lunes, 21 de julio de 2014

Comentarios sobre la exposición de Zárraga en Bellas Artes en junio-julio 2014

ÁNGEL ZÁRRAGA,  PINTOR DEL CUERPO Y LA RELIGIOSIDAD
La dádiva

Hace unos días tuve la oportunidad de visitar la espléndida exposición de este distinguido pintor nacido en Durango, y relegado al olvido durante muchos años,  que estará abierta al público en el Palacio de Bellas Artes hasta el fin de julio. Era una luminosa mañana dominical y el Centro Histórico del Distrito Federal estaba pletórico de visitantes: los amantes de la bicicleta disfrutaban disponer de la Avenida Juárez para ellos solos, los asistentes al concierto se apresuraban a subir las escaleras, los interesados en escuchar la conferencia sobre Efraín Huerta en la Sala Manuel M. Ponce se dirigían hacia allá y los que teníamos interés en admirar las pinturas de Zárraga enfilábamos hacia el segundo piso. 
   
Titulada “El sentido de la creación” e integrada por 85 cuadros ofrece al visitante  una muy grata experiencia visual y un alimento para el espíritu. Los curadores decidieron dividirla en tres secciones: “Diálogos de la creación”, “El cuerpo:  la  perfección entre lo humano y lo divino”  y “El otro muralismo: más allá de la perspectiva nacionalista”. Yo agregaría que también es importante señalar los elementos de la mexicanidad que aparecen en muchos cuadros dado que durante mucho tiempo y dada su larga residencia en Francia, se consideró que Zárraga se había ocupado poco de lo mexicano.

Uno de los cuadros en donde mejor se aprecia el interés del pintor durangueño por el cuerpo es el “Martirio de San Sebastián”. Zárraga muestra al santo herido por una flecha; a sus pies, arrodillada, se aprecia a una mujer de largas y finas manos, vestida de negro y peinada al estilo de los años veinte. Otro maravilloso, en mi opinión, se titula “Alegoría de septiembre” donde presenta, en un lado,  a un viejo recostado (metáfora de la vejez)  y, en el otro, a una joven y bella  mujer (metáfora de la plenitud de la vida). Los separan frutas y flores, es decir, los goces de la vida en la juventud.

En 1922, y quizá inspirado por su primera esposa Jeanette Ivanoff, que practicaba el futbol, pintó el lienzo titulado “Las futbolistas”. Pero no fue el único. Hay otros dedicados a las mujeres futbolistas en distintas jugadas y posiciones, así como varios cuadros dedicados a los jugadores de rugby. Habría que mencionar también el cuadro que presenta al actor de cine mudo Ramón Novarro, con el torso desnudo, sosteniendo un balón. Tanto los hombres como las mujeres se ven fuertes y aguerridos; en otras palabras, es otra manera diferente de mostrar el cuerpo.

Dentro de la fase realista por la que atravesó Zárraga durante su estancia en España destaca, en mi opinión, el cuadro titulado “La dádiva”. De nuevo aparecen en un lado de la pintura dos viejos canosos y encorvados, uno de ellos con la mano extendida. En el otro, dos jóvenes mujeres cargadas de uvas, que también están regadas por el suelo, junto con unos melones. Una de ellas semioculta  su desnudez por un chal español sostiene en la mano un racimo de uvas pero que no tocan la mano del mendigo.

Una pieza emblemática es “La adoración de los reyes” pintada en 1911.  Presentada en forma de círculo, muestra a los reyes ataviados con suntuosas telas, como también son suntuosos los obsequios que entregan a Jesús. Ocupaba para sí sola un pequeño espacio que, al mismo tiempo que la mostraba en toda su belleza, cerraba la exposición.

Cuadros de Zárraga habían aparecido en anteriores exposiciones. Quizá en 1989, dentro de la muestra titulada “Ángeles y arcángeles”, en el Palacio de Iturbide, se presentaron tres cuadros: dos eran representaciones de San Miguel, uno, al estilo cubista y el otro cubierto con armadura medieval. El tercero era un dibujo de grandes dimensiones de San Gabriel donde sobresalía el tratamiento que el pintor daba a manos y pies.  En 1995, en el Museo Nacional de Arte (en la calle de Tacuba), en la muestra titulada “Joaquín Clausell y los ecos del impresionismo en México”, se incluyeron cinco cuadros de Zárrraga. 

En la ciudad de Durango, cuando se inauguró el Museo que llevaba el nombre del pintor (y que ya no existe más) localizado en una casona en la esquina de las calles Negrete y Pasteur, se brindó a los visitantes la posibilidad de conocer la obra de Zárraga en su lugar de nacimiento. Durante el tiempo que estuvo abierta la muestra, fue custodiada por elementos del ejército para evitar cualquier desaguisado.

Ángel Zárraga nació el  16 de agosto de 1886 en el Barrio de Analco, que todavía hoy conserva la armonía arquitectónica que otrora caracterizaba a la ciudad. Al establecerse sus padres en la capital del país, el futuro pintor estudió en la Escuela Preparatoria y comenzó sus cursos de arte en la Academia de San Carlos. En 1909 junto con José Vasconcelos, Alfonso Reyes , Pedro Enríquez Ureña, Antonio Caso y muchos más fundó el Ateneo de la Juventud.

En 1904 Zárraga viajó a Europa para continuar su formación. Estuvo primero en Bruselas. Luego, en España e Italia. Trató de regresar a México, pero un desacuerdo con Diego Rivera relacionado con el muralismo, lo decidió a permanecer en Francia donde decoró iglesias, hospitales, y también los muros de la Embajada de México en París. Regresó a México en 1941 cuando Francia fue invadida por los alemanes.

En nuestro país pintó los murales que adornan la Catedral de Monterrey, También pintó la serie titulada “La riqueza”, “El placer”, “La abundancia” y “La miseria”, que puede ser vista como un solo mural dividido en cuatro temas relacionados entre sí, para el Club de Banqueros, entonces ubicado en los pisos superiores del edificio Guardiola (en la esquina de Madero y el Eje Central). Trabajaba en un mural relacionado con el deporte en la antigua Biblioteca México, en el edificio conocido como La Ciudadela, cuando debió suspender su trabajo debido a la enfermedad. Falleció en México el 22 de septiembre de 1946.

Las futbolistas


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