domingo, 22 de enero de 2017

Bellos textos de Yolanda Natera sobre el norte del país, especialmente la región lagunera.

VIENTO AZUL

Este libro, integrado doce relatos escritos por la doctora Yolanda Natera,  especialista en homeopatía, y residente en Torreón, Coahuila, es uno de los pocos que se han ocupado de dar a conocer la naturaleza y el paisaje del norte del país. Se habla mucho de los escritores del sur o del Distrito Federal, pero es muy raro que algún crítico preste atención a los libros editados en el norte generalmente por los Institutos de Cultura. Como me comentó en una ocasión la distinguida poeta Olga Arias (nacida en Toluca en 1923 y arraigada en Durango), “darse a conocer desde provincia, casi imposible.” Yolanda Natera sí ha tenido la suerte de que sus textos hayan sido recogidos en otras publicaciones, por ejemplo, en la antología titulada Sin límites imaginarios, editada por la Universidad Nacional Autónoma de México.

Los doce relatos que integran el volumen son los siguientes: Remolinos, Sorpresiva flor, La pesadilla, Un día cualquiera, Peñascos, Canto de Ave, Recuerdos de alguien, Zapato de bailarina, Dólares caros, Los pájaros, Errante,  y Ofelia en el país de las maravillas. Todos ocurren en la zona conocida como la región lagunera, aunque mucho más en Torreón, Coahuila, y sus alrededores.  Muchos tienen que ver con los problemas que debe enfrentar la mujer: el acoso sexual, la discriminación racial o el despido de un trabajo bien remunerado cuando la mujer tiene dos hijos y carece de otros ingresos o querer ser libre sin ataduras como marido o hijos.

En el texto “La pesadilla” la historia tiene que ver con lo que lamentablemente ocurre con mucha frecuencia en los pequeños poblados aislados en el campo y que con mucha facilidad son tomados por los delincuentes que se aprovechan de las tierras y de sus habitantes. El texto empieza de la siguiente manera: “Desde aquella época en que aterrizaban avionetas en el llano, mi vida se pintó de oscuro. Algunos sueños se convirtieron en pesadillas que revivían la cara con su diente dorado”. Más adelante el lector descubrirá quién tenía el diente dorado y por qué razón le provocaba tantas pesadillas a la protagonista que carece  de nombre, lo que indica que es una situación por la que atraviesan muchas mujeres.

En “Un día cualquiera” la narradora recuerda cómo fueron los inicios de Torreón y de la zona del Mercado Alianza y del Cerro de la Cruz. Hace más de cincuenta años eran unas calles animadas y seguras, se podía caminar por ahí sin temor alguno. Puedo decirlo porque yo, siendo una adolescente, anduve muchas veces por esa zona porque era ahí donde se encontraba la terminal de los autobuses Transportes del Norte, que iban de Durango a Torreón. Mi tía abuela Luz y yo tomábamos ese autobús cada dos semanas para trasladarnos a Torreón donde yo estaba siendo atendida por un ortodoncista ya que en Durango no había ninguno. Efectivamente, era el corazón de Torreón, pero todo cambió cuando los narcotraficantes se apoderaron de la ciudad y ese es precisamente uno de los temas que aborda este  relato.

Quizá uno de mis preferidos sea “Peñascos”, dedicado sobre todo a cantarle a la naturaleza. Se trata de un vaquero que nunca quiso estudiar y que desde niño, y con la aprobación de su padre, se dedicó  vivir en el campo cuidando a los animales y admirando la belleza de este suelo semidesértico, con muy escasa vegetación, pero con una gran belleza. Veamos el siguiente párrafo:

En la oscuridad, apareció una lengüeta azul y roja cerca de la vereda, Jinete y caballo nos sobresaltamos. Lengüeta de lumbre. Fue que brotaba de la tierra, fuego fatuo. Decíase que el fuego fatuo sale de la tierra donde hay huesos o metales enterrados.” {…} Más adelante, al mirar al cielo, iba cayendo un aerolito, como una canica de lumbre lanzada a la tierra. Había mucho que mirar en esa tierra de sol hiriente y luna fría. Así es la región, ahí por Ceballos. Después le llamaron Zona del Silencio, porque se dejaban de oír los radios. Entonces nosotros ni radio teníamos”.

En los textos “Zapato de bailarina”, “Dólares caros”, “Los pájaros”, “Errante” y “Ofelia en el país de las maravillas”, la autora aborda los temas relacionados especialmente con la mujer. Por ejemplo, la que pretende ser americana porque es rubia cuando vive en California y luego es descubierta, la mujer sometida por su madre que no le permite vivir feliz su vida de casada, la que es despedida y aun teniendo un título universitario no puede conseguir trabajo así que recurre a la actividad tradicional de la mujer: la cocina, o la mujer libre a quien no le importa ser madre y regala a su hijo recién nacido. Todos ellos se ocupan de situaciones que la mujer contemporánea tiene que afrontar.

Como ya lo hemos señalado, destaca también en el texto la minuciosa descripción de la naturaleza, del vibrante sol de esa región, de la forma en que la vida ha ido cambiando. Además, intercala en distintos relatos localismos propios de esa zona: por ejemplo. Aterrada (con el sentido de llena de tierra por las tormentas de tierra propias de esa región), engarruñada, maniada (torpe) y enlentecen (vuelven lento).

                                                  


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