AUTORES DEL 450
La ciudad de Durango celebró el
450 aniversario de su fundación en 2013. Ese año se inauguró la Plaza
Fundadores, en la esquina de 5 de Febrero y Bruno Martínez, y hubo otras
celebraciones. Entre ellas, se proyectó reimprimir a varios autores famosos de Durango
durante la primera mitad del siglo veinte. Nos convocaron a varios escritores
contemporáneos para que cada uno se ocupada de escribir el estudio
introductorio de algún libro. Lo triste del asunto es que el proyecto debió
iniciarse dos años antes para que los libros estuvieran listos el 8 de julio de
2013. No fue así. La presentación formal se hizo apenas en 2015. Claro que uno
de los obstáculos que impidió la realización del proyecto fue que se atravesó
la celebración del centenario del nacimiento de José Revueltas ocurrido el de 1914 y se dio preferencia a la
publicación de sus obras completas.
Los autores escogidos, así como
sus libros, fueron los siguientes:
Francisco Castillo Nájera
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El Gavilán
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Antonio Estrada
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La sed junto al río
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Xavier Icaza
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Panchito Chapopote
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Ladislao López Negrete
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Fuego en la cumbre
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Martín Gómez Palacio
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El mejor de los mundos
posibles
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Miguel González Avelar
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Palindromía
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Gabriel Ibarra Guerrero
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Relatos intrascendentes
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Anastasio G. Saravia
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Cuatro siglos de una
hacienda
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Francisco Zarco
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Varios textos periodísticos
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Antonio Gaxiola
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Tras la huella de Anatolio
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Everardo Gámiz
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Costumbres durangueñas
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Alejandro Martínez Camberos
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Ciudad y canto
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Olga Arias
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Del inexpresable sentimiento
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Beatriz Quiñones
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De sirenas trásfugas y otros
seres provocadores
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Rafael Hernández Piedra
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A la orilla del poema
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María Elvira Bermúdez
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Cuentos presuntamente
completos, tomos I y II
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A mí me tocó en suerte
ocuparme de Ladislao López Negrete y de su obra Fuego en la cumbre, que ya comenté anteriormente. Vale ahora la
pena detenerse un poco en otros
autores.
El corrido grande El Gavilán, escrito en versos
octosílabos y en el español popular de Durango hablado a finales del siglo XIX,
fue escrito en 1934 cuando su autor ocupaba un puesto diplomático en la
embajada de México en Francia. En opinión del crítico Ermilo Abreu Gómez se asemeja
mucho al corrido Martín Fierro, del argentino José
Hernández, porque “ambos se ciñen al impulso de condiciones étnicas semejantes (…)
Se trata de dos corridos grandes de tipo popular-erudito”.
Antonio Estrada es mejor
conocido por su novela Rescoldo. Los últimos cristeros (1961) donde relata esa etapa de
la guerra cristera en Durango y la muerte de su padre Florencio Estrada. Tanto
en esa novela como en La sed junto al río
(novela seleccionada para esta colección) encuentro, como lo escribí en mi antología Durango. Una literatura del desarraigo (1991) que “quizá sea Estrada Muñoz el más localista
y apegado a su terruño: la región habitada por los tepehuanes donde vivió su
niñez y sus años más felices”.
Correspondió a Jaime Muñoz
Vargas escribir el estudio introductorio de una novela poco conocida: Panchito Chapote (1921), del escritor
durangueño Xavier Icaza (Durango, Dgo., 1882-Xalapa, Veracruz, 1969) que muchos
críticos literarios consideran como veracruzano porque parece que nunca
regresó a su tierra natal.
Escribe Muñoz Vargas que esta
novela (que Icaza llamaba retablo) es la historia “de este personaje veracruzano
que pasa de pobre a rico gracias a que vende una propiedad donde hay petróleo”.
Además, cita a varios críticos literarios que consideran a esta obra como la
única novela de la corriente literaria conocida como el estridentismo.
En sus Relatos intrascendentes (1945),
el doctor Gabriel Guerrero Ibarra narra sus experiencias como médico que
cumple con su servicio social en el poblado de Nombre de Dios, hoy muy cerca de
la ciudad de Durango, pero, en aquellos años, alejado por la carencia de medios
de comunicación. El escritor Óscar Jiménez Luna señala –y estoy de acuerdo con
su punto de vista- que en estos relatos hay muchos pasajes que recuerdan a
Rulfo. Sin embargo, después de este libro el Dr. Guerrero Ibarra se interesó
más por el cine por lo que escribió muchos guiones para los filmes mexicanos.
Sólo tres mujeres fueron
seleccionada para esta colección de Autores del 450: Beatriz Quiñones
(cuentista y poeta, además de periodista), Olga Arias (nacida en Toluca, pero
arraigada en Durango donde descansan sus restos mortales) y María Elvira
Bermúdez, abogada, cuentista, novelista y ensayista, además de ser la primera
mujer en escribir relatos del género policiaco.
Desconozco cuál ha sido el
destino de estos libros. Tuve la fortuna de que el Instituto de Cultura me
obsequiara una colección completa, pero no sé si estarán disponibles para que
cualquier lector pueda adquirir uno o si en la Biblioteca Central, en el barrio
del Calvario, existe un colección completa al alcance de cualquier lector que
deseé consultarla.
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