PLAZA FUNDADORES EN
DURANGO, MÉXICO
La ciudad de Durango festejó el
año pasado el 450 aniversario de su fundación, la cual tuvo lugar el 8 de julio
de 1563. Este hecho se precipitó, nos informa el historiador y autor de obras
dramáticas Enrique Mijares Verdín, en su libro La construcción de la ciudad. Durango a cordel y regla, (2000),
porque Francisco de Ibarra decidió “formalizar la posesión del territorio que
le había sido concedido”. Cada año,
entonces, en la esquina de las calles 5 de Febrero y Juárez, se lee el bando
solemne conmemorando ese hecho.
Para dar mayor solemnidad al aniversario,
se construyó a toda velocidad la Plaza Fundadores, sobre la calle 5 de Febrero,
entre Constitución y Bruno Martínez, muy próxima a la Plaza de Armas y también
a la Plaza IV Centenario construida en 1963 en el sitio que durante muchísimos
años ocupó el hermoso y recoleto Jardín Victoria, bautizado así en honor del
primer presidente de México Guadalupe Victoria (bautizado como José Miguel
Antonio Adaucto Fernández Félix, y nacido en Tamazula, Durango, el 16 de
septiembre de 1886).
La Plaza Fundadores se edificó en
un predio que tiene una larga historia. Está anexa al ahora llamado templo de
San Juan de Los Lagos (y que la gente insiste en llamar san Juanita, quizá
porque son las vírgenes las que más brindan protección) y que durante siglos
fue conocido como la Parroquia del Sagrario donde se registraban los
nacimientos, entre ellos, el mío. Hubo que demoler el edificio que ocupaba ese
predio y construir unos poderosos contrafuertes para sostener el muro del
templo que, de otra manera, corría el riesgo de venirse abajo.
Según el historiador Javier
Guerrero Romero, la historia de este sitio se remonta al siglo XVII porque ahí
se construyó un edificio de gran tradición: el Colegio Jesuita que, al cabo de
muchos años y de muchos acontecimientos, se convirtió en el Edificio Central de la Universidad Juárez. En el lugar que hoy ocupa la Plaza Fundadores se construyó, en el mismo siglo XVII, una casa para los estudiantes del Colegio
Jesuita. Allí también estuvo la celda
que ocupó Guadalupe Victoria cuando cayó en desgracia. En el siglo XVIII y tras la expulsión de los
jesuitas del territorio de la Nueva España, este edificio conocido como El
Colegito, se convirtió en la residencia de los seminaristas.
En 1830, parte del edificio fue
rentada con el fin de aumentar los
ingresos para el sostenimiento del Colegio. Al promulgarse las leyes de
Reforma, el edificio, ya entonces conocido como El Palomar, fue expropiado y vendido a particulares. A fines
del siglo XIX fue demolido para construir la Mueblería Villarreal y las oficinas de la Compañía de Luz y Fuerza
del Centro. Poco antes de la Revolución de 1910, en la planta baja del edificio
estuvo la Mercería Alemana, como lo relata la señora Johann Caroline Wehmeyer
Bose en su diario Adiós a Durango, publicado
por el Instituto de Investigaciones de la Universidad Juárez del Estado de
Durango, que sólo vivió aquí un año. La familia Bose ocupó uno de los
departamentos de la planta alta que tenían espaciosas recámaras y techos
altísimos porque, en la década de 1950, en uno de ellos vivió un primo mío, así que
tuve la oportunidad de conocerlos personalmente. De hecho, en una fotografía
tomada el día de mi graduación, donde aparezco de pie en la esquina de las
calles de Constitución y Avenida 20 de Noviembre, a punto de entrar a la
Catedral, en el fondo se aprecia El
Palomar, que se incendió después y, en su lugar, se construyó un edificio tipo
cajón con oficinas; en la planta baja se estableció la tienda Sears hasta la
demolición del año pasado.
La Plaza Fundadores está provista
de fuentes que se activan ocasionalmente. Hay un breve espacio para conciertos y sobre
un muro se ha construido un alto relieve que muestran la fusión de los
militares españoles, los misioneros franciscanos (se presume que se trata de
Fray Jacinto de San Francisco), los indígenas
mexicas y tlaxcaltecas y los esclavos negros. En otro extremo se alza una especie de
rallador (que pretende ser una estela de luz) y que muchos piensan que estorba
al conjunto.
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