domingo, 5 de marzo de 2017

Homenaje a las películas musicales de hace años.

LA PELÍCULA LA LA LAND

Estrenada unos días antes de la ceremonia de los Óscares, fui al cine a verla y a disfrutarla porque éramos muy pocos los espectadores. En realidad, puedo decirles que me encantó y que la recomiendo especialmente a quienes, como yo, disfrutaron en su juventud de las películas musicales. Es posible que a los jóvenes de hoy les parezca cursilona y aburrida porque prefieren esa música que taladra los oídos y que seguramente les causará problemas en pocos años.

¿Por qué me gustó? En primer lugar, porque me recordó mi juventud y cómo gocé de ese tipo de películas. En segundo lugar, me pareció que era un homenaje precisamente a bailarines como Fred Astaire, Gene Kelly, Ginger Rogers, Cyd Charisse y Moira Shearer.  Entre las películas que les dieron fama se cuentan, entre muchas otras,  “Shall we dance?”, Top Hat, Cantando bajo la lluvia y Las zapatillas rojas.

Los años en que transcurre la anécdota de La la land son los cincuenta y sesenta si juzgamos por la cantidad de automóviles que aparecen en la primera escena. El elenco está constituido de esta manera: Director, Damien Chazelle (premiado con el Óscar), Actriz, Emma Stone (que sí recibió un Óscar a la mejor actriz), Actor, Ryan Gosling (nominado, pero que no obtuvo la ansiada estatuilla), Compositor de la música, Justin Horowitz (que sí fue premiado) y faltaría otro porque recibió cinco Óscares.  El título de la melodía es City of Stars, dulce y sentimental como  corresponde a los protagonistas que se conocen en su juventud, llenos de sueños y de proyectos que quizá no se convertirán en realidad.

Además del homenaje que rinden a las películas musicales, está el homenaje al jazz porque Sebastián, el personaje masculino, se ve obligado, como lo hicieron muchos músicos y cantantes que así alcanzaron fama y reconocimiento,  a participar en muchas giras con las big bands que recorrían los Estados Unidos. Sebastián logra así  reunir una suma de dinero suficiente para realizar su sueño y abrir su propio local, bautizado como Seb’s, donde se toca jazz. Con esta secuencia apreciamos el interés del director por rendir un homenaje al propio jazz, así como a músicos tan destacados como Louis Armstrong.

Por su parte, Maia deseaba convertirse en actriz. Le ofrecen la posibilidad de ir a trabajar en París, que ella acepta encantada, pero ese viaje y la larga estancia en el extranjero la separará para siempre de Sebastián. Volverán a encontrarse una noche, por azares del destino, en el bar Seb’s, pero ella va acompañada por su esposo.

La música de este filme me hizo recordar los bailes a los que asistí en Durango durante las décadas mencionadas, especialmente los que tuvieron lugar en el Club Durango, hoy desaparecido y transformado en un estacionamiento. Otros se efectuaron en el Club de Leones, que todavía se conserva, y algunos muy especiales, como el de Año Nuevo, en el patio del Palacio de Gobierno, hoy convertido en el Museo Pancho Villa. Un 31 de diciembre asistí al baile de año nuevo en el Club Campestre. Hacía tanto frío que no pude quitarme el abrigo y así bailé toda la noche. La mejor orquesta de Durango en esos días era la de los Hermanos Cisneros, pero muchos fueron amenizados por orquestas venidas de la Ciudad de México como la de Pablo Beltrán Ruiz.

Otro acontecimiento de mi vida que me recordó la película fueros los tres meses cuando tomé clases de tap durante mi estancia en el Southeast Missouri State College, en Cape Girardeau, Mo., como lo he narrado en mis Memorias. Naranja dulce, limón partido.  Yo era una alumna becada, así que no tenía dinero para comprar los zapatos adecuados, por lo que bailé con los de una compañera del dormitorio mientras duró el curso. Al final, teníamos que presentar, en equipos de cuatro, un número ideado por nosotras. Escogimos la melodía Té para dos y lo hicimos lo mejor posible. Ignoro qué calificación obtuvieron mis compañeras, pero yo logré aprobar el curso, que era lo que me interesaba.
Todos estos recuerdos acudieron a mi memoria mientras veía la película y, después, durante la ceremonia del Óscar. Creo que a todos los que vimos de qué manera obligaron a descender del podio a todos los participantes en La la land, que ya había sido anunciada como la mejor película, y ceder su lugar al equipo que realizó Moonlight nos pareció de pésimo gusto. Sin embargo, creo que en el ánimo de los que ya vimos y disfrutamos de La la land la seguiremos considerando como la ganadora. En un periódico leí un comentario al respecto aparecido en un periódico de Londres: no les importa la opinión de la Academia. Y para ellos la triunfadora fue La la land. También para mí. 


   

  

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