LA PELÍCULA LA LA LAND
Estrenada unos días antes de la
ceremonia de los Óscares, fui al cine a verla y a disfrutarla porque éramos muy
pocos los espectadores. En realidad, puedo decirles que me encantó y que la
recomiendo especialmente a quienes, como yo, disfrutaron en su juventud de las
películas musicales. Es posible que a los jóvenes de hoy les parezca cursilona
y aburrida porque prefieren esa música que taladra los oídos y que seguramente
les causará problemas en pocos años.
¿Por qué me gustó? En primer
lugar, porque me recordó mi juventud y cómo gocé de ese tipo de películas. En
segundo lugar, me pareció que era un homenaje precisamente a bailarines como
Fred Astaire, Gene Kelly, Ginger Rogers, Cyd Charisse y Moira Shearer. Entre las películas que les dieron fama se
cuentan, entre muchas otras, “Shall we dance?”, Top Hat, Cantando bajo la lluvia y Las zapatillas
rojas.
Los años en que transcurre la
anécdota de La la land son los cincuenta
y sesenta si juzgamos por la cantidad de automóviles que aparecen en la primera
escena. El elenco está constituido de esta manera: Director, Damien Chazelle
(premiado con el Óscar), Actriz, Emma Stone (que sí recibió un Óscar a la mejor
actriz), Actor, Ryan Gosling (nominado, pero que no obtuvo la ansiada estatuilla),
Compositor de la música, Justin Horowitz (que sí fue premiado) y faltaría otro
porque recibió cinco Óscares. El título
de la melodía es City of Stars, dulce
y sentimental como corresponde a los
protagonistas que se conocen en su juventud, llenos de sueños y de proyectos
que quizá no se convertirán en realidad.
Además del homenaje que rinden a
las películas musicales, está el homenaje al jazz porque Sebastián, el
personaje masculino, se ve obligado, como lo hicieron muchos músicos y
cantantes que así alcanzaron fama y reconocimiento, a participar en muchas giras con las big bands que recorrían los Estados
Unidos. Sebastián logra así reunir una
suma de dinero suficiente para realizar su sueño y abrir su propio local,
bautizado como Seb’s, donde se toca jazz. Con esta secuencia apreciamos el
interés del director por rendir un homenaje al propio jazz, así como a músicos
tan destacados como Louis Armstrong.
Por su parte, Maia deseaba
convertirse en actriz. Le ofrecen la posibilidad de ir a trabajar en París, que
ella acepta encantada, pero ese viaje y la larga estancia en el extranjero la
separará para siempre de Sebastián. Volverán a encontrarse una noche, por
azares del destino, en el bar Seb’s, pero ella va acompañada por su esposo.
La música de este filme me hizo
recordar los bailes a los que asistí en Durango durante las décadas
mencionadas, especialmente los que tuvieron lugar en el Club Durango, hoy
desaparecido y transformado en un estacionamiento. Otros se efectuaron en el
Club de Leones, que todavía se conserva, y algunos muy especiales, como el de
Año Nuevo, en el patio del Palacio de Gobierno, hoy convertido en el Museo
Pancho Villa. Un 31 de diciembre asistí al baile de año nuevo en el Club
Campestre. Hacía tanto frío que no pude quitarme el abrigo y así bailé toda la
noche. La mejor orquesta de Durango en esos días era la de los Hermanos
Cisneros, pero muchos fueron amenizados por orquestas venidas de la Ciudad de
México como la de Pablo Beltrán Ruiz.
Otro acontecimiento de mi vida
que me recordó la película fueros los tres meses cuando tomé clases de tap
durante mi estancia en el Southeast Missouri State College, en Cape Girardeau,
Mo., como lo he narrado en mis Memorias.
Naranja dulce, limón partido. Yo era una alumna becada, así que no tenía
dinero para comprar los zapatos adecuados, por lo que bailé con los de una
compañera del dormitorio mientras duró el curso. Al final, teníamos que
presentar, en equipos de cuatro, un número ideado por nosotras. Escogimos la
melodía Té para dos y lo hicimos lo
mejor posible. Ignoro qué calificación obtuvieron mis compañeras, pero yo logré
aprobar el curso, que era lo que me interesaba.
Todos estos recuerdos acudieron a
mi memoria mientras veía la película y, después, durante la ceremonia del
Óscar. Creo que a todos los que vimos de qué manera obligaron a descender del
podio a todos los participantes en La la
land, que ya había sido anunciada como la mejor película, y ceder su lugar
al equipo que realizó Moonlight nos
pareció de pésimo gusto. Sin embargo, creo que en el ánimo de los que ya vimos
y disfrutamos de La la land la
seguiremos considerando como la ganadora. En un periódico leí un comentario al
respecto aparecido en un periódico de Londres: no les importa la opinión de la
Academia. Y para ellos la triunfadora fue La la land. También para mí.
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