domingo, 19 de marzo de 2017

Guerrero azteca con su novia en brazos. Atrás, el Popo.

EL POPOCATÉPETL Y EL IZTACCÍHUATL, UN ROMANCE DE LEYENDA AL ESTILO DE ROMEO Y JULIETA.



Entre las altas cumbres que hay en el continente americano ocupa el primer lugar el Aconcagua, en Perú, que alcanza una altura de 6,962 metros. En México, el más alto es el hermoso Pico de Orizaba, con 5,610 metros, y  se encuentra en el estado de Veracruz; le cabe también el honor de ser la tercera montaña más alta en América del Norte. El Popocatépetl alcanza una altura de 5,426 metros; se localiza entre los estados de Morelos, Puebla y México. Viene luego el Iztaccihuátl, que llega a los 5,238 metros y se localiza entre los estados de México y Puebla. Ambos son hermosos, cuando no había contaminación en la Ciudad de México, podían apreciarse cualquier tarde. Hoy sólo se logra esa maravillosa vista en algunas tardes de invierno cuando el viento despeja el ambiente.

Dice la leyenda que el guerrero Popocatepetl estaba enamorado de la bella Iztaccihuatl, pero tuvo que irse a la guerra. La novia se quedó sola y esperando el retorno de su amado. Como pasó mucho tiempo y no volvía, Iztaccihuatl murió de amor y se convirtió en la mujer dormida que es hoy. Poco después regresó Popocatepetl. Devastado por la pena de haber perdido a la mujer amada, el guerrero murió y se convirtió en la montaña que hoy está tan cerca de la otra.  ¿No les parece que es un poco como Romeo y Julieta?

Estos bellos volcanes, junto con otras muchas hermosas y pintorescas  imágenes del México popular, se convirtieron en el tema preferido del pintor Jesús Helguera (Chihuahua, 1910-México, D.F., 1971) para sus calendarios. Se le considera como el pintor “de la identidad mexicana”. Sin embargo, cuando su obra podía conseguirse en cualquier lado, gran parte de la sociedad mexicana pensaba que carecía de valor artístico. Andando el tiempo, se vio que ese era un concepto equivocado.

Hijo de Álvaro de la Helguera García, un inmigrante español radicado en México, y de María Espinoza Escárzaga, por causa de la revolución de 1910, emigró junto con ellos a España cuando tenía siete años. Allí estudió la primaria en Ciudad Real y, posteriormente, en Madrid ingresó a la Escuela de Artes y Oficios; tiempo después se inscribió en la Academia de San Fernando. Regresó a México a fines de 1938. Trabajó como artista exclusivo de la cigarrera La Moderna, pero también durante un tiempo para la Editorial Galas que todavía conserva algunas de sus pinturas.  

Además de sus calendarios, muchas de sus obras fueron utilizadas para decorar charolas metálicas que hoy son muy cotizadas. Además, por ejemplo, una de sus pinturas, La Patria, fue utilizada para ilustrar la portada del libro de texto gratuito. Su mirada se dirigió siempre a lo bonito y diferente de México, pero también a lo religioso. Así, hay pinturas de mujeres hermosas ataviadas con el traje veracruzano necesario para bailar La Bamba, pero también de una pareja que se dirige con su bebé a la iglesia para el bautizo.

En 1980 se organizó una exposición en el Palacio de Bellas Artes para mostrarle al público mexicano la formidable obra de Jesús Helguera y, además, para compensarlo de alguna manera por el desprecio del que fue objeto por la clase alta de México.  Posteriormente, se organizaron algunas exposiciones en el extranjero.

En opinión de Carlos Monsiváis, Helguera fue el “pintor de cabecera de las multitudes que vivió siempre un doble reconocimiento lento, la admiración de la mayoría y la referencia irónica de la minoría”.




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