RÍO ESCONDIDO
Recientemente la Cineteca Municipal exhibió la película Río Escondido, filmada en 1947, y protagonizada
por dos famosos actores mexicanos: María Félix y Carlos López Moctezuma, cuatro
años después de que María Félix se volviera famosa por su participación en la
película Doña Bárbara (1943) según la
novela del mismo nombre del escritor venezolano Rómulo Gallegos. A pesar de que
María era muy joven para representar al personaje que le correspondió, lo hizo
tan bien que le valió el calificativo de La
Doña que no la abandonó en toda su
vida y que a ella le encantaba.
La película inicia cuando María Félix, que interpreta a una
maestra rural, va a despedirse del presidente de la república que la ha enviado
a un lejano pueblo dominado por un cacique, que no ha permitido que la
educación progrese. No se dice quién fue el presidente pero tiene rasgos de
Lázaro Cárdenas, aunque ya en los años veinte cuando fue Ministro de Educación,
José Vasconcelos, mostró una gran preocupación por el analfabetismo
predominante en el país, por lo que se esforzó para mejorar la educación. Incluso,
invitó a la escritora chilena Gabriela Mistral, conocida como la maestra de
América, para que colaborara con él y lo auxiliara con los programas
educativos.
Al inicio de la película, María Félix lleva un vestido
blanco, a media pierna, que suponemos es de manta, y cubierta con un largo
rebozo negro (colores que predominarán a lo largo del filme). El cabello está peinado en dos grandes trenzas que
cuelgan a su espalda y que era el peinado tradicional de las mujeres del campo.
Ella se compromete a cumplir la
encomienda sin importar los obstáculos porque también comparte la idea de que
los niños deben aprender a leer y a escribir.
Río Escondido es un pueblo lejano adonde no llega ni el tren
ni el autobús, así que debe caminar un largo tramo por un campo desértico bajo
un tórrido sol. Al bajar del tren conoce a Felipe, un médico rural, que se
dirige a un pueblo vecino y que le ofrece ayuda en cuanto la necesite. Cuando
se despiden le regala una pistola que le será muy útil para defenderse.
El pueblo está dominado por el cacique que lo considera como
de su propiedad. Ha dado muerte a muchos hombres y se apropia de cualquier
mujer que le parezca atractiva, como sucedió con la anterior maestra. Se adueña,
además, de la noria e impide que los habitantes obtengan agua. Se enfrenta de
inmediato a la nueva maestra, pero ella se muestra fuerte y decidida a cumplir
con su misión. La película termina con la muerte de la maestra pero, antes de
morir, ella elimina al cacique.
La fotografía es de Gabriel Figueroa, el gran maestro de la
época del cine de oro mexicano, y que dominó el uso de los colores blanco y
negro. Ya mencionamos que la escena inicial abre con blanco y negro, en el
atuendo de María Félix, pero luego veremos tomas del firmamento y del desierto
donde estos colores juegan un papel importante, además de que simbolizan, de
alguna manera, el bien y el mal.
Hay una escena magnífica desde el punto de vista de la fotografía.
Se trata de mujeres, que se ven de perfil, cubiertas con chales negros, sin
hablar y sin moverse. Me dieron la impresión de ser estatuas griegas. La escena
corresponde a un velorio porque el cacique ha dado muerte a un niño, vestido de
blanco, que se atrevió a sacar un poco de agua de la noria.
Tanto María Félix como Carlos López Moctezuma iniciaban su
carrera en el cine. Lo mismo ocurría con el fotógrafo Gabriel Figueroa que se
distinguiría a lo largo de su trayectoria por el uso de estos colores y quien
tendría la oportunidad de fotografiar no sólo a María Félix sino también a
Dolores del Río y a Andrea Palma. Carlos López Moctezuma tenía el tipo ideal
para representar a un villano y lo hizo en muchas películas. Los galanes en
filmes posteriores serían Pedro Armendáriz y Jorge Negrete.
Si bien es una película filmada hace más de medio siglo
tiene un gran valor porque impulsó las carreras de los protagonistas, del
fotógrafo y del cine mexicano de ese tiempo.