EL GRAN PEQUEÑO
LITTLE BOY
Se trata de un filme producido
por el mexicano Eduardo Verástegui (no
se indica el autor del guión, por lo que suponemos que es él mismo) estrenada a principios de mayo con gran éxito en los
cines del país. Esta película se coloca en la línea detrás de filmes, por
ejemplo, como Nosotros los nobles (2013) y
Guten Tag, Ramón (2014)) que hablan de un
cine mexicano que no se relaciona con el narcotráfico o migrantes que
sufren todo tipo de atrocidades.
La historia se desarrolla en
California en los años de la segunda guerra mundial, digamos 1942, después del
ataque japonés a Pearl Harbor. Pepper (Jakob Salvati, con una estatura normal),
como se llama el niño, mide apenas 91 centímetros, por lo que sufre las burlas y los ataques de
otros niños en su comunidad. Su gran amigo que lo estimula para seguir adelante
y no sucumbir ante la adversidad es su padre (interpretado por James Busbee),
que es enviado para pelear en la guerra en el Pacífico en lugar de hijo London
porque tiene pies planos. Antes de
partir, le dice a Pepper: “Mídete desde aquí (señalando la cabeza) hasta el
cielo” por lo que el niño se defiende con todas sus fuerzas siempre animado por
la convicción de que su padre regresará.
Su nuevo amigo ahora es el
sacerdote Oliver (Tom Wilkinson) quien le aconseja hacer una buena obra para
lograr el propósito de que su padre regrese. Pepper se dirige entonces a la casa
donde vive Hashimoto (Cary-Hiroyuki Tagawa), un japonés solitario, lejos
del pueblo y muy cerca del mar. Entre los dos nace una gran amistad y Hashimoto
muestra al niño algunos libros sobre las tácticas guerreras de los samuráis lo
que le ayudará a enfrentar a quienes lo atacan incesantemente.
Cuando la familia recibe la
noticia de que el padre murió y fue enterrado en Filipinas, Pepper rechaza
tajantemente la noticia y decide que, siguiendo las tácticas de los samuráis,
hará que su padre regrese. Todas las tardes se sienta en una banca, frente al
mar, mirando con suma concentración hacia el oriente y moviendo los brazos como si fueran una flecha. Por
supuesto, la historia tendrá un final feliz.
Se trata entonces de una anécdota
relacionada con estadounidenses, pero realizada por mexicanos. El director fue Alejandro Monteverde y la película se
filmó en Rosarito, Baja California. Está hablada en inglés, por lo que los
niños mexicanos y los adultos que tampoco hablan inglés, la han visto doblada
al español. Quizá Verástegui tomó esta decisión para atraer al público
latinoamericano residente en los Estados Unidos que ya no habla español, lo que
le aseguraría una buena entrada económica.
Es una película amable, casi un cuento
de hadas, que no impide que en algunos momentos a algunas personas se les
escapen unas cuantas lágrimas. Es también un filme que nos hace sentir bien
porque vemos que los directores talentosos como Alejandro González Iñárritu
(director de Birdman, que obtuvo el
Óscar a la mejor película en 2015), Eugenio Derbez (director de No se admiten devoluciones (2013) y ahora Verástegui por Little Boy son capaces de
filmar en los Estados Unidos.
Hace poco leí en un periódico que
el actor Robert Downey había expresado el siguiente comentario -palabras más, palabras menos- refiriéndose a
González Iñárritu: “Para haber nacido en un país donde se habla español, qué
bueno que este hombre es inteligente”. Un comentario discriminatorio que no
merece ninguna disculpa.
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