LA MISTERIOSA FALTRIQUERA
Se trata, nos informa el
diccionario, en el caso de las mujeres, de “un bolsillo que se ata a la cintura
y que se lleva colgando debajo del vestido” (yo más bien pienso que debe de haber sido debajo de un saco o disimulado por
un chal). En el caso de los hombres, “es un bolso del pantalón” (seguramente
disimulado). Otra acepción nos indica
que era “un cubillo o palco de los teatros antiguos”. En la actualidad, es una
palabra obsoleta y sólo se tropieza uno con ella en textos ambientados a
finales del siglo diecinueve o principios del veinte.
Deriva de la palabra mozárabe
hatrikáyra (lugar para bagatelas). Como sabemos, en la evolución de la lengua española, en
muchos casos, la h h derivó en f y, luego, volvió a la h. Veamos algunos ejemplos: fabulare,
fablar, hablar; fervente, hirviente;
fermoso, hermoso; fundo, fondo u hondo. Se conserva en un poema lírico anónimo que
reza: “Quién te pudiera traer/pueblo de los verdiales/metido en la
faltriquera/como un pliego de papel”. Es decir, en un lugar íntimo, muy cerca
del corazón.
Quizá las damas elegantes que
consideraban la faltriquera como elemento indispensable de su atuendo llevaban
en su interior un perfumado pañuelo, una
carta de amor, unos dulces exquisitos. Acaso los señores la usaban para el rapé
o puros de finísima calidad, unos dulces de regaliz para evitar el mal aliento
o también un pañuelo.
¿Por qué los dulces de almendra
se llaman “huevitos de faltriquera”? Sólo puedo ofrecerles, amigos lectores,
algunas suposiciones. Por ejemplo, delicados dulces propios de las grandes ocasiones, por ejemplo,
la Navidad o tal vez en la celebración de la fiesta de Corpus Christi. Por su
delicioso sabor se guardaban en una bolsita especial, la faltriquera. Como ésta
iba oculta, no era necesario compartirlos con nadie y quedaban reservados sólo
para el propio paladar.La misteriosa faltriquera
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