos años, de que se iniciaría la construcción del Colector Pluvial Sur que aliviaría las inundaciones y las  tribulaciones de los pilotos. En el embarcadero del supermercado Soriana Madero se congregaron autoridades y público en general (¿serían marineros de corazón?) y una tarde se anunció que, ahora sí, comenzaban las obras.

Primero, se trabajó en la zona habitacional  del Huizache –también peligroso río veraniego-  y, en otoño de 1997, una mañana, sin decir agua va, ni mediar anuncio radiofónico o letrero que informara a los navegantes cuál sería la situación aquel lunes, se cerró la glorieta Madero y todos, sin excepción debieron navegar por la calle Hacienda Santa Patricia (donde yo vivía) y arreglárselas como pudieran para llegar a su destino final.

El polvo se adueñó del ambiente hasta el jueves 12 de diciembre cuando la nieve negra (un descenso de más de 12 grados centígrados en unos cuantos minutos) cubrió la ciudad. La máquina excavadora quedó muda e inmóvil durante dos meses. Un vecino comentó que el radiador se había estropeado  por el congelamiento. Sin embargo, un día desapareció. Alguien dijo que la habían reparado y que se la habían llevado para trabajar en las nuevas vías navegables que se estaban construyendo en otros rumbos de la ciudad.

Inesperadamente, el trascabo reapareció y se puso manos a la obra con toda celeridad. Esta vez los navegantes se enfrentaron a la noticia (otro lunes caótico) de que una de los canales del Boulevard Domingo Arrieta se convertía en uno de doble sentido. Como en el otoño anterior, sin previo aviso y sin respeto ni consideración a la ciudadanía.

En sí, las obras beneficiarán a la comunidad; no obstante, un poco de cortesía y previsión habrían evitado molestias y enojos y la población las habría aceptado con mejor talante. Por ejemplo, ¿por qué no se utilizaron los canales de Tierra Blanca como vías alternas? ¿Por qué, además de recomendar su utilización, no se colocó un mapa espectacular, con anticipación, informando cuáles eran y cómo llegar a ellas? Los semáforos, por supuesto, no funcionan desde hace meses, a pesar del intenso flujo naviero. Los agentes de navegación (tránsito) sólo se dejan ver algunos días y en las horas pico, Después, todos quedamos librados a nuestra buena suerte y a la civilidad de los conciudadanos.

Ahora, se trabaja intensamente. Pero, ¿se concluirá la obra antes del día de las elecciones y, lo que es más importante, cumplirá los fines para los que fue diseñada?  (Hoy, estamos en la misma situación: las anteriores autoridades ya se van y ni quién se ocupe de los hoyos).  En otras palabras ¿se resolverá el problema de las inundaciones en días de tormenta?  Para quien lo ignore, conviene recordar que el agua sube de 0.50 a 1.00 metro en pocos minutos  y que las lagunas o estanques se forman como por arte de magia (quizá se podrían utilizar como criaderos temporales de peces). Los buques-cisterna, cuando llevan pasaje hasta las oficinas de la Secretaría de Educación Pública, dejan a los pasajeros a buena distancia (para no correr el riesgo de encallar) y éstos deben nadar o mojarse hasta la rodilla para llegar al sitio de trabajo.

Desde que tengo uso de razón, la Acequia Grande se derramaba tres o cuatro veces por año (en gran medida, debido a que la gente la utilizaba como basurero) anegando toda la zona en ambas márgenes. Después, se entubó y afirmó que ya no habría más inundaciones. A pesar de ello, año tras año nos congratulamos si logramos navegar por el área sin quedarnos a media laguna. ¿Cuál será el futuro para los que viven en Tierra Blanca y a ambos lados del multicitado Boulevard?


Los romanos fueron espléndidos constructores de caminos, acueductos y puentes.  ¿No habrán dejado alguna muestra de su manejo de las inundaciones? 

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