FRANCISCO CASTILLO
NÁJERA Y SU CORRIDO GRANDE "EL GAVILÁN"
El doctor Francisco Castillo
Nájera nació en Durango en 1886 y falleció en la Ciudad de México en 1954.
Después de haber cursado la secundaria y la preparatoria en el Instituto
Juárez, viajó a la capital del país para estudiar la carrera de medicina, que concluyó
en 1913. Su carrera como médico es brillante y vale la pena señalar dos o tres
de sus logros; por ejemplo, fue director del Hospital Juárez, director de la
Escuela Médico Militar y del Hospital Militar.
Sin embargo, poco después se
incorporó al servicio diplomático; fue embajador en China, en los Estados
Unidos, en Bélgica, en Holanda y en Francia, además de miembro del Consejo de
la Sociedad de las Naciones. Debemos, asimismo, señalar que colaboró con el
presidente Lázaro Cárdenas del Rio durante el proceso para la nacionalización
del petróleo y que, según Helena Paz, fue él quien impulsó la carrera diplomática
de su padre, Octavio Paz.
Precisamente, en 1934, cuando era
embajador en Francia dedicó parte de su tiempo a escribir el corrido grande El Gavilán, que narra la vida y las
aventuras de Jesús Cienfuegos, El
Gavilán, apodo que, según Manuel Salas, autor del estudio introductorio de la
versión publicada por el Instituto de Cultura de Durango dentro del conjunto de
autores del 450, simboliza un ave de rapiña que se alimenta de presas más
pequeñas, representando “la usura y la rapacidad”.
El corrido está dividido en
varias secciones: Introducción, Mocedades, Apogeo, Carnitas, Marihuana,
Sorpresa, Destierro, Reconquista, Amor, Reborujo, Ruina, Provocación, Disputa,
Sigue, Desenlace, Después y Perdón. Vienen al final unas notas y un glosario.
Está escrito en cuartetas de versos octosílabos, con rima ABAB, que significa
que los versos en A terminan de la misma manera (cerro/fierro/ y los que concluyen
en B, de igual forma (Mercado/significado). Es la rima típica del corrido,
incluso de los actuales, y los versos octosílabos son fáciles de memorizar.
El apartado “Mocedades” inicia
con la siguiente estrofa que nos permite situarnos en la época en acontecerán
los sucesos:
Los episodios
y cuentos
Que este
corrido comenta
Son hasta mil novecientos
Desde
ochocientos setenta.
En la tercera estrofa de este mismo apartado Castillo
Nájera introduce a su personaje:
Hubo un
tal Jesús Cienfuegos
Por alias
“El Gavilán”
Siempre
metido en rejuegos
Y bravo
como alacrán.
El Gavilán es un personaje amante de luchas y pleitos,
por lo que llega a estar en la cárcel en varias ocasiones. Una vez fue
desterrado a Torreón y no hubo castigo peor para él:
Suele
sentir una garra
Qu’el
corazón li atormenta
Y tanto se lo
desgarra
Qu’es
ya una garra sangrienta.
-Vuélvete
a tu tierra, grulla,
Nu hay
suelo como tu suelo,
Esta
tierra nu es la tuya,
Aquí no
levantas vuelo.
El amor llega tarde a la vida
de El Gavilán y es de corta duración. La esposa muere de parto y esto hace que
Jesús, ya viejo, pierda interés en la vida y se deje morir. En la sección
“Después”, el autor nos presenta así el desenlace de su historia:
Ya
entrado el siglo presente,
Dijo un
órgano local
Que el cuerpo
di un insolvente
Se
hallaba en el hospital;
Qu’era
el cadáver di un hombre
Perverso,
matón y biodo,
Jesús
Cienfuegos por nombre,
Y “El Gavilán” por apodo.
De
congestión cerebral
Se lo
llevó la güesuda,
Según
l’autosia legal ,
Que no
sabe lo qu’es cruda.
Desde mi punto de vista, llama
la atención que estando lejos de Durango y habiendo transcurrido tantos años
desde que se alejó de su tierra natal, Castillo Nájera haya podido recrear el
lenguaje popular y algunas características que todavía hoy se escuchan en el
habla popular. Por ejemplo, el cierre de la o en u, como en: “nu hay manís que
lo recuerde” y de e en i como en “si
arrimaron los demás”.
En su comentario sobre este
corrido, Ermilo Abreu Gómez opina que “En su redacción prevalecen los términos
populares que el castellano crea entre las masas. Lleva así en su espíritu el
ansia de una clase típica: la mestiza”. Además, lo compara con el poema
argentino Martín Fierro, de José Hernández porque, escribe los dos “se ciñen
al impulso de condiciones étnicas semejantes”.
Castillo Nájera guardaba en su
espíritu un amor grande por su terruño natal.
Por ello, escribió el poema Encargo
donde pide al viajero que va para Durango que, a su regreso, le lleve un
poquito de la tierra del Calvario y así escribe estas dos estrofas:
Con el polvo
milenario
De la tierra en que nací
Voy a hacer el relicario
Más precioso para mí.
Será siempre mi consuelo,
Mi segura protección,
El girón del
patrio suelo
Pegadito al
corazón.
En Durango no se han
reconocido los méritos de Castillo Nájera. Por ello, creo que ha sido un
acierto incluir su poema dentro de la publicación de los Autores del 450.
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