domingo, 2 de abril de 2017

Comentarios al libro de Sandra Fryd sobre los últimos años de Nellie

NELLIE CAMPOBELLO Y SU INFORTUNADO FINAL


Tal es la historia que presenta el libro La danza de la muerte, de la escritora regiomontana Sandra Frid, dividido en dos partes. La primera, compuesta por 31 capítulos narra la desventura de Nellie en los últimos años de su vida. La segunda presenta los pormenores legales para encontrar a la escritora nacida en Villa Ocampo (cuando ella vino al mundo ese lugar se llamaba Las Bocas del Río Florido) y finalmente el hallazgo de su tumba en el estado de Hidalgo.

Hacia el final de su vida Nellie vivía sola (su hermana Gloria ya había fallecido) en una amplia casa en la Colonia Tabacalera en las proximidades del Monumento a la Revolución, en la Ciudad de México.  La acompañaba una empleada doméstica. Un día tocó a su puerta su sobrina María Cristina Belmont, quien que le pidió asilo porque había tenido problemas en su vida y estaba mal. Nellie aceptó y la sobrina empezó a tomar posesión de la casa y de la vida de Nellie. Poco después, se le unió su marido, Claudio Fuentes Figueroa, quien seguramente fue el que urdió el plan para despojar a Nellie de todas sus pertenencias. 

Ya instalados en la casa de Nellie,  fueron apoderándose de todas las cosas valiosas que poseía, monedas, relojes, joyas y, además, los telones que le había pintado José Clemente Orozco  para su ballet La Coronela. No sólo eso, sino que fueron debilitándola al no darle alimentos adecuados y sedándola hasta convertirla en una sombra. Cuando alguien llamaba por teléfono o tocaba a la puerta para indagar sobre la escritora y bailarina, siempre contestaban que estaba dormida. Por supuesto, habían despedido a la empleada doméstica.

A medida que Sandra Frid va narrando la biografía de Nellie intercala también trozos de su libro Cartucho o de Las manos de mamá o de algunos de los poemas que le dedicó a su hermana Gloria, lo que vuelve la narración más interesante para el lector. Por ejemplo, este texto donde recuerda a su padre:

Entre aquellos hombres combatió Jesús Felipe Moya, el que encabezó a unos revolucionarios que portaban camisetas coloradas, por casualidad o por gusto, pero que se distinguieron al grado de que todo el pueblo señalaba a los camisetas coloradas, que casi formaban un escuadrón, Jesús Felipe Moya, enemigo acérrimo de Pascual Orozco, simpatizador y amigo del jefe de la Revolución mexicana, señor Madero, nacido en las rancherías de Durango…

Hubo un momento en que Nellie pudo haber sido rescatada. En 1985 el Lic. Emilio Gálvez, antiguo amigo de Nellie, inició un proceso para enjuiciar a los secuestradores. Sin embargo, por extraño que parezca, como lo escribe Sandra Fryd en su libro, “la subprocuradora A de Procedimientos Penales de la Procuradoría  General de la Républica, Margarita Guerra,  declaró que “con mucho dolor había dejado en libertad a Claudio Fuentes y a su señora por falta de elementos”.  Esa decisión dejó indefensa a Nellie que quedó bajo el control absoluto de sus captores. A partir de ese momento, no se supo nada más de ella  hasta que, a finales de 1998, el Licenciado Emilio Gálvez recibió una llamada desde Progreso de Obregón, en el estado de Hidalgo, informándole que habían encontrado un acta de defunción a nombre de Francisca Moya Luna, nombre con el que Nellie había sido bautizada y que muchos años después cambió por el de Nellie Campobello ya que su madre, al quedar viuda, contrajo matrimonio con un señor apellidado Campbell. Fue así cómo se localizó una humilde tumba en el cementerio de ese pueblo.

Nellie Campobello (Villa Ocampo, Dgo., 1900- Progreso de Obregón 1986)  es la única mujer escritora considerada dentro de lo que se ha llamado la Literatura de la Revolución por su libro Cartucho.  Ha sido revalorada ya que al principio algunos críticos consideraron que se trataba de un libro para niños. Hoy, es muy apreciada por las estudiosas de la literatura escrita por mujeres, la fragmentación del texto; es decir, la novela está compuesta por numerosas historias que aparentemente  no tienen secuencia entre sí, pero que, en realidad, todas están unidas por el movimiento revolucionario y, en este caso, también por la figura de Pancho Villa, a quien Nellie admiraba muchísimo. Escribió también un hermoso libro dedicado a su madre titulado Las manos de mamá, además de un poemario llamado ¡Yo!

Cuando Nellie vino a este mundo Villa Ocampo no se llamaba así, sino Las bocas del Río Florido. Fue después de la Revolución que se cambió su nombre. Según tengo entendido el poderoso río era el Conchos, que en el verano engrosaba su caudal con las lluvias. Nellie le dedicó el poema del cual copio unos versos  a continuación y que lleva por título “Río Florido”.

Majestuoso en tu silencio
Sigues dándonos el trigo,
Los duraznos,
El maíz, la tierra que nos retiene
En mitad de Villa Ocampo.
                     
Río Florido, padre mío,
Del estanque de los Luna
-aquellos señores Luna
De los cabellos de plata…


No hay comentarios.:

Publicar un comentario