Los
sellos de correo
Pensaba que cuando me jubilara me dedicaría a ordenar mis timbres, pero todavía están guardados en tres cajas. Disfruten de éstos. |
Según datos
obtenidos del internet, los primeros sellos de correo aparecieron en Londres,
el 1º. de mayo de 1840. En nuestro país,
el sistema postal propuesto por Sir Rowland Hill fue adoptado en febrero de
1856. Seis meses después empezó a circular la primera estampilla del México
moderno, con la figura de don Miguel Hidalgo y Costilla y un valor de dos
reales.
El término
filatelia (de filos, amor y de ateleia,
pagado previamente) fue propuesto por el francés Georges Herpin, quien lo
utilizó por primera vez en la revista Le
collectioneur de timbres postes, en noviembre de 1864. Fue aceptado por la
Real Academia Española de la Lengua en 1922 y quizá pronto sólo sea familiar a los amantes de los sellos
postales.
En Durango, a
mediados del siglo veinte, filatelistas
reconocidos fueron don Salvador Salum, propietario del almacén Las Fábricas de
Francia (situado en la esquina de las calles 5 de Febrero y Victoria) que logró
reunir una espléndida colección de
timbres de Francia exhibiéndola para
deleite del público en la planta alta
del edificio durante unas fiestas de la
ciudad. Por su parte, Federico Schroeder, dueño de la dulcería Las Mariposas,
que todavía existe sobre la calle 5 de Febrero, poseía una notable colección de
sellos postales de Alemania. A mi vez,
llegué tener una considerable cantidad de timbres de muchos países que guardaba
sin orden ni concierto en cajas de
cartón esperando tener tiempo para ocuparme de ellos como se debe. Es decir, se recortan del sobre sin lastimar
las orillas, se remojan durante breves minutos en agua tibia jabonosa, se
enjuagan con agua fría con todo cuidado, se secan y se colocan entre las hojas
de un cuaderno para que se sequen.
Los timbres que el
lector aprecia en la ilustración nos hablan de distintos acontecimientos
históricos de nuestro país. Por ejemplo, hay uno que conmemora el centenario
del nacimiento del distinguido escritor regiomontano Alfonso Reyes (1889-1989).
Otro recuerda el 200 aniversario del natalicio de la valerosa Leona Vicario,
que participó sin titubeo en la lucha por la independencia del país y que
contrajo matrimonio con don Andrés
Quintana Roo. Uno más recuerda la
celebración del Gran Premio de México, Fórmula Uno; otro celebra el 80
aniversario de la nacionalización de los ferrocarriles. El que cierra la
colección conmemora el 50 aniversario del fallecimiento del gran músico
durangueño Silvestre Revueltas y fue cancelado en solemne ceremonia en esta
ciudad, la misma mañana que se presentó el
libro Silvestre Revueltas por él
mismo (México, Eds. ERA, 1989). Por supuesto, a lo largo de la historia del
correo, ha habido otras colecciones importantes, por ejemplo, la
correspondiente a los Juegos Olímpicos de 1968, que también se convirtió en
carteles y la dedicada a las aves de nuestro país que destacó por su belleza y colorido. En la misma
ilustración se aprecian unos cuantos sellos de la colección Grandes Educadores
de la SEP. Entre ellos vemos a José Vasconcelos, a Estefanía Castañeda Núñez, a Rafael Ramírez Castañeda y a Rosaura Zapata
Cano. Los conservo con mucho cariño porque me fueron obsequiados por una alumna
al concluir un curso de literatura mexicana.
La filatelia no es un pasatiempo barato. Una
colección completa llega a costar una fortuna. Además, requiere de mucha
atención porque hay que saber que cuándo se ponen a la venta los timbres para
comprarlos todos. En el Distrito
Federal, las series se adquirían en la planta alta del hermoso Palacio de
Correos en el Centro Histórico. Aquí llegué a comprar algunos cuando la oficina de
correos se localizaba sobre la calle Constitución, cerca del entonces Cine
Imperio. Sin embargo, la gran mayoría de los que han pasado por mis manos los
recorté de la correspondencia recibida, además de muchos que me fueron
obsequiados por amigos (pen pals,
como se dice en inglés) cuando formamos una cadena de estudiantes para
intercambiar todo lo que pudiera contener un sobre: billetes, tarjetas
postales, timbres. A veces, incluso monedas que la aduana dejaba pasar.
Los sellos de correo son una forma importante
para conmemorar hechos relevantes o para dar a conocer el patrimonio artístico
y cultural de una nación. Los de nuestro país cada día se vuelven más escasos, bien
porque la gente prefiere el correo electrónico, útil y rápido, pero carente de misterio y de
poesía. Nada se compara, en mi opinión, con el deleite de sopesar el sobre en
la mano, reconocer la escritura en el sobre, admirar el sello postal y anticiparse
al contenido de la carta.
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