jueves, 24 de noviembre de 2016

Presentación de mi libro Aromas de Durango

AROMAS DE DURANGO



Quizá sería en mayo de 2015 cuando recibí una llamada telefónica que me sorprendió y me llenó de alegría. Era un funcionario del CONSEJO NACIONAL PARA LA CULTURA Y LAS ARTES  que me informó que dicho Consejo estaba interesado en publicar una nueva edición de mis anteriores libros de cocina, con el título Aromas de Durango, en un nuevo formato, y que se presentaría el 15 de octubre de 2016 en la 2ª.  Feria de Libros de  Cocina organizada por el Consejo en el Museo de Culturas Populares en Coyoacán, un sitio ad hoc, y, además, hermoso.  Por supuesto, con gran emoción acepté de inmediato porque fue un regalo que la vida me puso en las manos inesperadamente. En Durango no hubiera conseguido jamás una segunda edición porque todos los escritores están siempre ávidos de que los dos Institutos de Cultura del Estado (el estatal y el municipal) acepten publicar alguno de sus textos.

Transcurrió el año, como se había dicho, con todos los trámites que hay que cumplir y la presentación se llevó a cabo tal como se había anunciado. Además, se presentaron cinco libros pertenecientes a otros estados.  Este año se rendía homenaje al Estado de Guerrero y, especialmente, al Colectivo Comunitario de Cocineras Tradicionales de Costa Grande, de dicho estado.  Estas cocineras se veían hermosas ataviadas con sus trajes y tocados típicos  llenos de colorido; además, se esmeraron en llevar antojitos guerrerenses para obsequiar a la concurrencia. Por ejemplo, atoles de distintos sabores, agua de Jamaica y de horchata, tamales de distintos tipos, deliciosas empanadas rellenas de coco, que nunca había probado.

Fueron muchos los libros que se presentaron, así que sólo mencionaré unos cuantos que seguramente los sorprenderán, amigos lectores, como me sorprendieron a mí porque hay una diferencia grande entre la cocina del norte y del sur de México. Por ejemplo, Los atoles de Acapetlahuaya, de Rosa Román; Pan tradicional de Acaxochitlán, La magia de la cocina típica otomí, Recetario tradicional isleño del Caribe mexicano, Cocina tradicional tabasqueña y muchos más, todos interesantes, bien ilustrados y con espléndido colorido. Particularmente interesantes fueron dos conferencias: “Los alimentos que México dio al mundo” (por ejemplo, el tomate (que en el Distrito Federal denominan jitomate), el aguacate, el maíz, los frijoles, los cacahuates y tantos más, La tacopedia. Enciclopedia del taco, y la “Historia de los recetarios en Iberoamérica”.

 Lamentablemente, debido al cambio de autoridades, el estado de Durango sólo aportó la bebida alcohólica conocida como sotol  y unos dulces de melón deshidratado que corresponden a la región lagunera, es decir, a las ciudades de Lerdo y Gómez Palacio. Faltaron, en primerísimo lugar, los tornachiles, los dulces de nuez y de almendra, el pinole de Santiago Papasquiaro, los duraznos en conserva, entre otros muchos.

En la presentación de mi libro me acompañaron dos apreciados amigos: Antonio Avitia, historiador especializado en el período conocido como la Guerra Cristera,  y Mónica Perla Hernández, la excelente periodista que vivió muchos años en Durango antes de retornar a la Ciudad de México. Además, tuve el gusto saludar a antiguas alumnas y a otros parientes cuyas raíces se encuentran  en Durango y que proceden de familias que tuvieron que emigrar cuando se inició la Revolución de 1910.



Además, estuvieron presentes representantes de museos interesados especialmente en cultura popular, así como  de editoriales con excelentes libros de cocina; entre ellos, La cultura del té, aun cuando en nuestro país se aprecian mucho los tés hechos con la hierba seca, por ejemplo, manzanilla, yerbanís y, en invierno, canela y Jamaica en el gustado ponche que bebemos en los fríos días de invierno.

Entre las experiencias interesantes  e inesperadas que viví esa mañana fue una larga entrevista que me hicieron. Cuando pregunté en qué medio podría verla, me dijo el reportero que era para la Agencia Xinhua, de noticias en español, en China. WOW ¡Qué emoción!

En pocas palabras, haber asistido a esta 2ª. Feria del Libro de Cocina Tradicional fue una experiencia maravillosa, además de que nos tocó  un día espléndido lleno de sol.

Fotografía tomada por el durangueño Octavio Zaldívar, en la Cremería Wallander. 


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