martes, 27 de junio de 2017

El atole es una bebida muy popular en México en cualquier época del año.

EL ATOLE EN MÉXICO

Francisco Javier Clavijero, el respetado y notable jesuita e historiador mexicano nacido en Veracruz en 1731 y fallecido en Bolonia, Italia, en 1787, escribió en 1780:

El atolli  (que los españoles los llamaban atole) son unas gachas (una bebida) hechas con la masa de maíz bien cocido, bien molido, deshecho en agua y colado; ponen al fuego el caldo filtrado por el cedazo y allí le dan nuevo cocimiento hasta que adquiere la densidad conveniente. Al paladar de los españoles son insípidas pero reconocen su utilidad y las ministran comúnmente por alimento a sus enfermos. A los indios son tan gustosos que no pueden pasar sin ellas; éste era y es hasta hoy su desayuno y con él toleran las rudas fatigas de la agricultura y de todos los empleos serviles en que se ejercitan…”

Si bien hoy ya no es necesario poner a hervir el maíz muy temprano en la mañana para después llevarlo al molino (aunque quizá todavía sí lo sea  en algunos pueblos muy aislados en la sierra) para obtener la masa porque ahora se puede adquirir en las tortillerías o prepararla con MASECA (polvo de maíz), lo cierto es que el atole no ha sido olvidado y sigue consumiéndose cuando alguien tiene un problema estomacal o en los meses de invierno porque ayuda a entrar en calor. Si
se le agrega chocolate y se hierve con el atole, se convierte en champurrado que es delicioso y hace buena pareja con los tamales.

A continuación les escribo una receta de mi amiga Rosa de Guadalupe Gutiérrez que me consta es excelente. No se indican las cantidades exactas porque cada cocinero debe decidir lo que necesita.

INGREDIENTES

Un poco de masa
Canela (molida o entera), anís y un pedazo de cáscara de naranja
Piloncillo o azúcar morena o mascabado
Una pizca de sal

ELABORACIÓN

Se pone a hervir el agua en una olla junto con la canela, el anís y el pedazo de cáscara de naranja. Mientras, se afloja la masa con agua para poder agregarla al agua hirviente. Luego, se agrega al agua y se le añade el piloncillo o el azúcar con una pizca de sal.

Se deja hervir hasta que la masa se haya incorporado bien al agua y esté bien cocida. Se retira del fuego y se sirve en jarritos o tazas y se disfruta solo, con tamales o con pan.

Como dice el refrán, existen tantos guisos como cocineros haya. Y es verdad. En el hermoso libro Los atoles de Acapetlahuaya (en el estado de Guerrero) ofrecen una receta preparada con galletas Marías (quizá sea más fácil conseguirlas que la MASECA en algún supermercado internacional) que transcribo a continuación porque puede ser que algún lector en el otro lado del mundo que decida probar su suerte.

ATOLE DE GALLETA

INGREDIENTES

4 paquetes de galletas Marías
5 litros de leche
¼ kg. De azúcar
1 cono de piloncillo (si no hay, pues utilizar azúcar mascabado)
1 litro de agua

ELABORACIÓN

En una olla se pone a hervir la leche; las galletas se muelen en una licuadora para obtener la galleta molida  y disolverla con agua. Posteriormente se agregan a la leche caliente conforme vaya espesando, se mueve varias veces. Por último, se le agrega el piloncillo y el azúcar (esto es para que no se queme). Se deja al fuego unos 20 minutos. Ocasionalmente, se le agregan pasas al gusto de cada persona.


Como ven, amigos lectores, la cocina también se va transformando a medida que pasa el tiempo y surgen ingredientes que pueden utilizarse cuando uno está lejos de México. Ojalá lo prueben y lo disfruten.  

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