TELENOVELAS
MEXICANAS: UN PRODUCTO DE EXPORTACIÓN
Para nadie es un secreto que las
telenovelas mexicanas producidas por TELEVISA han tenido gran éxito en
muchísimos países y que han sido traducidas a diversos idiomas. Parece que a
TELEVISIÓN AZTECA no le ha ido tan bien
porque recientemente anunció que suspendería la producción de telenovelas y despidió
a actores, técnicos y demás personal necesario para este tipo de filmación.
Ahora prefiere los programas de entretenimiento (bastante bobos, en mi opinión) y de concurso como Escape perfecto, El legado y Master Chef. Sin embargo, sus novelas sí
ayudaron a varias actrices y actores a conseguir fama y dinero; por ejemplo, a Margarita
Gralia y a Paola Núñez, como actrices, y a Omar Fierro, Sergio Basáñez y Andrés
Palacios, entre los actores. Mencionemos, de paso, que Angélica Rivera,
protagonista de La Dueña (1995) y, en 2007, como la Gaviota, en la telenovela Destilando amor, y actual esposa del
presidente Enrique Peña Nieto declaró
que había ganado 480 millones de pesos con TELEVISA, suma que le sirvió para
comprar la tan cuestionada Casa Blanca de Las Lomas.
Esta introducción viene a cuento
porque TELEVISA y la Universidad
Iberoamericana ofrecen desde hace tiempo un diplomado sobre guionismo, con duración de dos años, para quienes están
interesados en aprender a escribir guiones para telenovelas y también para
series, aunque estas últimas no tienen tanto éxito entre los televidentes
mexicanos. Al concluir el diplomado, los
estudiantes deben presentar, como tesis, una novela breve más diez capítulos
listos para ser grabados.. Como es natural, son muchos los que estudian el
diplomado, pero pocos los escogidos para colaborar con la empresa. Sin embargo, ahora que se producen tantas
novelas en Miami y en Los Angeles quizá puedan conseguir trabajo allá.
Hagamos un breve recuento de
algunas telenovelas famosas de TELEVISA. Por ejemplo, las tres filmadas por
Thalía: María Mercedes (1992), Rosalinda (1999), y María la del barrio (1996). El actor y escritor de telenovelas,
Ernesto Alonso, protagonizó una que llamó mucho la atención: El maleficio (1993). Podemos también
incluir las diferentes versiones que se filmaron de Corazón salvaje (1993); la última, creo, protagonizada por Eduardo
Palomo, Edith González y Ana Colchero (a la que también se le pagó una elevada
suma) en la cual causó furor el personaje
de Juan del diablo. Notable fue también Los
ricos también lloran (1979), con Verónica Castro, que presentaba la idea de
que no sólo los pobres son desdichados. Hubo
también novelas infantiles entre las que destaca Mundo de juguete, filmada en los años setenta, con las actrices
Graciela Mauri y Sara García.
La competencia, es decir,
TELEVISIÓN AZTECA, intentó producir telenovelas de un corte distinto que
incluyeran la política; por ejemplo, Nada
personal (1996), con la famosísima canción (con el mismo título) de Armando
Manzanero, interpretada por Lisette. El año siguiente (1997) se filmó Demasiado corazón, que no alcanzó el éxito de la anterior. La más revolucionaria
porque presentaba ante la sociedad
mexicana un tema tabú (el amor de una mujer mayor por un hombre más joven) fue Mirada de mujer (1997), con Angélica
Aragón y Ari Telch en los papeles protagónicos.
La telenovela es un melodrama
donde debe existir la mujer buena a la que le sucede toda una serie de desgracias pero que, al final, resulta
triunfante. Luego, la villana, capaz de
todas las maldades. ¡Ah! Aun cuando la mujer mexicana tiene el pelo obscuro, la
protagonista por lo general era rubia, con ojos claros. La villana, entonces,
era morena con el cabello negro. El
protagonista masculino, asediado por la
villana y acusado de robos y actividades ilícitas, se envuelto en muchos líos y
corre el riesgo de perder a su amada, aunque todo se aclara al final. Luego,
todos los demás personajes que conforman una especie de telón de fondo y que
sirven para el lucimiento de los protagonistas. Imprescindible, además, en las
telenovelas mexicanas es la presencia de la Virgen de Guadalupe, en estatua o
en imagen, a la cual se encomienda la protagonista.
Muchas telenovelas contemporáneas
son sólo refritos de otras filmadas años atrás y, aunque el público lo sabe, sigue viéndolas
y comparándolas con las anteriores.
Dicen algunos autores que la sociedad mexicana está tan habituada a este
género televisivo que es imposible cambiarlo porque se corre el riesgo de
perder a la audiencia. Por ejemplo, mencionan que se hizo un intento de
presentar series que no tuvieron éxito aunque son tan populares en otros
países, como los Estados Unidos.
El origen de las telenovelas se
remonta al siglo diecinueve cuando existían las novelas por entregas. Es decir,
se publicaba un capítulo por semana y se dejaba
en suspenso al lector que no sabía qué ocurriría después por lo que no
podía dejar de comprar el periódico. Las telenovelas proceden de la misma
manera: el final de cada capítulo contiene un elemento de suspenso que se
resolverá al día siguiente.
Dado que la tecnología ha
introducido muchos cambios en la sociedad contemporánea, no será posible hacer
refritos de las historias del pasado. ¿Cómo serán las nuevas telenovelas? Los
estudiantes egresados de este diplomado, ¿tendrán la habilidad de escribir historias
para las
audiencias de nuestros días? El cine ya ha producido filmes con temas
actuales, por ejemplo, Tengo un e-mail (1998), protagonizada por Meg Ryan y Tom Hanks
y dirigida por Nora Ephron. O como las noticias diarias son tan desalentadoras,
¿preferirá el público olvidarse de la realidad a través de la televisión?
Las telenovelas mexicanas se han
distribuido por el mundo y se han traducido a muchos idiomas, incluyendo el
chino. Es cierto que la grabación de cada
episodio cuesta muchísimo dinero, pero ¿cuánto gana la empresa con esa
distribución? Entonces, es muy posible que TELEVISA se adueñe del mercado ahora
que TELEVISIÓN AZTECA le ha dejado el camino libre.