NELLIE CAMPOBELLO Y
SU INFORTUNADO FINAL
Tal es la historia que presenta el libro La danza de la muerte, de la escritora
regiomontana Sandra Frid, dividido en dos partes. La primera, compuesta por 31
capítulos narra la desventura de Nellie en los últimos años de su vida. La
segunda presenta los pormenores legales para encontrar a la escritora nacida en
Villa Ocampo (cuando ella vino al mundo ese lugar se llamaba Las Bocas del Río
Florido) y finalmente el hallazgo de su tumba en el estado de Hidalgo.
Hacia el final de su vida Nellie vivía sola (su hermana
Gloria ya había fallecido) en una amplia casa en la Colonia Tabacalera en las
proximidades del Monumento a la Revolución, en la Ciudad de México. La acompañaba una empleada doméstica. Un día
tocó a su puerta su sobrina María Cristina Belmont, quien que le pidió asilo
porque había tenido problemas en su vida y estaba mal. Nellie aceptó y la
sobrina empezó a tomar posesión de la casa y de la vida de Nellie. Poco
después, se le unió su marido, Claudio Fuentes Figueroa, quien seguramente fue
el que urdió el plan para despojar a Nellie de todas sus pertenencias.
Ya instalados en la casa de Nellie, fueron apoderándose de todas las cosas
valiosas que poseía, monedas, relojes, joyas y, además, los telones que le
había pintado José Clemente Orozco para
su ballet La Coronela. No sólo eso, sino que fueron debilitándola al no darle
alimentos adecuados y sedándola hasta convertirla en una sombra. Cuando alguien
llamaba por teléfono o tocaba a la puerta para indagar sobre la escritora y
bailarina, siempre contestaban que estaba dormida. Por supuesto, habían
despedido a la empleada doméstica.
A medida que Sandra Frid va narrando la biografía de Nellie
intercala también trozos de su libro Cartucho
o de Las manos de mamá o de
algunos de los poemas que le dedicó a su hermana Gloria, lo que vuelve la
narración más interesante para el lector. Por ejemplo, este texto donde
recuerda a su padre:
Entre aquellos hombres
combatió Jesús Felipe Moya, el que encabezó a unos revolucionarios que portaban
camisetas coloradas, por casualidad o por gusto, pero que se distinguieron al
grado de que todo el pueblo señalaba a los camisetas coloradas, que casi
formaban un escuadrón, Jesús Felipe Moya, enemigo acérrimo de Pascual Orozco,
simpatizador y amigo del jefe de la Revolución mexicana, señor Madero, nacido
en las rancherías de Durango…
Hubo un momento en que Nellie pudo haber sido rescatada. En
1985 el Lic. Emilio Gálvez, antiguo amigo de Nellie, inició un proceso para
enjuiciar a los secuestradores. Sin embargo, por extraño que parezca, como lo
escribe Sandra Fryd en su libro, “la subprocuradora A de Procedimientos Penales
de la Procuradoría General de la
Républica, Margarita Guerra, declaró que
“con mucho dolor había dejado en libertad a Claudio Fuentes y a su señora por
falta de elementos”. Esa decisión dejó
indefensa a Nellie que quedó bajo el control absoluto de sus captores. A partir
de ese momento, no se supo nada más de ella hasta que, a finales de 1998, el Licenciado
Emilio Gálvez recibió una llamada desde Progreso de Obregón, en el estado de
Hidalgo, informándole que habían encontrado un acta de defunción a nombre de
Francisca Moya Luna, nombre con el que Nellie había sido bautizada y que muchos
años después cambió por el de Nellie Campobello ya que su madre, al quedar
viuda, contrajo matrimonio con un señor apellidado Campbell. Fue así cómo se
localizó una humilde tumba en el cementerio de ese pueblo.
Nellie Campobello (Villa Ocampo, Dgo., 1900- Progreso de
Obregón 1986) es la única mujer
escritora considerada dentro de lo que se ha llamado la Literatura de la
Revolución por su libro Cartucho. Ha sido revalorada ya que al principio algunos
críticos consideraron que se trataba de un libro para niños. Hoy, es muy
apreciada por las estudiosas de la literatura escrita por mujeres, la
fragmentación del texto; es decir, la novela está compuesta por numerosas
historias que aparentemente no tienen
secuencia entre sí, pero que, en realidad, todas están unidas por el movimiento
revolucionario y, en este caso, también por la figura de Pancho Villa, a quien
Nellie admiraba muchísimo. Escribió también un hermoso libro dedicado a su
madre titulado Las manos de mamá,
además de un poemario llamado ¡Yo!
Cuando Nellie vino a este mundo Villa Ocampo no se llamaba
así, sino Las bocas del Río Florido.
Fue después de la Revolución que se cambió su nombre. Según tengo entendido el poderoso
río era el Conchos, que en el verano engrosaba su caudal con las lluvias.
Nellie le dedicó el poema del cual copio unos versos a continuación y que lleva por título “Río
Florido”.
Majestuoso
en tu silencio
Sigues
dándonos el trigo,
Los
duraznos,
El maíz,
la tierra que nos retiene
En mitad
de Villa Ocampo.
Río
Florido, padre mío,
Del
estanque de los Luna
-aquellos
señores Luna
De los
cabellos de plata…
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