DA VINCI, RAFAEL Y
CARAVAGGIO EN DURANGO
Durango se ha vestido de gala
desde finales de enero con la exposición de estos tres grandes genios de la
pintura renacentista italiana. Por supuesto, no crean que eran los cuadros originales.
Estos permanecen a buen resguardo en los museos a los que pertenecen. Los que apreciamos en esta exposición son reproducciones iluminadas en la parte
posterior con electricidad led y eso provoca la ilusión de que son
originales. Este invento de la modernidad
permite que las personas que no puedan viajar a Italia disfruten de estas
pinturas en nuestro país.
Al entrar al segundo patio del
Museo Francisco Villa (anteriormente el Palacio de Gobierno) nos da la
bienvenida una enorme reproducción de la famosa Última cena, de Leonardo Da
Vinci que nació en 1452 en Vinci, a las afueras de Florencia, y falleció en
Francia en 1519. Se apellida Vinci porque en ese tiempo a la gente se la
reconocía por el lugar donde había nacido. Fue pintada a petición del Prior de Santa
María delle Grazie. Es una obra extraordinaria en la que se aprecia el cuidado
con que el autor pintó los pies de los
apóstoles: fuertes, toscos y calzados con sandalias de cuero, como les correspondía porque eran gente de campo.
En otra sala se aprecia la
famosísima Gioconda, popularmente
conocida como la Mona Lisa. A propósito, ¿recuerdan la interpretación de Nat
King Cole de una melodía titulada así? Entre los años 1500 a 1516 se establece
en Florencia donde pinta esta obra, además de otro famoso cuadro, La batalla de Angiari. Tiempo después,
emigra a Francia por invitación del rey Francisco I que le ofrece una casa a
orillas del río Loire. Le obsequia entonces La
Gioconda y esa es la razón por la cual hoy pertenece al Museo del Louvre.
La obra de Rafael Sanzio
(1483-1520) se ubica en el período llamado el Alto Renacimiento. Su primer encargo fue la decoración de las
Estancias Vaticanas. Contó con el apoyo incondicional del papa Julio II por lo
que se dedicó principalmente a la pintura religiosa. No tomé nota de las obras
expuestas en el Museo, pero mencionaré varias que son importantes: Las gracias (1504), La Virgen de la silla (que sí se puede
admirar en la exposición), la Virgen del jilguero, Los
desposorios de la Virgen y La
adoración de los magos.
Entre 1512 y 1514 trabajó en una pintura
espléndida: La escuela de Atenas, que
también puede apreciarse en la
exposición. En esta obra observamos, además, el interés de Rafael por la
arquitectura, evidente también en el
trasfondo incluso de algunos cuadros religiosos. Destaca en estas pinturas el manejo de la luz
porque resaltan los colores, especialmente el rojo y el azul. Se considera que
junto con Da Vinci y Miguel Ángel forma el trío de los grandes maestros del
período.
Considerado por algunos críticos
como el primer exponente de la pintura del barroco y, por otros que señalan que
en sus pinturas anuncia el naturalismo, Michelangelo Merici da Caravaggio nació
en Milán en 1571 y murió en Porto École, en 1610.
Entre las obras que disfrutamos
en el museo y que para mí eran desconocidas podemos mencionar Bacco
enfermo, ejecutada en 1592; el original pertenece a la Galería de los
Uffizi, en Florencia. También destaca la Cabeza
de Medusa, pintada en 1597, donde da muestra del realismo que anima a
muchas de sus obras. Destaca, asimismo, Apolo tocando el laúd, fechada en 1596.
En el cuadro donde muestra a la Virgen que ha fallecido se aprecia el
naturalismo mencionado por los críticos porque una mirada atenta descubre que
los pechos de la Virgen se ven con toda claridad.
Esta tendencia de Caravaggio
molestó mucho a algunos de sus
patrocinadores que, además, le criticaban que en lugar de escoger sus modelos
entre personas de la clase alta se inclinaba por muchachos de la calle, prostitutas
y personas de la clase baja. En mi opinión, esa afición de Caravaggio para
seleccionar sus modelos logra que sus pinturas sean más interesantes y que
quien las observa aprecie otros rasgos. También hay que destacar su manejo de
la luz. En las obras de Da Vinci se observa una mayor obscuridad, Rafael da a
sus obras más luz y Caravaggio las ilumina con gran libertad.
El gran Da Vinci no sólo pintaba sino que tenía otras
inquietudes. Famoso es, por ejemplo, el dibujo El hombre del Vitruvio, acompañado por notas anatómicas de su
autor. Era también aficionado a la
cocina y se cree que fue el inventor del espagheti, así como del tenedor y la cuchara. También le
inquietaba el vuelo de los pájaros y soñaba con la aviación, inquietud que
anima a un personaje de la novela Memorial
del convento, de José Saramago, que decide construir un avión y que lo
lleva a la muerte cuando es descubierto por la Inquisición.
Por su parte, Rafael y
Caravaggio, también grandes figuras del Renacimiento, aportaron otros elementos
para el arte. Por ejemplo, Rafael deja para la posteridad su interés por la arquitectura. Caravaggio
merece destacarse por su deseo de utilizar modelos de la clase baja y, en mi
opinión, por un espléndido manejo de la luz.
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