43.- EPISTOLARIO SEMO
Cape Girardeau, Mo., 11 de abril de 1958
Mi querida Alicia:
Ya Javier Óscar me platica que estás guapísima; dice que el
otro día no te reconocía. Te vio en la calle y se puso a pensar: “Esa chica tan
mona me parece conocida. ¿Quién será? Al fin, te reconoció. No me sorprendería
que al fin te conquistaras a Adolfo Peña.
Aunque los vestidos chemise me parecían muy feos al
principio, ahora ya me empiezan a gustar y hasta me quiero hacer uno. Ya les
llegaré muy modernizada.
Gustavo Domínguez no es muy mono que digamos, pero no tiene
por qué caerte mal.
LLEGADA A JEFFERSON CITY. Llegamos como a las 6:00 p.m. y
nos hospedamos en el “Governor Hotel”.
Como compañera de cuarto me tocó una chica muy simpática que a pesar de ser
cuatro años menor que yo, nos llevamos muy bien. El cuarto estaba muy bonito y
luego que nos arreglamos fuimos a comer y a pasear. Vi en una tienda unos
aretes primorosos de los cuales quedé prendada, pero como no me quisieron abrir
la tienda (ya habían cerrado) no los pude comprar. Luego regresamos al hotel y
aunque todas las otras chicas estaban muy animadas, nosotras nos moríamos de
sueño y cansancio, así que nos dormimos.
El día siguiente fue muy atareado. A las 9:00 a.m. fuimos al
Capitolio y allí nos registramos. Luego,
visitamos todo el edificio. Es muy grande, con multitud de corredores,
casi casi parece un laberinto. Aunque no está muy lujoso, está muy bonito y,
sobre todo, limpio. La cúpula tiene unas pinturas bastante buenas, pero lo que
más me gustó fue la Cámara de Diputados, Es muy grande, con escritorios para
150 delegados; los sillones estaban tan cómodos que como yo estaba tan cansada
de caminar, me quería hacer diputada para quedarme allí.
Sigue con Eduardo. Recibe un abrazo de tu hermana
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