domingo, 1 de marzo de 2015

DE KAWABATA A MURAKAMI

DE KAWABATA A  MURAKAMI: CAMBIOS EN LA LITERATURA JAPONESA  


Amigos lectores, ¿han leído alguna obra de Haruki  Murakami o, particularmente, Tokio Blues, subtitulada en español Norwegian Wood? Bien, yo he leído tres, mejor dicho, dos y una sólo parcialmente. Cuando mis amigas en el Distrito Federal empezaron a hablar de Murakami, pensé que había llegado el momento de conocerlo  Empecé con Sputnik, my love, que me aburrió pronto y la dejé a un lado. Sin embargo, el otoño pasado al entrar a la librería Rosario Castellanos (sobre quien escribí mi tesis de licenciatura) había toda una galería de obras de Murakami. Me decidí por dos: After Dark y Tokio Blues. Norwegian Wood. Me pareció que Castellanos me llevaba de la mano.

After dark es una novela muy breve: empieza a las 11:55 p.m. y termina a las 6:00 a.m. Es decir, todo sucede en una noche. Murakami nos presenta un Tokio alucinante, con más luz y movimiento que Nueva York (o al menos, la ciudad que yo conocí). Los personajes, todos jóvenes, van coincidiendo en una cafetería que nunca cierra porque parece lo más normal cualquiera  entre a la medianoche, con un libro en la mano, ordene una bebida y se ponga a leer. Así ocurre con  la chica Mari Asai que empieza a conversar con Takahashi,  un trombonista que conoció fugazmente y que no tiene intención de dejarla sola. Por casualidad, conocerán un love-ho (hotel de paso) donde todo se maneja a base de botones por lo que no hay necesidad de ver o hablar con nadie. La situación se complica por lo que ocurre a una prostituta china fuertemente golpeada por su cliente y Mari se convierte en detective. Por el contrario, la bella Eri, hermana de Mari, duerme profundamente en su recámara mientras alguien la observa desde un televisor encendido.  Los padres no aparecen ni tienen ningún rol importante en la historia. 

La novela Tokio Blues Norwegian Wood (melodía compuesta por los Beatles), de la que se han vendido más de cuatro millones de ejemplares según se informa en la solapa, tiene casi 400 páginas que hay que leer con atención. La música juega también un papel importantísimo.  La narración empieza cuando Watanabe, de 37 años, aterriza en Hamburgo y retrocede en el tiempo hasta su juventud, cuando a los dieciocho años llega al Instituto para continuar su educación y donde poco después conocerá a Kizuki, quien le presentará a su novia Naoko, que se convertirá en un personaje fundamental en la vida de Watanabe. Podemos entonces clasificarla como una Bildungsroman, una historia de iniciación o adolescencia. 

La novela es realmente un blues porque predomina el tono melancólico que a veces explota con alegría y que alterna con otros ritmos. Al comentar un amigo,  en la radio, que, en español,  Bosque de Noruega,  no sonaba realmente romántico y que ese  subtítulo era incomprensible,  otra amiga nos informó que es el nombre de un gato exportado desde Noruega apenas en la década de 1970, por lo que es un miembro relativamente reciente del club felino. El libro que consulté añade unos datos interesantes:

Históricamente hablando, una leyenda noruega nos habla de skogatt, un gato habitante de las montañas con capacidad para escalar las escarpadas rocas, imposibles para otros, En realidad, el bosque de Noruega es un magnífico escalador, con un aspecto un tanto etéreo, por lo que la leyenda puede estar basada en hechos reales. Los cuentos populares mencionan asimismo a gatos enormes servidores de Freya, la diosa noruega del amor y la belleza. (Guía completa de gatos, p. 181). 

Entonces sí cobra sentido el subtítulo. Como todos sabemos, el gato es un animal sensual, que se estira lánguidamente y deja que lo acariciemos cuando lo desea. De otro modo, se escabulle. El Bosque de Noruega  tiene un pelo largo y sedoso que despierta el deseo de acariciarlo. Y así es Naoko, la amada de Watanabe, dueña de una hermosa cabellera negra, que un buen día desaparece sin dejar rastro.

 La historia de ese amor y de cómo va madurando Watanabe es el hilo conductor de la novela. Hay  también personajes secundarios importantísimos que revelan la forma de ser de los jóvenes japoneses actualmente (según Murakami) y la frecuencia con que recurren al suicidio sin dudarlo: los padres y la familia carecen de importancia y apenas si se les menciona.  Tampoco hay ninguna preocupación por la religión.

Murakami ha escrito novelas que se apartan por completo de los objetivos propuestos por Kawabata (galardonado con el Nobel en 1968) que defendía las tradiciones del Japón,  que se oponía radicalmente a la occidentalización de su país y que se suicida en 1972. Por el contrario, Murakami se abre al mundo y a la música occidental y ofrece al lector seguramente una visión real del Japón actual.  


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