FESTEJOS POR LOS SESENTA AÑOS DEL CINE EN DURANGO
Durante el Festival Universitario de la Universidad Juárez
del Estado de Durango, celebrado durante el mes de marzo, se exhibió la
película “La Virgen que forjó una patria”, dirigida por Julio Bracho y con las
actuaciones, en los roles protagónicos, de Ramón Novarro (éste es el único filme que
hizo en México y con su voz en español) y
la bellísima Gloria Marín (con razón María Félix estaba celosa de
ella). Antes de la proyección, di una
breve charla comentando algunos datos biográficos de Novarro y de su carrera en
Hollywood, así como sobre su trágica muerte. Además, se proyectaron unos
sencillos videos con distintas fotografías del actor. Fue muy valiosa esta
actividad porque se trató de un rescate del famoso actor de Ben Hur y de tantas otras películas que
después cayó en el olvido. Vale también
la pena señalar que el conocido director
Julio Bracho era originario de Durango y, además, primo hermano de Ramón
Novarro.
Durante el mes de abril se lanzó la convocatoria para el
concurso de pintura Durango Madonnari, con el tema “Sesenta años del cine
filmado en Durango”, con escenas de las películas realizadas en nuestro
estado o imágenes de actores y actrices
destacados. Esta propuesta una gran noticia porque en años anteriores el tema casi siempre había
sido sobre motivos religiosos. Quienes participan, como saben los lectores,
deben pintar en el suelo, con gises, y en muy breve tiempo una pintura con el
tema indicado, lo cual implica estar de rodillas durante muchas horas. En concursos pasados, las pinturas se hicieron en el suelo
de Las Alamedas, lo cual las volvía perecederas porque el viento y las pisadas de las personas terminaban con un
bello trabajo en dos o tres días. En esta ocasión las pinturas se elaboraron
sobre triplay, lo que permite su conservación y su exhibición en otros sitios
de la ciudad.
El ganador del primer premio (quince mil pesos y el boleto
para viajar a Nocera Superiore, Italia, para participar en el concurso en ese lugar) fue
Irwin Sandoval Cuevas, que elaboró una pintura con el tema de la película Cabeza de Vaca (1991), de Nicolás
Echeverría, que aborda el naufragio de Alvar Núñez Cabeza de Vaca ocurrido cerca
de las costas de Florida y, quien, caminando, junto con algunos de sus compañeros, llegó
hasta el occidente de la entonces Nueva España.
El segundo premio lo obtuvo Emmanuel Cuevas Martínez con una
escena del filme Chisum (1970), dirigida por Andrew V. McLaglen, y protagonizada
por John Wayne, Bruce Cabot y Forrest Tucker, entre otros. La película se distribuyó comercialmente con
el nombre Chisum, rey del oeste. Algunos
periódicos publicaron que no fue una escena de la película, sino el retrato de
John Wayne, tan apreciado en Durango por su buen carácter y bonhomía. Junto con
sus otras tres películas Los hijos de Katie Elder (1965), Los invencibles (1969) y Cahill (1973), distribuida como De su propia sangre, le han valido un
lugar especial entre los actores que han filmado en nuestro estado y es
recordado con gusto por los duranguenses.
En junio empezarán los festejos formales, con un festival de
cine mexicano, lo que nos dará la oportunidad –espero- de ver la película César Chávez, dirigida por Diego Luna,
que estuvo en cartelera sólo una semana en el horario casi de la medianoche
para disuadir de asistir a cualquiera interesado en verla.
Además, se está filmando actualmente una serie titulada Texas Rising, dirigida por José Ludlow, aprovechando los maravillosos
atardeceres que nos ha regalado la naturaleza y los intensos rayos del sol que
permiten largas horas de filmación. Me acabo de enterar que la historia de la
serie tiene que ver con la lucha por la independencia de Texas, en el siglo
diecinueve, cuando todavía formaba parte de los recién nacidos Estados Unidos
Mexicanos.
Algunas personas han protestado por el tema y que se
utilicen nuestros paisajes, tan semejantes a los texanos, para esta serie,
Desde otro punto de vista, significa un buen ingreso para el estado y la creación
de muchos empleos, aunque sea temporales.
Entonces, cabe recordar a Johanna Lozoya, quien en su libro Ciudades sitiadas (2010) escribe que “América Latina tiene una imagen
victimista de sí misma” (p. 14) y que
nos consideramos víctimas en lugar de “nos hemos inventado víctimas” (p. 15)
¿Será verdad?
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