57.- EPISTOLARIO SEMO
Cape Girardeau, Mo., 29 de junio de 1958
Acabo de recibir el telegrama de
mi tío Carlos anunciándome la muerte de Papá Chuy. No sabes cómo quisiera haber
estado allá con todos para siquiera haber tenido el gusto de verlo una vez más,
aunque él no me hubiera reconocido. No sé por qué no le hice caso y me regresé
a fines de mayo, como él me lo decía, pues así hubiera estado con todos ustedes
y no me sentiría tan culpable por no haberlos acompañado. Yo quisiera estar
allí para acompañarte y ayudarte, pero ya sabes que aun estando tan lejos
físicamente, espiritualmente estoy allí y me siento tan triste como tú y toda
la familia, Dios sabe por qué suceden las cosas como son y creo que así fue mejor para ti y para los
demás; ahora él estará en el cielo gozando de Nuestro Señor porque él era como
un santo y Mamá Pina y los demás no sufrirán tanto al verlo tan enfermo. El día
27 le mandé una tarjeta para saludarlo y ojalá no la hubiera mandado o lo
hubiera hecho antes mas yo confiaba en que Dios nos lo iba a conservar más
tiempo.
Ésta no es la ocasión más
apropiada para hablar de paquetes, pero te lo tengo que decir porque si no van
a llegar y no sabes qué son. Por el correo van a llegar tres paquetes y por el
express, dos. Los paquetes van sellados y amarrados y aunque así deben
entregarlos, dudo que lo hagan. Te mando una lista detallada de lo que
contienen. Un paquete en el correo es de libros; no es posible venderlos y
quise conservarlos pues probablemente me sean útiles más adelante; son novelas,
dramas, diccionarios, etc. Otro va marcado como printed matter y contiene revistas, folletos, programas, etc.; son
más bien como souvenirs pero cosas
que yo quiero que todos ustedes vean, nada más se los encargo. El último
paquete por correo –que dudo mucho llegue, aunque espero que sí- contiene un
tigre de peluche bastante grande, de juguete, y unos ganchos para colgar la
ropa. Estos tres bultos deben llegar a fines de esta semana.
Por el express van dos cajas amarrados como una sola; se supone que
van a llegar selladas y que no van a pagar derechos pues la ropa que mando es
la que traje de allá cuando me vine que, aparte de ser mexicana, está ya muy
usada. Estos bultos están asegurados por $50.00 dólares, así que si algo se
extravía puedo reclamar y me pagan. No te enojes porque los mandé, pero no me
quedaba más remedio ya que aun tengo seis maletas y dos cajas que voy a llevar
conmigo cuando me vaya, materialmente no podía cargar con todo junto. Rézale
a Nuestro Señor para que no se me pierda nada en la aduana; probablemente la ropa junta no vale ni $50.00 dólares pero si me la hago nueva me sale más cara, así que me arriesgué y Dios quiera que llegue con felicidad.
Del viaje a San Antonio no sé qué decirte. Si puedes conseguir el dinero, a mí me daría un loco que me vinieras a encontrar pues aparte de verte me podrías ayudar. No sabes el miedo que me da la pasada por la aduana con todos los triques que tengo.
Ya no necesito más dinero para que no te preocupes por eso. Dios me ha de ayudar para que me vaya bien.
No te pongas muy triste y no llores mucho para que no te vayas a enfermar; cuídate y está tranquila respecto a mí. Rezaré por él mucho y trataré de aceptar la voluntad con resignación.
Recibe todo el cariño de tu hija que quisiera estar contigo,
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