martes, 19 de agosto de 2014

EL COLECTOR PLUVIAL SUR (Publicado originalmente en 1998 pero no ha perdido actualidad).

LA CONSTRUCCIÓN DEL COLECTOR PLUVIAL SUR

Quienes navegamos cada verano en las caudalosas aguas del Boulevard Domingo Arrieta, la pasamos mal. Los propietarios de embarcaciones pequeñas (VW,  Golf, Nissan, Caribe, algún calafateado Renault o un chocolate construido con partes de otros vehículos) sufrimos cuando los orgullosos dueños de trasatlánticos (Suburban, Ram Charger y todo tipo de pick ups) navegan a toda velocidad y aumentan el nivel de las aguas creando olas innecesarias. ¡Ni hablar de los buques-tanque  (registro “SEP-AZTECA-IMSS o CAMIONERA POR LIBERTAD) que arremeten contra los menos altos y, en ocasiones, propician que las pequeñas naves encallen sin remedio.

Por ello, recibimos con gusto la noticia, hace casi dos años, de que iniciaría la construcción del Colector Pluvial Sur que aliviaría las inundaciones y las tribulaciones e los pilotos. En el embarcadero de Soriana Madero se congregaron autoridades y público en general (¿serían marineros de corazón?) y una tarde se anunció que, ahora sí, comenzaban las obras.

Primero, se trabajó en la zona del Huizache (también peligroso río veraniego) y, mañana del otoño de 1997, sin decir agua va, ni mediar anuncio radiofónico o letrero que informara a los navegantes cuál sería la situación aquel lunes, se cerró la glorieta Madero y todos, sin excepción, debieron virar por el río Hacienda Santa Patricia (Fraccionamiento Camino Real) y arreglárselas como pudieran para dirigirse a su destino final.

El polvo se adueñó del ambiente hasta el jueves 12 de diciembre cuando la “nieve negra” (porque en unos cuantos minutos la temperatura descendió 12 grados congelando árboles, jardines y tuberías) cubrió la ciudad, La máquina excavadora quedó muda e inmóvil durante dos meses al lado de un alto cerro de tierra y piedras.  Un vecino comentó que el radiador se había estropeado por el congelamiento. Sin embargo, un día desapareció. Alguien comentó que la habían reparado y  que se la habían llevado para trabajar en los nuevos canales que se estaban construyendo en otros rumbos de la ciudad (por aquello que de que son áreas más populosas  y estamos en época de elecciones).

Inesperadamente, el ¿trascabo? Reapareció y se puso manos a la obra con toda celeridad. Esta vez los navegantes se enfrentaron a la noticia (otro lunes caótico) de que una de las vías del Boulevard Domingo Arrieta se convertía en canal de doble sentido. Como en otoño, sin previo aviso y sin respeto ni consideración a la ciudadanía.

Eso sí, la obra beneficiaría a la comunidad; no obstante, un poco de cortesía y previsión habrían evitado molestias y enojos y la población la habría aceptado con mejor talante. Por ejemplo, ¿por qué no se pavimentaron las calles de Tierra Blanca como vías alternas? ¿Por qué, además de recomendar su utilización, no se colocó un mapa espectacular, con anticipación, informando cuáles eran y cómo llegar a ellas? Los semáforos, por supuesto, no funcionan desde hacer meses, a pesar del intenso flujo naviero. Los agentes de navegación (tránsito) sólo se dejan ver algunos días y en las horas pico: después, todos quedamos librados a nuestra buena suerte y a la civilidad de los conciudadanos.

Ahora, se trabaja intensamente. Pero ¿se concluirá la obra antes del día de las elecciones y, lo que es más importante, cumplirá los fines para los que fue diseñada? En otras palabras, ¿se resolverá el problema de las inundaciones en días de tormenta?

Para quien lo ignore, conviene recordar que el agua sube de 0.50 a 1.00 m. y que las lagunas o estanques se forman como por arte de magia (quizá se podrían utilizar como criaderos temporales de peces).  Los buques-tanque, cuando llevan el pasaje hasta la SEP dejan a los pasajeros a buena distancia (para no correr el riesgo de encallar) y éstos deben nadar o mojarse hasta la rodilla para llegar al sitio de trabajo. 

Desde que tengo uso de razón, la Acequia Grande se derramaba tres o cuatro veces al año, anegando toda la zona en ambas márgenes. Después, se entubó y afirmó que ya no habría más inundaciones. A pesar de ello, año tras año nos congratulamos si logramos cruzar el área sin quedarnos a media laguna.

¿Cuál será el futuro para los que vivimos en Tierra Blanca y a ambos lados del multicitado Boulevard?
´

(Publicado el 17 de mayo en la revista Transición Siglo XXI)

No hay comentarios.:

Publicar un comentario