lunes, 15 de julio de 2013

EL PUENTE BALUARTE


Lejos está ya aquella mañana cuando la primavera se anunciaba tímidamente y un entusiasta grupo de amigos nos disponíamos a recorrer los kilómetros necesarios para conocer el puente Baluarte, localizado entre  los municipios de Pueblo Nuevo, en el estado de Durango, y Concordia, en Sinaloa. Esta formidable obra de ingeniería acortará las horas requeridas para viajar al puerto de Mazatlán y simplificará el camino: ya no habrá necesidad de transitar por las peligrosas cumbres de El Espinazo del Diablo.

Según la información oficial, el puente atirantado  Baluarte es el más  alto del mundo.  Supera por 120 metros al Viaducto de Millau, en Francia. Tiene una longitud de 1,124 metros, un vano atirantado de 520 metros y una altura sobre el Río Baluarte de hasta 402.57 metros. El inicio de su construcción fue el 21 de febrero de 2008 y fue inaugurado el 5 de enero de 2012, aunque todavía no es posible cruzarlo de Durango a Sinaloa.

Para su construcción, fue necesario primero abrir varios caminos hacia abajo de las montañas para transportar la maquinaria, el equipo pesado, y todos los materiales. Además, se construyó un pequeño pueblo para que lo habitaran los trabajadores durante la semana. Del lado de Durango, se abrieron veinticinco (eso me han dicho) túneles que permitieran descender hasta el sitio donde se iniciaría la construcción del puente. Estos cortes en la montaña dieron origen a unas formaciones rocosas de gran belleza, aunque también hay el riesgo de que pueda desprenderse alguna roca.

Aquella mañana, al llegar a más o menos  siete kilómetros del puente, nos encontramos con la sorpresa de que era imposible acceder  en automóvil porque el túnel ante el cual fue forzoso detenernos estaba obstruido por maquinaria pesada y materiales. Dijeron que la caminata requeriría de alrededor de 40 minutos (yo necesité de hora y media). Sin arredrarnos, emprendimos  la marcha. En el descenso nos encontramos con otros caminantes aventureros que se negaban a regresar a Durango sin conocer el puente que constantemente aparece en los anuncios televisivos.  

La aventura nos hizo sentir jóvenes otra vez. El puente, los túneles y las formaciones rocosas  bien valieron la pena. 

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