CHRONIC
Se trata de la película más
reciente del director mexicano Michel Franco (México, 1979) quien como Alfonso
Cuarón, Alejandro González Iñárritu, Fernando del Toro y, recientemente,
Eugenio Derbez han buscado oportunidades en el vecino país del norte para filmar las películas que, por desgracia,
no encuentran apoyo en nuestro país. A
esta lista se une ahora Michel Franco, con su película Chronic, hablada en inglés.
Tanto el director, que es, al
mismo tiempo, el autor del guión de la película Chronic han recibido muchos comentarios elogiosos en distintos
programas de radio y televisión. Michel Franco se dio a conocer con un filme excelente: Después de Lucía (2012) a la que
siguieron dos películas que no he podido ver: A los ojos (2013) y 600 millas (2015). Con mucha
frecuencia los filmes mexicanos son exhibidos en horarios que no atraen al
público y, entonces, los retiran de la cartelera.
El cine de Michel Franco se
distingue por largos silencios; los personajes apenas hablan o pronuncian una
palabra. Todo se comunica mediante gestos, actitudes o movimientos. Es por ello
que a muchas personas no les atrae. La película Después de Lucía se refiere al bullying que sufre una muchacha al
mudarse ella y su padre a la Ciudad de México después del accidente donde muere
su madre. Lucía no se queja ni abre la boca, pero logra escapar de sus
agresores y regresa a Puerto Vallarta,
donde había vivido antes. El filme termina cuando ella llega su antigua casa,
se acuesta en su cama y come una manzana. Es un final totalmente abierto para
que el espectador llegue a su propio final.
El actor que protagoniza al
enfermero de pacientes crónicos es, nada más y nada menos, que el británico Tim
Roth (1946) quien se volvió famoso por películas como Pulp Fiction (1991), Perros
de reserva (1992), Four Rooms
(1995) y El increíble Hulk
. Ha sido también director de cine y cuando leyó el guión de Chronic le dijo a Michel Franco que él quería
interpretar ese papel, tan diferente a los anteriores, y, en realidad, su actuación seguramente contribuyó a que la
película recibiera en Cannes el galardón para el mejor guión.
Como en los filmes anteriores de
Michel Franco, casi no hay diálogo; las emociones, el dolor, la desesperación
se comunican mediante la actuación. El enfermero se muestra afectuoso y
paciente con los que están a su cuidado. Para combatir el estrés que le
ocasiona su trabajo, frecuenta un gimnasio en donde utiliza la caminadora con
un ritmo frenético. En otras ocasiones, corre por la calle. La película inicia
como Lucía: con un viaje en automóvil y el final toma por sorpresa al
espectador.
En esta época en que los adultos
mayores somos cada vez más, aunque también hay jóvenes que requieren atención
por un accidente o por una enfermedad invalidante, conviene reflexionar sobre
el papel que desempeña el enfermero. Puede ser amable y humano, como este
actor, o despiadado y cruel como en otros casos.
La película también nos obliga a
reflexionar sobre la eutanasia, la carta de voluntad anticipada y el derecho de
escoger morir cuando la enfermedad se vuelve insoportable. Ninguno de estos
recursos ha sido aceptado en nuestro país, pero Holanda se nos ha adelantado en
el camino.
Recuerdo haber visto hace muchos
años en el teatro del Polyforum, en la Ciudad de México, una obra inglesa
titulada Mi vida es mi vida,
magistralmente interpretada por Héctor Bonilla que presenta a un individuo cuadriplégico,
inmóvil sobre una cama de hospital, que demanda al gobierno británico que se
opone a que lo desconecten de los aparatos. Al fin, el enfermo gana el juicio y
la obra termina cuando el doctor y la enfermera apagan los aparatos y ella le
dice algo así como en seis horas todo habrá terminado.
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