lunes, 20 de abril de 2015

Comentario a la novela Kitchen

KITCHEN, UNA NOVELA PARA REFLEXIONAR


Según la crítica especializada,  Haruki Murakami, que ha vendido más de cuatro millones de su novela Norwegian Wood, Tokio Blues, y Banana Yoshimoto, con su novela Kitchen, son hoy los más influyentes escritores de Japón.  Me enteré de esta novela hace tiempo (fue publicada por Tusquets, en 1991) pero sólo la pude adquirir en noviembre pasado en la Librería Rosario Castellanos (antiguo Cine Lido), en la Colonia Condesa, en el Distrito Federal. Parecía, como ya lo comenté anteriormente, que ambos libros y sus autores  me estaban esperando.

Al contrario de Norwegian Wood, la obra de Banana Yoshimoto (cuyo nombre real es Mahoko Yoshimoto, nacida en Tokio en 1964)  es una novela breve que está  dividida en dos secciones: la que da título a la obra y “Luna llena”. Hay una tercera parte: Moonlight Shadow,  que fue propuesta para el premio de la Facultad de Arte de la Universidad de Japón.

La historia inicia cuando Mikage Sakurai, que vivía con su abuela (su única pariente) fallece y ella queda sola en una casa grande. La protagonista confiesa que al quedarse sola, “donde mejor podía dormir era junto a la nevera”. Por supuesto, en la cocina. Dice también: “Cuando llegue el momento, quiero morir en la cocina”.  En este espacio, la soledad desaparece y los recuerdos felices llenan el espíritu.

Días después, ocurre lo que Mikage considera un milagro: suena el timbre y, al abrir, se encuentra con Yuichi Tanabe que viene a invitarla a pasar un tiempo en su casa, junto con su madre Eriko. Ella acepta y así formará parte de la reducida familia Tanabe y entrará en su vida que transcurre en el décimo piso de un moderno edificio de departamentos. Cuando Yuichi le ofrece que mire todo el departamento para formarse su opinión, ella decide que sólo le interesa la cocina de la que se enamora “sólo con verla”.

Así pues, la novela no va a ser una colección de recetas japonesas adaptadas para el gusto occidental aunque en determinado momento Mikage consigue empleo en la cocina de un hotel y, para ello, debe tomar un curso de cocina francesa. Lo que transcurre  en la cocina es la vida diaria de las tres personas que habitan en el departamento y ahí se conocerán los secretos y desventuras de Yuichi y su madre Eriko, que es madre y padre a la vez.  En otras palabras, al morir la madre de Yuichi, el padre decide someterse a una operación y convertirse en una bella mujer llamada Eriko. A Yuichi ni lo sorprende la noticia ni la rechaza. La vida sigue su curso como si no hubiera ocurrido nada y Mikage se adapta a las circunstancias sin problema. Además, Eriko  decide abrir un bar que funciona hasta altas horas de la noche.  A un lector occidental conservador quizá le sorprendería el curso que toman los acontecimientos, pero Banana Yoshimoto los narra como si fuera algo que sucede todos los días.

La segunda parte de la novela, “Luna llena”,  empieza con una afirmación que nos sorprende: “Eriko murió a finales del otoño”, con lo que la vida de Yuichi y de Mikage cambiará. Antes de que esto ocurra, hay un pasaje que, de alguna manera, recuerda las  maravillosas descripciones de la naturaleza escritas por Kawabata:

La brisa del atardecer entraba por la ventana con tela metálica, y contemplando el cielo que se extendía azul con los últimos restos del calor, comíamos carne de cerdo hervida, fideos chinos fritos, ensalada de sandía… Cociné para ella, que se ponía contentísima con cualquier cosa que preparaba, y para él, que glotoneaba en silencio.

El arte japonés, sea pintura, escultura, literatura o la hechura de tapices y telas de maravillosa seda y espléndidos colores, se ha distinguido siempre por su maestría en la descripción de los paisajes, y esta novela no es la excepción aunque debo admitir que las descripciones de Marukami son extraordinarias. Hacia el final de “Luna llena” que marca el cambio en la vida de Yuichi y Mikage, cuando ella decide que debe emprender sola su camino hay otra descripción que vale la pena resaltar. Es una noche de invierno, sumamente fría, pero Mikage decide comprar un tarro de café caliente, abrigarse lo más posible, bajar los escalones y  dar un paseo a la orilla del mar: “La playa, vista desde el dique era de una oscuridad nebulosamente blanca. Sobre el mar, negrísimo, brillaban de vez en cuando sus crestas de encaje”.

La autora revela que la tercera parte del volumen, “Moonlight Shadow”, fue inspirada por la canción del mismo nombre de Mike Oldfield y escrita mientras trabajaba como camarera en un restaurante donde el gerente  accedió a relevarla de algunas tareas para dedicarse a la escritura. Como cierre del libro y de este comentario escojo estas palabras de Banana Yoshimoto: “Conquistar y crecer: creo que estas dos acciones junto con todas sus esperanzas y potencialidades, son cualidades del alma del individuo”.



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