UN CUENTO DE HADAS MODERNO: EL
FILME GUTEN TAG, RAMÓN
Ayer, junto con una amiga, vi
esta película y ambas salimos del cine con una amplia sonrisa, no sólo porque
los paisajes de Durango (estado al que esta vez sí se le da crédito) y hasta
los adobes se ven bonitos (destaca la antigua estación de ferrocarril
convertida en banco), sino porque
presenta una historia de amistad entre dos personajes disímbolos: un joven
mexicano, pobre, que no habla alemán (Ramón) y una señora alemana (Ruth), mayor
de edad, que desconoce el español pero, en cambio, tiene un gran corazón.
La historia de Ramón empieza cuando
va en un camión lleno de indocumentados que esperan cruzar la frontera y llegar
a los Estados Unidos. Los polleros los dejan en un camino abandonado, con el
camión cerrado por fuera, de manera que todos mueren, excepto Ramón. Cuando
llega la migra, Ramón es deportado a su pueblo. Aquí un amigo le sugiere que se
vaya a Alemania donde vive una tía suya que lo ayudará. Milagrosamente, recibe
dinero de un amigo herido por los narcos y que alcanza para el pasaje a
Alemania. Entonces empieza la verdadera aventura.
Ramón llega a Wiesbaden para
encontrarse que la tía ya no vive en la dirección que tenía, por lo que se
queda en la calle, con unos cuantos euros, sin ropa adecuada y sin hablar la
lengua. Empieza a pedir limosna y con esas cuantas monedas compra manzanas y
pan para sobrevivir. Por supuesto, duerme en la estación del tren.
Un día le sonríe a Ruth, que hace
sus compras en la tienda donde Ramón se para a pedir limosna, y la ayuda con
sus bolsas. Aquí empieza la amistad. Nunca se menciona la diferencia de raza
entre alemana y mexicano, ni lo tachan de indocumentado zarrapastroso y tampoco
solicitan la intervención de la policía para deportarlo. La relación se torna
tan afectuosa que Ruth incluso le permite dormir en el sótano del edificio
donde vive y le facilita ropa adecuada para el invierno.
El cuento de hadas no tiene un
final feliz como el de Blanca Nieves o La cenicienta, pero tampoco tan amargo.
Ramón regresa a su casa pero la vida le regala una grata sorpresa. Quizá pudo haber sido más espectacular, pero así resulta
creíble.
La película ha sido bien recibida
por el público. Aunque no ha tenido un éxito espectacular como Nosotros los nobles (2013), sátira de la
sociedad mexicana de clase alta dirigida por Guy Alazraki, ha recaudado
suficiente dinero en las taquillas como para competir con los filmes
norteamericanos llenos de violencia.
La película fue dirigida por
Jorge Ramírez Suárez, inventor también de la historia. Ramón es personificado
por Kristyan Ferrer, a quien le deseamos muchos éxitos en su inicipiente
carrera, y las actrices Arcelia Ramírez, en el papel de la madre, y Adriana Barraza, en el de la abuela. La
actriz alemana Ingeborg Schoner personifica a Ruth.
Una película que creemos le hace honor a México y muestra
una faceta distinta del problema de la emigración.
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