MUEREN UMBERTO ECO Y HARPER LEE EL MISMO DÍA
Curiosamente, el destino quiso
que dos destacadísimos escritores Umbertp Eco, italiano, y Harper Lee,
estadounidense, fallecieran el mismo día. Eco escribió muchos libros, no sólo
novelas, pero fue precisamente El nombre
de la rosa (1980) la que lo llevó a la fama. Harper Lee publicó en 1960 una
novela que me parece trascendental para los anales de la literatura de los Estados
Unidos, Kill a Mocking Bird, traducida
al español como Para matar a un ruiseñor.
Filósofo, semiólogo y novelista,
Umberto Eco nació en Alessandria, Piamonte, en 1932 y falleció en Milán este año
el 19 de febrero. Su novela ya mencionada le abrió las puertas de la literatura
universal y del cine. La edición en español es un poco farragosa porque incluye
las numerosas citas en latín que incluyó Eco. En la edición inglesa las
eliminaron para hacer más fácil la lectura.
La historia empieza cuando el
franciscano Guillermo de Baskerville (interpretado por Sean Connery, que hace
un espléndido papel, y su discípulo Adso de Melk (Christian Slater) llegan a la abadía
donde tendrá lugar una importantísima reunión entre los franciscanos, que
protestan por la riqueza y el lujo del papado, y los cardenales, representantes
del papa que defenderán su posición. Por supuesto, hay más historias
entrelazadas. En el camino, Guillermo de Baskerville señala algunos incidentes
que le parecen sospechosos: por ejemplo, hay unas huellas extrañas en la nieve
y encuentran un caballo que anda suelto. A partir de estos signos, Guillemo de
Baskerville iniciará una investigación para resolver las misteriosas muertes
que han tenido lugar en la abadía. Va a indicar numerosos detalles que le
parecen significativos y que muestran el deseo de Umberto Eco de incorporar la
semiótica en su narrativa.
Entre las numerosas publicaciones
del filósofo italiano se cuentan las siguientes: Obra abierta (1962), Apocalípticos
e integrados (1964), La estructura
ausente (1968), Tratado de semiótica
general (1975). En estos libros explica su teoría de la semiótica, que
continúa lo que Ferdinand de Saussure había
propuesto en su libro sobre semiología. Es decir, que todas las cosas y
actitudes comunican, son signos que el lector debe interpretar por lo que debe
existir una estrecha colaboración entre el autor y el lector. Vino después Lector
in fabula (1979) que no alcanzó el éxito de los antes mencionados. Escribió también una difícil novela El péndulo de Foucault, publicada en 1988, y
que no tiene nada que ver con el filósofo
francés Michel Foucault. En el año 2000 recibió el premio Príncipe de
Asturias.
La norteamericana Harper Lee no
alcanzó gran notoriedad en su país. Sin embargo, puso de manifiesto el racismo
que había en el deep South como también lo hicieron la escritora Carson
McCullers en sus magníficos relatos y, principalmente, el novelista William
Faulkner. En la novela mencionada se
trata de un abogado blanco que acepta defender a un campesino afroamericano
acusado de haber violado a una mujer blanca. Está basada en un incidente real
ocurrido en la ciudad de Monroeville, en el estado de Alabama, su pueblo natal,
durante el período de la gran depresión,
y del que se enteró cuando tenía diez años.
Cuando se pensó en llevarla al
cine, actores como James Stewart rehusaron representar el papel del
abogado Atticus Finch, que fue aceptado finalmente por Gregory Peck,
quien, en mi opinión, hizo un espléndido trabajo. El filme obtuvo tres Óscares.
Tanto la novela como el libro son una denuncia contra la injusticia social,
pero también se aprecia la pérdida de la inocencia. Harper Lee escribió después otros relatos,
pero no alcanzó gran fama.
Resulta sorprendente, como lo señalo al inicio, que hayan fallecido
el mismo día. Ambos jugaron un rol importante para la literatura. Los textos
sobre semiótica abrieron otras posibilidades tanto para la crítica literaria
como para la cinematográfica. La novela de Harper Lee fue una fuerte denuncia
contra la injusticia social que todavía
se da en muchos lugares. Recordemos, por ejemplo, a los afroamericanos muertos
por los policías cuando no se detienen de inmediato. No hay que olvidar tampoco
que cuando el huracán Katrina golpeó
Nueva Orleans en 2005, los últimos en ser evacuados de algunos asilos y hospitales fueron los
afroamericanos.
Leí To Kill a Mocking Bird hace
muchos años (lamentablemente, desapareció de mis libreros seguramente en alguna
mudanza) y vi la película porque Gregory Peck fue uno de mis actores
preferidos. En mis clases de literatura en la Universidad Vasconcelos seguí la
teoría de la semiótica para el análisis literario y vimos la película. Los
presupuestos filosóficos de Eco son indispensables para la carrera de
Comunicación.
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