sábado, 13 de agosto de 2016

Entusiasmo de mi amiga para inscribirse en una excursión nocturna

EXCURSIÓN PARA VER A LAS LUCIÉRNAGAS

Amigos lectores, ¿se acuerdan de las luciérnagas? Especialmente ustedes, los que viven en ciudades iluminadas y lejos del campo. Entonces, recordémoslas hoy aunque también hace mucho tiempo que no las he visto y hasta pensaba que ya estaban extintas. La buena noticia es que no es así. En inglés, la luciérnaga se llama firefly.

Hace unos días me enteré por una amiga que vive en la Ciudad de México que había ido en una excursión a ver las luciérnagas. Me sorprendió,  aunque sé que allá se organizan excursiones para todos los gustos y para diferentes tipos de interés.  El caso es que se inscribió para disfrutar de la excursión aun cuando su visión es ya muy deficiente. El grupo partió al atardecer para arribar de noche al cerro donde verían a los insectos de luz.

El grupo se reunió en el monumento al Ángel de la Independencia, en el Paseo de la Reforma. Supongo que al guía casi se la habrá congelado la sangre al enterarse de que llevaba en su grupo a una persona de 78 años que apenas podía ver, pero se portó como todo un caballero y, en mi opinión, al regresar se merecía una medalla al mérito.

Mi amiga me contó que empezó a ascender al cerro (no me supo explicar por qué rumbo), pero llegó un momento en que ya no pudo más pues apenas veía los obstáculos del camino y terminaba  metiendo los pies en un hoyo, así que decidió quedarse debajo de un árbol para no entorpecer más la caminata. Le dijo al guía: “por favor, no vaya a olvidarse de dónde me quedé. Aquí lo espero”. Llevaba una chamarra verde con capucha y ella es muy blanca.

No recuerda cuánto tiempo transcurrió desde que se quedó sola y sí alcanzó a ver unas luciérnagas que volaron cerca de donde estaba. Al fin, regresó el guía (que seguramente respiró con alivio), aunque ella piensa que se asustó al verla ahí con su indumentaria y la cara blanca, blanca. Regresaron a la Ciudad de México, ella tomó un taxi para ir a su casa y al día siguiente estaba feliz por su audacia. Ahora está dispuesta a ir en la excursión a Cacaxtla, aunque no pueda apreciar los murales. Quizá está harta de pasar sola los domingos, frente a un televisor que apenas puede disfrutar. Ir en una excursión y acompañada es mucho mejor.  

Según la información que obtuve del internet, las luciérnagas, también conocidas como bichos de luz, son unos insectos que miden aproximadamente 2.5 cms. Pertenecen a la familia de los lampíridos, viven en entornos cálidos y en regiones templadas. Les encanta el verano. Sus órganos lumínicos se hallan debajo del abdomen y la humedad del ambiente, no la lluvia, les permite absorber oxígeno y entonces brillan por doquier. La luz también puede servir como un mecanismo de defensa para ahuyentar a los enemigos.

En la Ciudad de México es posible conseguir todo tipo de excursiones para el fin de semana. Recuerdo haber ido con una amiga por primera vez a Cuetzalan, que era un lugar mágico en el estado de Puebla, antes de que Televisa filmara ahí una telenovela que puso al pueblito en el mapa y la gente se apresuró a visitarlo. Estuve ahí un 4 de octubre, que es el aniversario de San Francisco de Asís, el santo patrón del pueblo, y me encantó la forma como decoraron la fachada del templo con flores de calabaza y vegetación propia de la zona. La segunda vez que lo visité había perdido, en mi opinión, todo su encanto. Había muchísima gente, discotecas que rompían toda la noche la tranquilidad del ambiente, los autobuses se quedaban estacionados a la entrada del pueblo porque no pueden subir por los angostos callejones recubiertos de piedras y la multitud impedía que uno caminara tranquilamente por los callejones empedrados.


Hoy no volvería a ir, pero sí me encantaría unirme a un grupo para ver a las luciérnagas, aunque corro el riesgo, igual que mi amiga, de quedarme sentada debajo de un árbol porque ya no puedo ascender al cerro. Sin embargo, creo que no soy tan valiente y veré a las luciérnagas en mi memoria, cuando pasábamos los veranos en la Villa de Nombre de Dios y en la oscuridad de la noche (no había luz eléctrica) disfrutábamos de las abundantes luciérnagas que iluminaban el paisaje. 

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