EL DELGADO HILO ENTRE PATRICK MODIANO Y ADOLF HITLER
¿Qué relación hay entre estos dos personajes tan separados
uno del otro en el tiempo? Pues, fuerza es admitirlo, porque el segundo y la
hecatombe en que sumió al mundo fue definitiva para la creación literaria del
escritor francés Patrick Modiano (1945), galardonado con el Premio Nobel de
Literatura en 2014 por su obra completa pero, principalmente, por su novela Dora Bruder (2014).
Hijo de de un padre judío y de una actriz belga, Modiano
nació en Boulogne-Billancourt en1945
cuando se arrojaron las bombas atómicas Fat Man y Little Boy
sobre las ciudades japonesas Hiroshima y Nagasaki, precisamente el año en que terminó la segunda
guerra mundial por lo que no vivió la terrible experiencia del nazismo pero su
novela sí tiene mucho que ver con este terrible período de la historia.
Por otra parte, hace varios días algunos periodistas y
comentaristas de la televisión –entre ellos, Sergio Sarmiento- recordaron que
este año se cumplen noventa de la publicación de Mein Kampf (Mi lucha), es decir, el
ideario de Adolf Hitler, o manual del nacionalsocialismo que condujo a
la persecución y ejecución de millones de judíos durante la segunda guerra
mundial que se inició en 1939 con la
invasión de Checoslovaquia.
Como bien señala Adolfo García Ortega en el prólogo a esta
edición de Dora Bruder, “la novela
arranca del encuentro casual, en un periódico de 1941, de un pequeño suelto en
que los padres avisan de la desaparición de su hija”, recurso literario que ha
sido empleado en muchas ocasiones por distintos escritores quienes a partir de un anuncio de periódico,
de una foto antigua, de un anuncio en un camión, son capaces de urdir una
novela o un cuento. Como la dirección de
los padres de Dora coincide con el barrio donde el narrador (que en ocasiones
se confunde con el autor) vivió su infancia, la noticia atrae su atención y
empieza a investigar.
Dora Bruder es una chica, de 15 años de edad, mide 1.55 m.
de estatura y vivía en un internado religioso, llamado del Sagrado Corazón de
María, y a cargo de las Hermanas de las Escuelas Cristianas de la Misericordia.
El día que sale del internado vestía “un
abrigo sport gris, pullover burdeos, falda y sombrero azul marino, zapatos
sport marrón”. ¿Por qué salió del internado? ¿A dónde se dirigía puesto que no
llegó a casa de sus padres? Son preguntas que quedarán sin respuesta.
¿Cómo había escapado Ernest Bruder, padre de Dora, de ser
detenido en la redada de 1941? Había emigrado Francia procedente de Austria,
pero era hijo de una familia judía. La madre, Cecile Bruder, fue detenida el 16
de julio de 1942, el día de la gran redada y enviada a Drancy; sin embargo,
poco después es liberada porque había nacido en Budapest y no había evidencia
clara de que fuera judía.
Al iniciar la pesquisa sobre el paradero de Dora, el
narrador carece por completo de información, pero la paciencia y la constancia
le permiten reconstruir no sólo la historia de la familia, sino del barrio
donde vivieron. Por supuesto, todos esos sitios frecuentados por los Bruder han
cambiado, incluso el colegio ha desaparecido. Sin embargo, las largas caminatas
del narrador le ayudan a comprender el ambiente que se vivió durante esos días
terribles, llenos de miedo, de la historia de los judíos.
Al ir jalando los hilos de la historia y bucear por horas en
los escasos archivos disponibles (los alemanes destruyeron todo al abandonar
París) va dándose cuenta de que no fueron cinco ni diez las personas
desaparecidas, sino miles, incluso muchas jóvenes de la edad de Dora, por
ejemplo, Violette Joël, Nelly Trautmann, Marie Grossman, Paulette Gothlef, por
mencionar unas cuantas. Aun cuando sus padres escribieron al prefecto de
policía solicitando información sobre sus hijas, nunca recibieron una respuesta.
El autor logra a través de sus páginas comunicarnos la
angustia experimentada por todos esos seres que sabían que tarde o temprano
iban a ser deportados al este. Hay muchos nombres, pero las vidas se parecen:
son hijos de judíos emigrados, modestos, sin educación y que trabajan como
obreros. Habitan en una sola habitación en un quinto piso y se esfuerzan por dar
a sus hijos una vida mejor. Las calles y los barrios que recorre el
autor-narrador en su búsqueda de Dora le permiten reconstruir ese París de la
ocupación alemana.
La novela de Modiano es un libro breve, a veces da más la
impresión de ser un reporte de investigación. No obstante, conmueve al lector.
Y como él nació en 1945, es inevitable recordar a Hitler y la hecatombe en que
sumió al mundo como consecuencia de su libro Mi lucha en el que tenía una
fe ciega. Este hecho y la historia de
Dora Bruder permite que, de alguna manera, uno y otro estén unidos por un
delgado hilo que no puede romperse.